Publicado 18 ago 2013 (editado) Os presento una historia muy diferente de las que he hecho. Espero que os guste y la disfrutéis aunque sea un poquito^^ AVISO: Esta historia contiene escenas subidas de tono, mal vocabulario y sangre. Capítulo 1 - Es aquí- indicó la niña, acercándose al lecho del herido. Me acerqué, comprobando que la herida estaba en el ante brazo. - ¿Se va a morir?- preguntó la niña, mirando la sangre con cara de curiosidad. - No- respondí, sonriendo para tranquilizarla. Lo había hecho docenas de veces. Tenía que curarles poco a poco para que no sospecharan. A veces me había dado ganas de saltarme esa norma para evitar sufrimiento al pobre herido. Pero si lo hacía podía acabar yo mucho peor. Madre siempre me había dicho que tuviese mucho cuidado, que viviese de eso y siempre alerta, en constante sigilo. De ello dependía mi vida. Era cansino vivir siempre yendo de un lado para otro, pero no había otro remedio. Si estábamos mucho tiempo en el mismo sitio al final podrían sospechar, o descubrirnos. - ¿Va a tardar mucho en curarse?- inquirió la chiquilla. - Depende cómo reaccione su cuerpo- le expliqué, como siempre decía a todos los que preguntaban. - ¿Eso es necesario?- volvió a preguntar, señalando el trapo de mi mano. - Sí- contesté. Era necesario para que no sospecharan que realmente curábamos con las manos. Hacíamos como que poníamos ungüentos milagrosos, troceando hierbas, infusionándolas, convirtiéndolas en pomadas… cualquier cosa con tal de que fuese creíble. - ¿Y por qué?- insistió la niña, estirando el cuello para ver mejor. - No querrás infectarle ¿no? Seguro que has estado jugando con las gallinas… - ¿Cómo lo sabes? ¿Eres adivina? - Si lo fuese no estaría contestándote ¿no crees?- repliqué, maldiciendo la curiosidad de los niños. - Es verdad, seguramente tu cabeza estuviese en una pica… - La que van a poner en una pica es la tuya como sigas hablando así ¿quieres que vengan los Caballeros Azules y te lleven?- la asusté un poco, a ver si así me dejaba en paz. - ¡No! Los Caballeros Azules no cogen niños. - ¿Estás segura? ¿Y si es una niña habladora de más y la tachan de bruja parlanchina? - ¿Pueden hacerlo?- preguntó asustada. - Claro, deben de asegurarse de que fueses una niña de verdad. Las brujas se esconden en cualquier sitio, hasta en el cuerpo de las niñitas como tú. Creo que se ha escapado un una gallina…- resolví, mirando por la ventana correr a la gallina hacia la libertad. La chiquilla salió de la casita dubitativa, reflexionando en lo que le había dicho. Me reí en mi fuero interno. Me gustaba regodearme sobre esos temas. Ya que tenía que estar toda la vida huyendo, por lo menos quería divertirme un poco. El pobre malherido gimió, haciendo que me olvidara de la niña y me concentrase en mi trabajo de curandera. Terminé con él, lo limpié y salí de la casa, buscando a la niña para darle las típicas instrucciones. Estaba jugando con un gato, me acerqué carraspeando. Y se giró. - Vendré mañana a ver cómo sigue. Dale este frasquito con una sopa, le aliviará el dolor- expliqué, entregándole una botellita. - Está bien. Si eso le daré una cuchara para que la muerda- dijo entusiasmada. - No creo que sea necesario… de todas maneras, si empeora vienes a buscarme ¿Entendido? - Entendido. - Si todo va bien nos veremos mañana- me despedí, dándome la vuelta y abandonando el lugar. - Sí ¡Y gracias!- chilló la muchacha. Me alejé de las casas, integrándome en el bosque. A pesar de que pasaba por ahí bastante a menudo, las hierbas habían crecido, pero no lo suficiente para llegar a molestarme. Anduve lentamente, abstraída en mi entorno, sin darme cuenta de por dónde iba, era ya instintivo. Adoraba el bosque y su pequeño lago, me encantaba bañarme en él. No sentía ni el frío ni el calor, así que me bañaba en cualquier época del año. Sumergirme y sentirme libre de miradas indiscretas me relajaba, notar mi pelo flotar sin voluntad me encantaba, era libre, totalmente libre. Pero no podía estar vita eternam bajo el agua ni ir todos los días, al final podrían descubrirme o seguirme si iba muy a menudo. Suspiré, extrañando las ondas del agua mecerme. Vislumbré mi casa y a mi madre en la ventana, leyendo uno de nuestros múltiples libros. Silbé como solía hacer para que supiera que llegaba, levantó la cabeza y me sonrió. Entré y dejé los potingues para después sentarme junto a ella. - ¿Cómo ha ido?- preguntó, volviendo a mirar su libro. - Bien, tendré que ir por lo menos una semana todos los días y seguir dándole agua de limón por lo menos otras dos semanas… - Pobre, pudiendo estar ya curado… Me quedé callada un rato, observando la nada. Colarme en una casa y obrar un “milagro” era muy complicado, era mejor no arriesgarse. Sólo les quedaba sufrir a los pobres heridos… Decidí preparar la cena. Corté un par de ajos y herví agua, metiendo partes de cerdo para que cogiera sabor, cocí un par de patatas y avivé el fuego con la mirada, no sin antes asegurarme de que nadie asomaba la cabeza por la ventana. Puse los cuencos humeantes en la mesa con un mendrugo de pan. - ¿Qué leéis con tanto interés, madre?