Publicado 7 ene 2013 Tengo curiosidad por saber quien sera la pelirroja... No sera un recuerdo de una vida pasada? D: Actu pronto o la muerte. Con amor. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 7 ene 2013 ¿Y si tiene como premoniciones o algo en sus sueños? En plan que tiene que salvar a la pelirroja!!! Intrigaaaaaaaa Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 7 ene 2013 Yo pienso que es Cristina NO SÉ, puede ser jajajaj Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 7 ene 2013 Dejo a cada uno con sus especulaciones.. :3 Gracias por leer y comentar! :D Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 7 ene 2013 Juuum... Yo ya tengo mis propias conclusiones ^^ Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 8 ene 2013 Hola Soy nueva lectora :) OMR! me encanta tu historia síguela pliss...me muero de intriga..! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 8 ene 2013 La pelirroja es ella en una vida pasada y Jensen es Nathaniel (o como se llame el chico que salió en la primera foto del primer capi). Acabo de leerme todo de un tirón y vaya si engancha!! Está genial tu historia! No me recuerda a Crepúsculo pero sí a una trilogía que leí hace tiempo "La trilogía de las llaves". Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 8 ene 2013 Gracias a las dos por pasaros, me alegro de que os guste. Eso anima a seguir escribiendo ^^ Ahora mismo estoy falta de inspiración a pesar de que tengo en mente todo lo que va a pasar.. pero no se como llegar a ello! A ver si me pongo xD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 9 ene 2013 La pelirroja del sueño es ella, la cara es igual o al menos muy similar. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 11 ene 2013 ¡Pues yo también creo que la del sueño es ella en su pasado! Y él el tal Nathaniel, como ha dicho Tacaro, sí sí :3 Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 11 ene 2013 (editado) Capítulo 12 Calor El sudor resbalaba por su frente a chorretones así que deslizó la suave superficie de tela de la manga de su pijama para limpiarse. Tenía calor, mucho calor, pero a la vez estaba tiritando. Enseguida supo que tenía fiebre, no era necesario ser muy audaz para darse cuenta. -¿Estás mejor?- Preguntó Jensen ofreciéndole el vaso de agua. Kesley quería decir que sí, que no pasaba nada, que todo estaba bien. Pero sabía que no era así, y el enorme nudo que se le había formado en la garganta no hacía más que recordárselo. Extendió su mano para coger el vaso que Jensen había traído, lo acercó a su boca y dio un sorbo. El terrible ardor que aún sentía fue desapareciendo a medida que el agua bajaba por su esófago, como una brisa marina en un día caluroso de playa de esos tan sofocantes que lo último que quieres es no salir del agua. Lo colocó en la mesita situada al lado de la cama y se sentó en el colchón con los pies sobre el frío suelo. Le gustaba sentir el contraste de temperaturas en su cuerpo, mas el sentido común le decía que debía calzarse. Un montón de imágenes comenzaron a apedrearle el cerebro: El primer intercambio de miradas con Jensen, la extraña pesadilla de la mujer en el bosque, su esporádico desmayo sobre la nieve, Helena y aquel terrible dolor mientras el humo carmesí la asfixiaba. El nudo que tenía en la garganta apretaba más y más forzándola casi a sollozar. No podía recordar ya la última vez que una lágrima se desprendió de sus ojos, probablemente había sido años después del asesinato de su familia, pero no se acordaba. Después de llorar día tras día se prometió ser fuerte y no volver a hacerlo. Pero ahora era diferente, algo había cambiado en ella, no quería soportar más el dolor para si sola, ya había sufrido bastante. Se rindió. Apoyó la cabeza en sus manos y se permitió llorar por fin en mucho tiempo. Al escuchar su forzada y entrecortada respiración, Jensen corrió a sentarse al lado suyo. Quiso pasarle una mano por la mejilla para secarla, pero no se lo permitió. Aún no. A penas se conocían y ya lo había invitado a vivir en su casa, no quería forzar más las