Publicado 22 may 2020 1. Un nuevo habitante El avión... bueno, mejor dicho la avioneta... aterrizó a primera hora de la mañana en el aquel pequeño aeropuerto. Había sido un largo vuelo, pero Hendrik que, pese a todo, se había quedado dormido, ni se enteró. Solo se había despertado cuando había notado las sacudidas del aterrizaje. Salió del pequeño aeropuerto (apenas un edificio y una pista de aterrizaje) sin saber donde ir. No conocía aquel lugar y no tenia donde ir. No había autobuses ni taxis ni una triste parada de metro en la puerta principal de aquel lugar, así que Hendrik decidió seguir la carretera a ver a donde le llevaba. Tarde o temprano tendría que dar con alguna ciudad... aunque no parecía que cerca hubiese ningún lugar habitado. Pero cuando llevaba 20 minutos andando, y ya le hacían mal los pies, todavía no había llegado a ningún lugar habitado ni había visto ningún coche por aquella carretera. Lo único que le había llamado la atención eran unas ruinas y dos grandes icebergs flotando en el agua, frente a la costa, lo que no le dio muy buena espina. Aquel lugar tenia pinta de ser bastante frío. Se preguntaba donde demonios le había enviado aquel condenado abogado. Cuando ya estaba a punto de hacer una hora que iba vagando por aquel paraje abandonado, por fin apareció la primera casa tras los árboles. Aquello tenia pinta de un suburbio compuesto por pequeñas casitas unifamiliares y Hendrik confiaba en encontrar pronto una parada de metro para llegar al centro de la ciudad. Pero a los cinco minutos se dio cuenta que aquel lugar no eran mas que unas cuantas casas apiñadas a ambos lados de un canal. No había ninguna ciudad a la vista ni nada parecido. A esas alturas el joven estaba cansado y desorientado, así que decidió meterse en lo que a primera vista le pareció un pub... ... que resultó ser una taberna llamada "El Pescador". Un lugar con bastante poca clase y con pinta de viejuno, que parecía un club de la tercera edad para que los ancianos del lugar matasen el tiempo jugando a las cartas. En aquel momento estaba vacío, solo había dos camareros tras la barra. Hendrik pidió una bebida y se puso a hablar con el chico, intentando averiguar donde había caído. - Oye ¿Como hago para llegar a la ciudad mas cercana?- le preguntó a bocajarro. - Eeeeeh... ¿Quieres ir a Nuuk? Yo no diría que es una ciudad. Solo tiene dos mil habitantes...- comentó el chico confundido - ¿Pero que lugar es este?- exclamó Hendrik sorprendido - Saaqartoq... - le respondió mientras le echaba una mirada rara- Te veo muy perdido ¿Que pasa? ¿Estabas en una despedida de soltero y tus amigos han aprovechado que estabas durmiendo la mona para meterte en el primer avión que han visto? - Eeeeh... si... algo parecido- dijo Hendrik llevándose el vaso a la boca para no tener que dar más explicaciones. Realmente el joven no ha llegado a aquel lugar como consecuencia de una broma. El abogado le dijo que se mantuviese en aquel lugar hasta que todo pasase y eso podía suponer bastante tiempo porque el enredo parecía de los gordos. Así que no podía irse de momento, pero apenas tenia un puñado de simoleones para poder comer y dormir en algún lugar. Salió de la taberna y comenzó a dar vueltas sin dirección, hasta que se topó con un supermercado. Se le ocurrió entrar para comprar algo para comer y de repente vió un anuncio en la puerta en la que se buscaba un dependiente a media jornada. Hendrik no había trabajado nunca pero sin dinero y en un lugar extraño en el que no conocía a nadie, no le quedaba mas remedio que buscarse la vida. Así que decidió hablar con el encargado. La encargada apenas le prestó atención. Después de echarle un vistazo rápido, volvió a ponerse a leer la revista que tenia entre las manos mientras le informaba que el trabajo era de lunes a viernes, de cuatro a siete, y el sueldo era de 30 simoleones la hora. Hendrik estuvo a punto de decirle que aquello no era un trabajo, sino una vuelta al esclavismo... pero se lo pensó dos veces. - ¿Cuando hacéis la selección? - Ese anuncio lleva dos meses colgado y nadie se ha interesado por el. Si vienes mañana a las 4, puedes empezar a trabajar- le contesto la chica. Hendrik compró unas manzanas y se fue. No le quedaban muchas mas salidas que aceptar aquel trato si no quería morir de hambre en pocos días. Siguió dando vueltas por el pueblo, aunque había poco que ver. Encontró un gimnasio y decidió entrar. No estaba interesado en hacer pesas ni correr en la cinta... solo en darse una buena ducha. El estar un rato bajo el agua caliente le sentó muy bien después de aquella jornada tan surrealista. Como no llevaba intención de hacer ejercicio, salió cuando ya estaba anocheciendo y se sentó en un banco junto a una pista de patinaje. Cenó unas cuantas manzanas mientras miraba a los jóvenes patinar y se animó a intentarlo. Nunca había patinado sobre hielo y casi se cae, pero se lo pasó bastante bien. Ya era de noche y poco a poco la gente se fue marchando. Hendrik no había visto ningún hotel en aquel lugar y no tenia ningún sitio donde pasar la noche, pero estaba agotado, así que decidió tumbarse en el banco de piedra e intentar dormir. La verdad es que aunque hacia frío, el joven no tardó mucho en quedarse completamente dormido. A CarterHall le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 3 dic 2021 Podría congelarse mientras duerme... ojala Hendrik encuentre pronto un lugar para alojarse pronto. Share this post Link to post Compartir en otros sitios