- inquirí, leyendo el título del libro “Las mil y una hierbas curativas”. - Las intento recordar todas, ya te he dicho que… - …cuanto más sepamos más difícil de descubrirnos es, sí, me lo habéis dicho cientos de veces- terminé la frase por ella, metiendo un trozo de pan en el caldo. - Moira… he estado pensando… creo que ya llevamos demasiado tiempo en este lugar- empezó, sin mirarme a los ojos. Sabía que odiaba andar de un sitio para otro, pero también sabía que no podía quedarme encerrada en un sitio, no quería volver a casa de la tía Mirta. - Está bien madre, cuando se cure el buen hombre nos iremos- dije a mí pesar. - De acuerdo cariño. Entonces pensaré hacia dónde partiremos. Me quedé callada, pensando. Ella estaba más cansada que yo de dar tumbos y buscarme un futuro, pero yo ya era adulta y ella podía descansar, aunque fuese una temporada. - Madre… ¿Y si os vais con tía Mirta a su refugio? - ¿Si me voy? ¿Cómo que si me voy?- repitió, frunciendo el entrecejo. - Sí, puedo estar una temporada sola, puedo asentarme en algún lugar y después volver a por vos… no sé, unos dos años… - ¡¿Dos años?!- chilló sin poder contenerse. - Claro, así podréis descansar una temporada. Vos estuvisteis sola un tiempo, sin vuestra hermana… - No tuve más remedio si quería formar una familia ¡Y no tenía a nadie que me pudiera acompañar!- espetó enfadada. - ¿Y tía Mirta? - Ella no podía acompañarme. Deja el tema, no voy a dejarte sola y punto. Suspiré, vencida. Estaba claro que entre las dos nos acomodábamos mejor y estábamos más protegidas, pero si ella no quería descansar no podía hacer nada. Al verme tan cabizbaja vi que sus ojos se relajaban y desenfadaban. - Moira… sabes que eres lo único que tengo y no concibo separarnos al no ser que tú no quisieras que estuviera contigo… - ¡No es por eso madre! Sólo quería que descansarais un tiempo. Me miró, sonriendo con ternura. A veces me sentía mal conmigo misma por mis ojos. Madre y yo éramos prácticamente iguales, salvo por los ojos, había heredado los de mi padre. Sentía que ella tuviese que ver a todas horas los ojos del hombre que la había abandonado por ser lo que era. Tenía dudas sobre él, así que miré por la ventana y después pregunté.- Madre… ¿cómo descubrió mi padre que erais una bruja? Se quedó parada en seco, en mitad de la estancia, dándome la espalda. Pude notar cómo se ponía en tensión. - ¿A qué viene esto?- intentó evadir, dándose la vuelta y mirándome a los ojos. - Nunca he preguntado nada y creo que ya va siendo hora de saber algo de él- respondí, intentando aguantar su severa mirada. Chasqueó la lengua, mirándome seriamente, sopesando qué decirme y qué no. - Me vio haciendo levitar un libro- contestó, como si lo escupiera. - ¿Y qué pasó? ¿Fue cuando os dejó? - No, eso fue un poco antes, aunque ya estaba embarazada de ti. - ¿Y llegó a saber que estabais embarazada? –seguí interrogando, atenta. - Sí. - ¿Y qué pasó? ¿Por qué nos abandonó? Su mirada se volvió triste, dolida. - Me propuso matrimonio. Acepté. - Pero, no llegasteis a casaros…- murmuré, frunciendo el entrecejo. Suspiró, miró al techo pensativamente y respondió tras unos pocos segundos. - Su familia no quiso que se casara conmigo, tenían otra esposa mejor que yo para él- siguió, mirando al infinito con gran desprecio. Me quedé callada un momento, pensando más posibilidades de lo que podía haber pasado. - Pero, la otra ¿estaba comprometido ya cuando os cortejó? - No lo sé, después de proponerme matrimonio no lo volví a ver. - ¿Cómo? ¿Y quién os dijo que la familia no quería que se casara con vos?- pregunté sorprendida. Madre volvió a suspirar profundamente, volviendo sus ojos oscuros a los míos. - Mandaron a un par de hombretones a decírmelo antes de matarme. Me quedé callada, contemplando sus ojos llenos de ira. Pero ella prosiguió sin yo pedirlo. - Nunca supe nada más de él, ni lo busqué ni sé si me buscó, o si fue realmente él el que mandó a esos hombres o qué pasó. Sólo sé que conseguí escapar y me refugié junto a Mirta. Allí di a luz y estuvimos hasta que cumpliste los tres años. - No recuerdo nada de aquel lugar- comenté, intentando hacer memoria. - Es normal… Moira, prométeme una cosa. - ¿Qué pasa madre?- pregunté, sin comprender a qué venía eso. - Quiero que me prometas que nunca le revelarás a tu marido lo que eres. - Madre, ni siquiera tengo pretendiente- repliqué, riéndome. - ¡Moira! Prométemelo, es en serio. Y tendrás mucho cuidado. Es peligroso, comprende que a todas las que han descubierto la gran mayoría han acabado muertas, o sino han tenido que huir- explicó, mirándome severamente. - Está bien, os lo prometo, haré lo que pueda para que nunca me descubra mi marido, si lo tengo- la tranquilicé. Madre suspiró, comprendiendo que no entendía la importancia de lo que me decía. - Si me descubren podré ir al refugio de tía Mirta… - ¡No! No me gusta que vayamos allí, no me da buena espina que haya tanta bruja junta- murmuró más bien para sí misma. - ¿Tantas hay allí?