cosas. Simplemente se quedó a su lado en silencio mirando a las puntas de sus pies esperando a que Kelsey por fin se calmase. Al ver que no paraba, aclaró la garganta y trató de consolarla. -¿Quieres decirme que te pasa? – Preguntó ofreciéndose como confidente. Se sentía absurdo, pero era lo único que se le había ocurrido para calmarla. Jensen esperaba tener que oír los típicos problemas de una chica adolescente sin padres ni amigos, sin embargo la reacción de Kesley le resultó completamente inesperada. En vez de tratar de serenarse para poder hablar, se echó a reír entre sollozos. -Me tomaré eso como un no. -Contestó Jensen casi ofendido. Debía haber supuesto desde un principio que no confiaba en él de ese modo, que simplemente lo consideraba un compañero de clase más, y ahora de piso. Sin decir nada más, se levantó y caminó hacia la puerta. No tenía por que aguantarla más. -¡Espera!- Kesley salió de la cama limpiándose las lágrimas con la manga y corrió hacia donde él estaba. No le hacía caso, se iba. - ¡Espera Jensen! – Lo agarró por la muñeca para no dejarlo ir. Él se dio la vuelta confuso, Kesley era la chica más rara que se había cruzado en su vida. – No me rio de lo que has dicho. Bueno, en cierto modo… - Le costaba explicarse, las palabras se encontraban en su cabeza echas un lio. – El caso es que cuando te conocí solo obtenía de ti malas respuestas y ahora… Ahora te preocupas por mí. ¡Mírate! Me has salvado dos veces, y ahora intentas ayudarme. – Al darse cuenta de la fuerza con que apretaba la muñeca del chico la soltó. Él la frotó con la otra mano. – Gracias. -Gracias a ti por devolverme mi mano… - Bromeó. Ciertamente no sabía que decir ni que hacer. Por primera vez en su vida estaba completamente desorientado. Siempre había caminado con una meta fija, y ahora su meta… en fin. Kesley había parado de llorar. Permanecía enfrente de Jensen, con las pestañas aún pegadas entre si. Dio un paso para vencer los pocos centímetros que los separaban y lo beso en la mejilla. Era la primera vez en tiempo que se sentía realmente bien, a pesar de las amenazas que pudiesen surgir por fin podía disfrutar de un momento de felicidad. Se apartó con suavidad de la pálida y fría piel de Jensen aspirando el dulce aroma que lo rodeaba. Al instante de darse cuenta de lo que acababa de hacer se avergonzó. Notó como su propia cara se ruborizaba, y con la intención de que Jensen no se percatase, huyó de la habitación y corrió escaleras abajo. -¿Kes…? – Comenzó él, casi en un susurro, pero no tuvo tiempo a terminar. Se pasó la mano por donde los labios de la chica habían rozado, aún podía sentirlos si se esforzaba. * La tormenta de nieve había cesado por fin, después de un día entero sin parar de nevar los rayos de sol se colaban entre las cortinas de la ventana. Kesley estaba acurrucada al lado del radiador. Había cogido un libro de la estantería, pero era incapaz de concentrarse en él. Solo pensaba en lo que había hecho antes en su dormitorio. Cada vez que recordaba sus labios frotando la tersa piel de Jensen tenía la sensación de que la fiebre le subía aún más, como si el bote de medicamento que tenía delante en vez de bajársela hiciese el efecto contrario. Además aquel cosquilleo en su interior, era igual que cuando se le dormía un pie, pero más grande y más intenso. Escuchó el grifo de la bañera abierto, probablemente Jensen había decidido que era la hora de ducharse. Todo lo que pasaba por su cabeza hacía referencia a él, incluso la terrible pesadilla de esa noche había desaparecido por completo a pesar de aún notar por veces el ardor de su garganta. Kesley cerró el bote que tenía delante y lo echó a un lado, Jensen era su verdadera medicina. Era el único capaz de curarla de sus pesadillas. De mantenerla a salvo. Por un momento llegó a sentirse obsesionada con él, pero no lo estaba. Era cierto, él la calmaba. El timbre la sacó de sus pensamientos. Ni siquiera se paró a pensar quién podría ser, no tenía la cabeza en la tierra en aquel momento. Era Christine, la nueva vecina, que esperaba en pie frente a la puerta