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Hola a todos. Como alguno ya sabíais, andaba preparando una nueva historia y no la quería subir hasta que no la terminara, pero como ya tengo 17 capítulos hechos, que son bastantes, pues he decidido comenzar a subirla ya y en los ratos libres seguir haciendo la historia hasta que la termine y sólo me quede escribirla. Respecto a la historia, he intentado que sea completamente distinta en muchos aspectos y creo que lo he conseguido. A ver lo que opináis. Un saludo fuerte a todos. MANOS BLANCAS CAPÍTULO 1 Un túnel, una luz cegadora al final y una sombra… Corría el año 2008 y una vida acababa de terminar… En un segundo la vida podía esfumarse y eso no estaba en nuestra mano, sino en la mano de la otra persona. Un asesinato acababa con la vida de un hombre… Toda su vida pasaba frente a sus ojos mientras veía el comienzo de esta… Reserva Indígena Pine Ridge, Dakota del Sur, limitando con Nebraska, año 1987, en una noche como otra cualquiera de verano, un hecho que cambiaría la vida de una persona estaba a punto de comenzar. La antigua Hacienda Davenport se alzaba grandiosa, como era ella. No había cambiado mucho desde el año 1788, sólo que sus terrenos habían sido comidos por más casas. Una mujer se acercaba a la antigua Hacienda con paso decidido. Miró a través de los cristales y, sonriendo, se fue. Unos minutos más tarde, esta misma mujer volvió dejando un carrito viejo y antiguo frente a la puerta. ¿Qué pretendía? - Lo siento Igashu. Llamó al timbre y rápidamente salió corriendo de allí lo más rápido que pudo. Una chica joven abrió la puerta y se encontró un bebé dentro del carrito. - Pero… Hola bebito, ¿quién te ha dejado aquí?-sin embargo el bebé comenzó a llorar tirando una carta que tenía encima-. La chica entró en la Hacienda con el bebé y leyó la carta que decía: Después de leerla, cogió el teléfono y llamó. - Asia, ¿te he despertado? - Sí, pero no pasa nada, dime. - Lo siento mucho, pero es que me acaban de dejar en la puerta a un bebé. - ¿Así sin más? - Bueno no, traía una carta diciendo que no lo pueden cuidar y que le demos una familia. La chica estaba preocupada por la gravedad de la situación. - Andrea, si hemos decidido montar este orfanato es para eso, darles familias a todos los niños que nos traigan. - Ya, pero es el primero que tenemos. No llevamos ni un mes con esto después de todas las reformas que hemos tenido que hacer. - No te preocupes, tenemos todo lo que cualquier bebé necesita, así que cámbialo, dale de comer y acuéstalo. Andrea se puso a pensar. - Eso haré. Gracias por escucharme y perdona que te haya despertado. - No te preocupes. Mañana nos vemos por la mañana. Por cierto, ¿en la carta venía nombre o algo? - Ah sí, dice que se llama… espera un momento que mire. Igashu, se llama Igashu. - Es un nombre autóctono, eso está claro. La chica afirmó. - Eso he supuesto. Tendremos que investigar por si encontramos a sus padres o a algún familiar. - Sí, pero eso ya lo hablaremos mañana. - Mejor, así te dejo descansar Asia, que yo me he tomado 4 cafés y estoy que no paro. - Vale, hasta mañana. Estas chicas habían montado un orfanato dentro de la Reserva ya que eran maestras, pero por culpa de la enemistad entre los habitantes de las ciudades de alrededor y los indios Lakota de allí, los niños y bebés brillaban por su ausencia. Así pasó el tiempo y tres años después, Igashu seguía siendo el único niño de allí. Por suerte, el orfanato no se había hundido ya que tenía bastantes subvenciones que financiaban este proyecto. A Igashu lo llevaron al hospital a hacerle pruebas por si estaba sano y estaba con roble. También le analizaron la sangre y dijeron que su padre, por la composición de la sangre, tenía que ser un