- pregunté, alzando las cejas- ¿Tan grande es el refugio? - ¡Ya está bien de preguntas! Pareces una niña pequeña. Y como tal ve a bañarte- terminó la conversación, señalándome con la cabeza la tina. - No es necesario que me lo digáis, no tengo cinco años- musité. Me encaminé hacia la tina mientras que ella se disponía a salir al bosque, seguramente a recoger más frutos para los potingues. - Madre, una última pregunta- se me ocurrió de repente. Se quedó parada en el umbral de la puerta, mirándome cansinamente. - Mi padre ¿sabía vuestro verdadero nombre?- pregunté. Dicho en voz alta me pareció una tontería. Pero madre no lo sentía así, lo pude notar, su rostro expresó la respuesta. - Sí, sabía que me llamo Helena.No dijo nada más, salió por la puerta, cerrándola y dejándome sola. Me desnudé y me metí en la tina, pensando. No sabía realmente nada de él, ni siquiera su nombre. Aunque realmente no importaba, no iba a ir a buscarlo, no estaba tan loca. Pero sí que me habría gustado saber qué había pasado realmente con madre, si la había abandonado, engañado, si al final se había asustado por verse envuelto con una bruja embarazada, o si realmente la quería y le impidieron estar con ella. Lo dudaba, pero habían tantas posibilidades que no sabía qué creer. Aunque ahora ya era tarde y no tenía sentido ir a buscarlo, no iba a arreglar nada. Realmente tenía otras preocupaciones, como seguir ahorrando para conseguirme un buen futuro y renombre, para así poder asentarme y limpiar mi nombre si surgiese algún problema. No tenía mucho ahorrado, pero gracias a la magia conseguía sacar algo de dinero. Había encontrado muchas monedas en el suelo en los mercados, con tanto ajetreo los pudientes las lanzaban y muchos se tiraban a por ellas. Yo me ponía cerca y las atraía hasta mí. Me encantaba hacerlo, la adrenalina podía más que la sensatez. Según madre era por la juventud, por eso no paraba de reprenderme. Aunque me había imaginado muchas veces una situación en la que me descubriesen, no sabía cómo solventarla realmente ¿y si tenía que matar? Era mi vida o la de ellos, así que no había opción. Pero ¿y si tenía que matar pudiendo haberlo evitado? Era diferente, y cada vez que hacía algo incorrecto o pensaba en hacerlo me asaltaba ese pensamiento. Según madre, los poderes podían perfeccionarse con la práctica, y es lo que hacía en el bosque.¡El lago! Tenía que despedirme de mi lago, no lo volvería a ver hasta a saber cuándo, tal vez nunca… Un día de estos, después de ver al malherido me daría mi baño y reflexionaría en todo lo que me había dicho mi madre. Hasta en tener un marido, porque antes que bruja era mujer. Aunque de momento tampoco corría prisa… Continuará… Editado 26 nov 2013 por Ginevra A Dalia, Eilhyn, Merchedj and 8 más les gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ago 2013 Omg una historia medieva y aparte de hechiceríal!!! super!! muy buen comienzo , Moira es muy linda y la ambientación antigua es fantástica ... y la redacción de la manera de cocinar a la antigua estuvo muy creíble, Congrats!! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ago 2013 Moira es guapísima, ya te lo he dicho. Tus sims suelen serlo, no es ninguna soprensa :3 Me gusta la historia, parece ser del medievo, y va sobre brujería y cosas marvadas. Y parece que habrá misterios, así que me aventuro a decir que me seguirá gustando cada vez más. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ago 2013 Me ha gustado mucho, tienes una lectora más. Y como dicen Moira es muuuy guapa. Me gusta mucho la sim Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 ago 2013 (editado) Ohhhh qué chula!! Wowo wowow que se enamora del herido!! Madre de Dios, las paredes son realmente geniales, son 100% reales, he alucinado con el escenario!! cuántos objetos! La mujer es guapísima, confío en que la pongas para descargar!! Y es pelirroja, como las famosas brujas, diooos, espero no olvidarme de esta historia, porque soy muy olvidadiza!!!! Una pega? algo tan tonto como las uñas...son muy siglo XXI, como que no me encajaban. por lo demas un 10. Y la ropa de ellas, de la niña <3 Y la ausencia de faltas de ortografías es una placer visual!! ¿cuándo más capítulos? Editado 18 ago 2013 por TathySims A Hallmarley le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 Siiiii por fiiiiiin! Después de... mucho tiempo te has acabado de decidir a subir la historia! (que ya me tenias nerviosa con la firma y fotos de algún personaje) Ahora comentando el capitulo, me encantan las historias de brujas y más si tienen que ver con el medievo, estoy segura de que va a ser una muy buena historia y ya estoy esperando los próximos capis e.e Moira es muy mona, una moza de buen ver xDDD Los lugares son increíbles ¬¬ Te habrás pegado la currada padre para montarlo todo xDD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 muy interesante el comienzo, me gusta bastante la narración, las fotos y la temática de la caza de brujas que se menciona de la edad medieval, me atrevo a decir que tarde o temprano descubrirán a Moira, así como también me atrevo a decir que la historia promete y mucho xD *Sanxtv, no sabia que te gustaban las historias de brujas O.o Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 ¡¡Ooo que historia!! Me gusta mucho como son los sims en esta historia. Tienes un lector mas!! parece que esta sera la mejor historia que haya leído jaja Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 Ooh que comienzo interesante :3 Me encanta la tematica y la decoracion, esta muy lindo Espero ver mas capitulos, me gustan mucho este tipo de historias Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 (editado) Me enganchó este primer capítulo, deja el deseo de saber más y más sobre Moira, que es muy guapa por cierto. Me encanta el estilo y la trama, unas fotos estupendas, que gran trabajo montando los escenarios, espero con ansias el próximo =). Editado 19 ago 2013 por Hallmarley Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 ¡Fantastico!, me ecantan las historias de brujas y esta pinta realmente muy bien. yo también he flipado con la ambientación, todo cuidadito y con muchos detalles...aunque la cenita de las protas no me ha dado precisamente envidia,jeje Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 Qué buena pinta tiene tu historia! Y qué bien ambientada, madre mía. Me he detenido mucho en las fotos para fijarme en los detalles, que bien hechas están! Ya tengo ganas de leer más Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 Una nueva lectora aqui. Me ha gustado mucho los escenarios, estan muy bien hechos, asi como los objetos y las ropas. Moira es preciosa *-* y me he enamorado de ella. Quiero leer mas, porque me has dejado con la intriga de saber que mas pasara. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 ¡Uau muchas gracias! He de decir que de momento sólo tengo dos solares descargados (que aún tardarán en salir) y uno está hecho por mi hermana xD Me alegro que os guste cómo está quedando porque me cuesta bastante hacerlo T_T Siento que se vayan a ir repitiendo los trajes, pero no hay mucha variedad para lo que necesito T_T Una pega? algo tan tonto como las uñas...son muy siglo XXI, como que no me encajaban. Es que se cuidan bien las uñas y las tiene bonitas xDDDDDDDDDDDDD PD: Gracias a San y Dalia por encontrarme ropa medieval T_T Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 Pues Gin, los solares están geniales y la ropa igual. Seguramente San te pueda ayudar con escenarios xDDDD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 Me ha encantado este primer capítulo. Me gustan muchísimo las historias sobre brujas aunque me da pena que, en la época en que se desarrolla, tenga que estar escondiéndose y cambiando de sitio continuamente. La ropa y los escenarios están también geniales. Espero que pongas los capítulos con asiduidad pues ya me he enganchado con el primero. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 ago 2013 ¡¡¡Me encantaaaaaaaaa!! Está super bien ambientada y narrada, me encantan las historias de este tipo, y la tuya más aún, he leido tus otras historias y me han terminado enganchado, no me hace falta leer ningun capitulo más para saber que va a ser una gran historia. Espero que actualices pronto! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 20 ago 2013 (editado) Ha sido registrarme para comentarte la historia. Ambientación medieval, de lo que más me gusta. Moira es guapísima y le da todo el toque redondo a las capturas, a parte de que también me he fijado en los lugares en los que están, chulísimos. Me has dejado con la curiosidad de lo de los Caballeros Azules, me pica saber cómo funcionan las cosas allí. Espero la próxima edición! Editado 20 ago 2013 por Syder A _- Satanael -_ le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 20 ago 2013 Muchas gracias!!!! Me sacáis los colores con estos comentarios, me llegan a la patata<3 Espero que los siguientes capis tengan la misma aceptación! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 21 ago 2013 ¡que chula historia!. Me encanta la epoca en la que se desarrolla, muero por saber todos los poderes de Moira, que por cierto como habeis dicho todos es guapisima, y apuesto que tiene muchas habilidades interesantes. Y eso de que se pase escondiendo lo hace interesante, en fin, enganchadisima desde ya Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 21 ago 2013 Ajáa!! Ya tenía ganas de leer otra historia tuya, y más si es de un tema como este. Me ha encantado la ambientación, los escenarios... y por supuesto los sims! Ya espero impaciente el siguiente capi!!!!!! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 22 ago 2013 Me encantó el comienzo apenas *-*, haber como sigue la historia :3 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 23 ago 2013 Siiiii me encanta la historia Decir que Moira es guapísima, tanto el pelo como esas pequitas le sientan de maravilla, ah, ¡¡y los escenarios te han quedado geniales!! Yo creo que el padre va a tener un gran papel en la historia, pero con tanto misterio, no pinta bien el "reencuentro" padre e hija, (si es que se reencuentran, claro xD), quizá se reencuentren pero no sepan que son padre e hija, y pasará algo que el padre descubra que es una bruja y mandarán a matarla, pero se dará cuenta que es su hija... ) Buah, ya estoy montándome mis películas xDDDDDDD. PD: Gracias a San y Dalia por encontrarme ropa medieval T_T De nada Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 24 ago 2013 (editado) Graciaaaaas Eso eso, móntate películas xDDDD Capítulo 2 Habían pasado varios días. Madre recogía sus libros y los guardaba minuciosamente, por orden de importancia, en un saco. Podíamos hacer que pesara algo menos, pero no mucho porque nos podían descubrir, por eso yo no quería que cargásemos con más libros y cosas, madre ya tenía cierta edad y enseguida le dolía la espalda. Por suerte a mí nunca me pasaba nada, no tenía dolores, era inmune al fuego. Lo que no sabía era cómo sería el hielo para mí, nunca había visto nevar, a madre le gustaba más el sur, siempre se quejaba de estar harta del norte. Todas las noches revisaba las comarcas en las que habíamos estado, que no eran muchas. Llevábamos ya en este sitio tres años y medio, había sido mi lugar favorito y seguramente me costaría adaptarme al nuevo lugar. No nos podíamos permitir estar mucho tiempo en una ciudad, aunque a mí me apetecía estar una temporada en una capital, madre no quería. Ella había vivido en la Capital del Oeste, sabía que había trabajado como tabernera, pero poco más. Siempre nos dirigíamos más para el este que para el sur, por eso tenía mis sospechas que ahora sería al contrario. Aunque madre aún no lo tenía decidido, miraba los mapas sin comentarme nada e ignorando mis sugerencias. No se lo había dicho, pero si continuábamos lo suficiente hacia el este, podríamos llegar a la capital de allí. Normalmente viajábamos una semana o dos, alejándonos del sitio en el que habíamos permanecido. Si conseguía que estuviéramos cerca, podríamos estar a media jornada de la capital y podría hacer alguna visita… Pero estaba segura que madre sabía mis intenciones, por eso me ignoraba. Escogería el primer pueblo más apartado y poco poblado para asentarse a las afueras. Siempre era así. - Moira, ceo que partiremos pasado mañana, hará un buen tiempo para viajar- anunció, mirando por la ventana. - ¿Pasado mañana?- repetí- Pensaba que aún tardaríamos otra semana… - Ya has curado al buen hombre, ya nada nos retiene aquí y antes de que alguien se abra la cabeza será mejor marchar- repuso, mirándome. - Está bien- cedí, bajando la mirada al suelo. - Hoy fui al mercado, dije a Hilaria que nos marchábamos, que mi hermana del norte nos necesitaba. - Está bien, si me preguntan diré eso- confirmé, tumbándome en el lecho. - Mañana compraré fruta y pan para el viaje ¿necesitas algo? - No. Yo iré al lago por la tarde, si no os molesta, claro. - Claro que no cariño, puedes ir allí- asintió, sonriendo. Salió a recoger la ropa que había tendido en una rama, pues ya se había puesto el sol. Suspiré, era la primera vez que me ponía tan mohína. Seguramente era porque ya era más mayor, había llegado a este lugar con dieciséis años y era más consciente. También había ido ya sola a los lugares, era más independiente y libre de hacer lo que quisiera. Tal vez por eso descubrí el lago en una de mis excursiones por el bosque, y tal vez por eso extrañaría este lugar, porque me había visto pasar de niña a mujer. Sin darme cuenta me quedé dormida, pensando en esos tres años y medio de felicidad. Ahora tocaba hacerse un hueco en otro sitio, y luego en otro, y después en otro… - Moira… Moira… ¡Moira! - ¿Eh? ¿Qué? - Venga, que vas a llegar tarde a la última visita- me apremió madre, poniendo un cuenco de desayuno en la mesa. Me incorporé y me senté a la mesa. Realmente no tenía mucha hambre, pero tenía que comer. - Nuestro último día aquí- murmuré, masticando las gachas. - Sí- dijo, mirando alrededor-. Aquí hemos estado a gusto ¿verdad? - Sí, muy a gusto… - Pero es lo que toca, podemos estar más o menos tiempo, pero al final tenemos que irnos… - Yo creo, madre, que no es necesario andar mudándose si no hay sospechas- me atreví a comentar-. Podríamos asentarnos en un lugar algo más poblado, con más posibilidades de tener otro trabajo, y tener una vida algo más normal… Madre me miró pensativa, como sopesando algo. Me estaba costando tragarme la comida, y más con su mirada atravesándome y estando callada. Si por lo menos me dijera algo… - Comprendo lo que quieres. Quieres tener una posibilidad de poder tener amistades, de poder formar una familia. Quieres quedar con una amiga los domingos de mercado para mirar trapos y murmurar sobre los chicos. Quieres poder tener un sueldo constante, ya sea de sirvienta, pero que no tengas que utilizar tus poderes para así poder tener menos posibilidades de ser descubierta. Quieres poder ser normal- relató, al fin. Tragué con dificultad la masa de gachas que se me había formado y asentí. Era justamente es lo que quería. - Podríamos intentarlo ¿no creéis?