Lakota, seguramente de la Reserva, de unos 30 años, mientras que la madre debía de ser una norteamericana de 25. Aparte de todas estas pruebas, sólo había que mirar a Igashu a la cara para darse cuenta de que era un Lakota. Esa mañana el turno era de Andrea, pero hasta que llegaba, Asia que se había quedado toda la noche allí, cuidaba de Igashu. - Venga, ahora a jugar peque. - ¡Bien! Asia se iba a poner a ver la tele cuando Andrea llegó. - Buenos días Asia. Perdona que haya tardado hoy más pero es que he hecho averiguaciones sobre Igashu. - ¿Ah sí? ¿Qué has averiguado? Andrea se sentó junto a su amiga y compañera de trabajo. - Andrea, dime, que me tienes en ascuas. - Verás… hace poco supimos que el padre tiene que ser autóctono de la Reserva, ¿verdad? - Sí, nos lo dijeron los doctores. - Pues he ido hoy al ayuntamiento, a la zona de Archivo y como mis antepasados fueron indios Lakota, me han dejado ver el registro de la Reserva, así que he buscado a los hombres que estaban solteros hace 3 años o que siguen solteros ahora. Asia se sorprendió. - Eres una crack. ¿Cómo has conseguido todo esa información? - Hay que tener amistades en todos lados Asia, ya lo sabes. - Bueno, ¿y sobre los hombres que encontraste? ¿Algo interesante? - Ala, si Igashu está aquí… Habérmelo dicho mujer, que no quiero hablar de estas cosas delante de él. Y es que Igashu estaba jugando a los bloques en una mesa junto a ellas y el tema del que estaban hablando era demasiado delicado como para que se enterara de sopetón. Se fueron a otra parte más alejada del salón y allí ya comenzaron a hablar más tranquilamente. - Vi que la población total de hombres es de 1184, pero si quitamos ancianos, bebés, niños y adolescentes y cogemos sólo a los hombres de entre 28 y 35 años se nos queda en 237. Dejamos de contar a los casados y se nos quedan en 196. Había 2 viudos con esa edad pero estaban casados hace 3 años por lo que tenemos 194. - Son muchísimos. - Ya pero me fijé que hay muchos que ya no viven aquí, sino que han emigrado fuera. - Ah, estupendo, ¿con cuántos nos quedamos entonces? - Con 28. Ahora mismo hay 28 hombres que coinciden con nuestras expectativas. Asia sonrió. - Ya no son tantos, así que si quieres puedo ir a buscar información por si encuentro alguno en la Reserva. - Bueno, tienes que descansar Asia. - Bah, no te preocupes, no creo que tarde demasiado. Dicho y hecho, Asia se fue en busca del padre de Igashu y comenzó a tachar nombres de la lista hasta que llegando a una zona un poco más abandonada, encontró a un hombre que le preguntó lo que buscaba. Cuando el hombre supo la razón de la búsqueda de Asia, la mandó a una casa donde vivía un hombre joven, no debía tener más de 35, y que siempre estaba en compañía de… señoritas. Asia se llegó hasta el lugar indicado, pero el sitio estaba abandonado y parecía que no vivía nadie allí, así que se fue a seguir con la búsqueda. Al cabo de varias horas, Asia llegó otra vez al orfanato. - ¿Has averiguado algo? - Nada Andrea, los que he podido encontrar no han querido saber nada del tema, otros no me han abierto… incluso uno me han dicho que vivía en un lugar y ese sitio se estaba cayendo a pedazos. - Qué pena… Y con la maldita enemistad que hay entre la Reserva y los pueblos de alrededor nadie se quiere acercar aquí. Me parece que esto no ha sido una buena idea. - Tenemos que seguir adelante, por Igashu. No te preocupes que ya vendrán tiempos mejores. Y era cierto, aquí la única y verdadera víctima era Igashu, que con tres años seguía sin encontrar familia y no había ni rastro de los padres. La madre no se había hecho cargo y lo abandonó y del padre no se sabía absolutamente nada. ¿Cómo continuaría esta situación? CONTINUARÁ…
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