- insistí, poniendo cara de inocente. Madre volvió a quedarse callada, pero esta vez mirando para otro lado. No contestó, se levantó y se puso a revisar los mapas otra vez. No sabía si interpretarlo como una posibilidad. No me había dicho que no y su actitud era algo rara, así que tal vez lo estaba sopesando. No quería hacerme ilusiones, pero no tenía mala pinta. - Vístete que llegarás tarde- me recordó, sin levantar la mirada del pergamino. - Sí, madre. Me levanté y me cambié rápidamente, no quería estar más tiempo en la casa mientras ella reflexionaba sobre ese tema, no quería que me dijera tan pronto que no. - Volveré por la tarde, comeré en el lago- le dije, dándole un beso en la mejilla. - Está bien, pero antes de ir al lago me gustaría que pasaras por casa, para hablar del viaje… - ¿No podéis decirme vuestra decisión cuando vuelva? – pregunté angustiada. - No, esta tarde iré a mirar cosas y tengo que hacer varias diligencias antes de partir, y creo que en un par de horas tendré la decisión correcta tomada, tengo que sopesar varias cosas…- terminó hablando para sí misma. - Está bien, os vendré a ver cuando acabe con el hombre. - Perfecto, así te prepararé una cesta para que comas. - No es necesario, sabéis que no como mucho, con un par de manzanas me llega- la atajé antes de que me pusiera tartaletas de carne. - Moira… bueno, ya hablaremos después. Le di otro beso y salí de casa. El día era bueno, parecía ser que madre tenía razón, los días venideros iban a ser buenos. Recorrí el camino hasta la aldea en poco tiempo, iba más concentrada en acabar pronto para volver a hablar con madre e irme al lago. Allí me relajaría, aunque podía ir de buen humor o lánguida, depende de la respuesta de madre. Divisé las casas entre los árboles, ya tenían las gallinas sueltas y pude ver a la pequeña Isidora correteando detrás del gato. El padre, Raimundo, estaba sentado en un tocón, ya recuperado. Me acerqué sonriendo, al menos el pobre ya podía recoger sus cosechas y ocuparse de los animales. - Raimundo, os dije que no hicierais esfuerzos- le recordé. - No os preocupéis, no he hecho nada, solamente sentarme aquí y darles migajas a las gallinas. - Mamá ya le ha reñido- dijo Isidora, acercándose. - Y tiene razón, más vale que descanséis bien a estar más tiempo sin poder hacer nada. De hecho os traigo la última botellita- dije, sacando el frasco de la faltriquera. - ¡Al fin! Condenados remedios…-murmuró Raimundo. Apareció la mujer, Euladia. Era bastante amable, aunque algo brusca. - ¡Vaya Moira! ¡Así que os vais! - Sí, nos marchamos junto a mi tía- confirmé-. Salimos mañana por la mañana. - ¡Vaya por los Dioses! Con lo bien que venía que estuvierais por aquí- se lamentó Euladia. - Ayer oí al cabrero que decía que los Caballeros Azules las buscaban, que las curanderas eran brujas- comentó Isidora como si tal cosa. Sus padres se pusieron pálidos de repente y yo me quedé muda, aunque recompuse rápidamente la compostura. - Eso lo dicen porque no entiende que se pueda curar con unas cuantas plantas e infusiones- expliqué con total convencimiento, sonriendo. - Sí, pero puede ser peligroso para vos- murmuró Raimundo, preocupado, mirándome de arriba abajo. - ¡No digas eso marido! ¡Niña, no vayas repitiendo eso! ¡Que la Virgen de la Protección nos guarde! – saltó Euladia, mirando alrededor, por si había algún Caballero Azul acechando. - No os preocupéis, no creo que los caballeros azules anden por estos lares buscando brujas, y a vos no os afectaría… - Moira, si fuese cierto que las curanderas son brujas ¿Y si nos maldicen? ¿Y si nos embrujan?- preguntó Isidora, curiosa. - ¿Conocéis a alguna bruja? ¿Habéis visto alguna vez alguna?- inquirí. - No, que yo sepa no- reconoció Raimundo. - Dicen que pueden adoptar forma de los niños para pasar desapercibidas- susurró Euladia. - También dicen que los verdugos realmente son hombres con cabeza de cerdo, vengándose de los humanos- cuchicheé-. No todo lo que se dice es cierto. Además eso era cierto, no nos podíamos convertir en nada, o por lo menos ninguna bruja que conociéramos. - ¿O acaso me veis bruja? - Si fuerais bruja seríais una bruja buena- dijo Raimundo. - Entonces ¿No lo serían todas las curanderas? ¿Importaría si fueran brujas?- repliqué, haciéndoles dudar. - Creía que todas las brujas eran malas- dijo Isidora-. ¡Pero Moira entonces es la mejor bruja del mundo! - ¡Niña te he dicho que no lo repitas!- chilló Euladia, dándole un capón. - No muchachita, si fuera bruja, como te dije una vez, mi cabeza estaría ya en una pica. Mi madre y yo obtenemos los conocimientos de la curación a través de las plantas y hierbas desde hace generaciones, los nuevos descubrimientos o mejoras las vamos anotando en libros, por eso lo sabemos todo de muchas plantas y sus beneficios, así como sus perjuicios- expliqué. Lo cual no era mentira, habíamos aprendido todo eso para ocasiones como estas, para poder desmentir que éramos brujas y poder explicar nuestros métodos de trabajo. Los dejé desconcertados con mi explicación, totalmente seguros de que las curanderas no eran brujas. - Veis ¿Cómo van a ser brujas? Lo que decís tiene sentido- razonó Raimundo, asintiendo con la cabeza. - ¿Queréis llevaros unos racimos de nuestra uva para el viaje? ¡Están deliciosas!- ofreció Euladia, sonriente. - Claro, sois muy amable- dije, sonriendo de oreja a oreja. Salí de allí cargada con uvas, fresas y cerezas para el viaje, me despedí de la gente de la aldea, muchos con las miradas apenadas, aunque un par se despidieron de manera más fría, entre ellos el cabrero. Pero no me importaba, era solo una opinión que había rebatido al contarles a otros nuestros métodos para saber todo lo que sabíamos. Benditos libros… Me alejé del lugar, volviendo mi mente hacia casa, donde madre ya me estaría esperando para contarme su decisión. No quería ilusionarme, conseguí controlar esa emoción y aceptar lo que fuese que madre decidiera. Sus razones tendría. La casa humeaba cuando la vislumbré, seguramente estaría cocinando ya la comida. Silbé cuando llegué a cierta altura. Abrí la puerta y vi que sobre la mesa seguían los mapas ahí encima. Madre estaba vigilando el caldo. Al verme sonrió y me instó a sentarme. Nos sentamos, una al frente de la otra. - Lo he estado pensando toda la mañana y creo que ya he tomado una decisión- comenzó, aunque eso no auguraba nada. - ¿Y bien?- la insté, parecía que las palabras se habían atascado en su garganta. - He decidido que iremos hacia el noroeste. No iremos a la capital, pero cerca hay un pueblo bastante grande y cerca, a una hora a pie- dijo al fin. - ¿De verdad? ¿En serio iremos cerca de la capital? ¿Me habéis escuchado? No me lo podía creer, no podía ser verdad que por fin fuésemos a intentar asentarnos una larga temporada. - Sí Moira, es en serio. Pero… - Ya lo sabía- la corté, suspirando. - Moira, quiero que te tomes en serio la promesa que me hiciste, ahora más que antes. Allí puedes flaquear por cualquier cosa. Siempre puede haber alguien paseando o lo que sea, has de tener el doble de cuidado, nunca podrás tener la guardia baja. Más bien deberías olvidarte de hacer magia, nada de utilizar los poderes- sentenció, muy severamente. - Bueno, lo comprendo y haré todo lo posible para que no me descubran. Si me cruzo con el fuego intentaré ponerme a chillar y esas cosas. - Moira ¡Moira! No me digas eso que entonces me echo para atrás. Cada vez que pienso que eres diferente, que tienes otros poderes que otras brujas no tienen… ¡Te pueden descubrir con más facilidad!- exclamó, alterada, - Madre, no os preocupéis, seré cuidadosa, no haré las cosas que hacía hasta ahora- le aseguré, mirándola fijamente para que me creyera. Nos quedamos calladas un momento, cada una pensando en una cosa. - Madre… ¿Estáis segura que otras brujas no les pasa como a mí?- inquirí, preocupada. - Todas las que he conocido tenían los mismos poderes, unos más desarrollados. Es como la velocidad, unos son más rápidos que otros, pues con los poderes pasa lo mismo. Pero nunca había oído lo tuyo, es tan… poderoso... Se estremeció, y yo me asusté ¿Era malo ser más poderosa? ¿Era realmente más poderosa que las otras? ¿Por qué era así? ¿Había un por qué? - Vete ya al lago, no quiero que vuelvas tarde, mañana partimos antes de que el sol asome por el horizonte- dijo con languidez. - Sí, madre. Me levanté, cogiendo un par de racimos de uva que me había dado Euladia. Le di un beso a madre, pero la notaba triste. - Madre ¿Por qué estáis así? ¿Es por mí? - No cariño no. Es simplemente… que no sé qué nos deparará el futuro- confesó. - No os preocupéis, algo me dice que será bueno, aunque sea a largo plazo- garanticé. Madre me miró desconcertada. - ¿También predices? - No sé si es predecir, pero sé que es cierto- confirmé- ¿Es malo? - No, no... solo que es… tan extraño… - ¡Madre, alegrad esa cara! ¡Vamos a un sitio más civilizado! – exclamé sonriente. Madre no pudo evitar sonreír al ver mi entusiasmo, aunque noté el temor en sus ojos. - Volveré más tarde, celebraremos con un guiso nuestra partida. - Está bien, lo tendré preparado- dijo con más entusiasmo. Le guiñé un ojo y salí de la casa. Estaba de muy buen humor, aunque me daba pena que madre estuviera algo asustada, pero estaba segura que con el tiempo se le pasaría y se volvería a adaptar a estar rodeada de tanta gente. Ahora lo único que quería era llegar y visitar la ciudad, recorrer sus callejuelas y visitar su gran mercado, observar a sus cientos y cientos de habitantes y encontrar un trabajo. ¿De qué podría trabajar? ¿De sirvienta? No era mala idea, sabía cocinar y ocuparme de una casa. ¿De tabernera? No sé si tendría paciencia para aguantar borrachos… ¿Tendrían una herboristería? Tal vez necesitasen gente que sí supiese de múltiples plantas. Menos mal que había ahorrado algo, si durante un tiempo no encontraba trabajo no sabría que íbamos a hacer. No pude contenerme y me puse a brincar y cantar por el bosque, ya estaba cerca de mi adorado laguito. Cuando al fin lo vi, miré en derredor, asegurándome de que no había absolutamente nadie. Por no haber no había ni pájaros… Sonreí mirando la cristalina agua, me desvestí y caminé hacia la orilla. Al fin iba a sumergirme disfrutar de la libertad que me gustaba… metí los pies y caminé hacia el centro, notando el agua, pero sin sentir ningún grado en ella. Era como una manta sedosa que se deslizaba por mi piel, acariciándome. Una vez metida y de estar tumbada mirando al despejado cielo, me sumergí como si me absorbieran, sin coger aire. Era maravilloso poder estar ahí debajo, sin molestias ni nadie mirando, era tanta paz… Un banco de pececitos pasó a mi vera, los acaricié con el dedo y salieron espantados en todas direcciones. Me reí y seguí nadando, más profundo. No supe cuánto tiempo estuve, sólo sé que los minutos trascurrían por el sol. Tal vez estuve más de media hora buceando, sin sacar la cabeza del agua, buscando por el fondo del lago, no era muy profundo y tal vez a alguien se le podía caer algo de oro… Tras encontrar una bota horrenda, decidí terminar mi incursión. Había que despedirse del lugar… me quedé quieta en el agua, mi pelo flotaba alrededor mientras daba una vuelta lentamente, observándolo con cariño. Salí al fin con delicadeza, notando gotitas en mis pestañas. Caminé hacia la orilla, era hora de irse a casa. Me vestí después de pasarme las manos por el cuerpo y apartar toda el agua, quedándome seca. En eso sentí que algo malo iba a pasar. Pensé en madre y me horroricé ¿Le habría pasado algo? No, era futuro inmediato, tenía que echar a correr ya. Lo hice, pero algo me cogió por el brazo y me tiró al suelo, dándome la vuelta. - Quieta o te clavo el cuchillo entre ceja y ceja. El hombre me miraba con odio y triunfo. Era un Caballero Azul, y no venía solo. Pude notar movimiento a mi espalda. Me quedé callada. - Bien bien, brujita ¿Te ha gustado tu baño debajo del agua de más de media hora?- preguntó, parecía disfrutar con mi horror. Intenté controlar mis emociones, cerré los ojos y me concentré. - ¡¿Vas a hacer brujería?! – chilló, dándome un bofetón. Noté una presión, pero no me dolió. - Edmund, vámonos- oí que decía la voz profunda del otro, casi estando en mi campo de visión. - Sí, por ella nos van a dar un buen pellizco, tal vez hasta nos asciendan, como a padre- pude ver la ira en sus ojos. El tal Edmund no quería el puesto por avaricia, sino para coger a más brujas y, posiblemente, torturarlas. - Edmund… - ¿Hay alguna más contigo?- Edmund pasó de su compañero, no me quitaba la vista de encima. - No vivo por aquí, no tengo rumbo fijo- decidí decir, era lo mejor, tenía que alejarlos de madre como fuera. - Edmund, ya tenemos una, vámonos- insistió el otro. - Sí, pero si llevamos más mejor… - Tal vez encontremos más por el camino de vuelta. Vámonos. El otro me cogió por el pelo y me levantó. Me dolió el interior de la cabeza, pero no gemí. Estaba segura que mi piel tenía como una protección, cosa que madre tampoco tenía, la había visto darse contra las esquinas y gemir. En cambio si me traspasaba la piel ya me dolía. - No intentes huir, brujita, allá donde te llevamos no vas a morir, pero si intentas escapar tenemos permiso para hacer lo que queramos contigo- amenazó Edmund, deseando hacerme algo malo, sus ojos trasmitían un torrente de ideas de qué hacer conmigo. - Soy joven para morir- repliqué. - ¿Joven? Qué tienes ¿ciento treinta años?- se burló Edmund, escupiendo al suelo. - Vivimos normal, somos humanas- dije con asco. - ¡Humanas! ¡Y un cuerno sois humanas! – gritó de repente, poniéndose hecho un basilisco. - Edmund…- gruñó el otro mientras me ataba fuertemente con un grillete especial para brujas, porque no conseguí soltarlo. - Ya está atada, vámonos. - ¿A dónde me lleváis?- pregunté, quería mandarle algún mensaje a madre, no sabía cómo, pero lo haría… - Eso no lo vas a saber, brujita… - Venga Edmund, estoy harto de no dormir en una puñetera posada. - Deja de protestar Dante, no eres el único que quiere un buen lecho calentito acompañado de una buena mujer- Edmund me miró con asco. Dio media vuelta y se encaminó al contrario de mi casa, hacia el norte… - Vamos, que tenemos un viaje muy largo- masculló Dante, empujándome. Pude verle y me di cuenta de que eran claramente hermanos, pero Dante tenía algo en sus ojos que no sabía describir. Eran tristes, llenos de rabia y rencor como Edmund, pero tenían una tristeza y amargura que no sabía de dónde ponía venir, tal vez por su cicatriz… Me empujó, siguiendo a Edmund, que encabezaba la marcha hacia el norte, alejándome de mi madre, no sabía si por horas, días, o meses, o tal vez nunca volviese a verla… Continuará… Editado 24 sep 2013 por Ginevra A YamiArashi, Sanxtv and Koredanu les gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 24 ago 2013 ¡Primera! (?) Pobre Moira, ella tan ilusionada y mira lo que se le ha caído encima... Ojalá consiga hacérselo saber a su madre. Share this post Link to post Compartir en otros sitios