sonriente. Al verla vestida de verano se sorprendió, ¿Qué estaba pasando con la gente? Ya era a la segunda que veía así en dos días, y eso que estaban en pleno invierno. La invitó a pasar, debía estar congelándose. Tomaron asiento en el sofá. Kesley le ofreció algo que tomar, pero Christine no quiso nada. -¿No te mueres de frío? – Preguntó Kesley mirando las piernas desnudas de la pelirroja. – A quién se le ocurre salir así en invierno. -¿No te has enterado? –Rio Christine. – No se explican cómo, pero una ha aparecido de la nada una tremenda ola de calor, ¡Estamos a casi 40 grados! Es increíble porque… El sonido de la puerta del baño la interrumpió. Un Jensen recién duchado salía con el pelo todavía húmedo. Venía diciendo algo en voz baja cuando se paró en seco y cerró la boca. Las miradas de Christine y Jensen se cruzaron haciendo insignificante la presencia de Kesley. La pelirroja tenía una sonrisa ladeada de satisfacción, en cambio él parecía asustado. Era incapaz de retirar los ojos de ella. -Que haces aquí. – Era una pregunta, pero la formuló como una afirmación. Era evidente que ambos se conocían, y por lo visto no se llevaban precisamente bien. Continuará Editado 11 ene 2013 por SoniiaV A Sun le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 11 ene 2013 Uuuuuuuuuuuhhhhhhh siempre haces malos a mis sims, jo. Esto se esta convirtiendo en una mala mania! Que guapo es Jensen, coño. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 11 ene 2013 Quién te dice a ti que es mala..! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 11 ene 2013 Tomando como referencia que Jensen es bueno, y que no le gusta su presencia, pues... Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 11 ene 2013 Quién te dice que Jensen es bueno..! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Esta bueno. Que mas necesito para saberlo? Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Kyle está bueno y es un asesino. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Uuuh que sa picao, son exs- o algo xD, a ver que pasa e_e cada día me engancho a más cosas T_T ehto no pueh ser Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Es que Jensen tiene que ser bueno *w* Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Si me lo exiges de ese modo T.T Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Puedes subir otro capi mañana??? Es que me ha encantado ;p Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Pues es la idea, a ver si me inspiro xD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 *-* Me encanta Jensen .Como dice Cova,tiene que ser bueno.Porque está bueno è.é Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Asi es Jensen tiene que ser bueno y si no lo era por lo menos que haya cambiado por Kesley ♥.♥ Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 12 ene 2013 Capítulo 13 Ven Kesley casi podía mascar el cargado ambiente que se había creado en el momento en que Jensen había hecho acto de presencia. Se notaba una carga eléctrica en el aire que le erizaba los pelos. Aclaró la garganta para recordarles que aún estaba allí, pero eran incapaces de apartarse la mirada. La sonrisa ladeada de Christine permitía ver sus perfectos dientes blancos, que junto con su mirada parecían transmitir… ¿Malicia? Fue ella la primera en hablar. -Hola, Jensen. ¡Cuánto tiempo! – no cambió de expresión al terminar de hablar. Tampoco le extendió la mano para saludarlo como a un viejo conocido. Es más, ni siquiera se levantó. Tan solo se echó para atrás acomodando su espalda contra el sofá. Él frunció el ceño. Kesley lo miró confusa, no entendía para nada a que venía ese comportamiento. Se sentía incómoda en aquella situación. -Kesley. – Dijo Jensen sin apartar la mirada de Christine. - ¿Por qué la has dejado pasar? -Es… es la nueva vecina. – consiguió tartamudear ella. -Deberías alejarte de ella. – murmuró. Estaba nervioso, tamborileaba con el pie derecho en el suelo sin moverse de sitio. Además su tono de voz era serio y seco, muy diferente de hacía unas horas cuando se ofreció para consolarla. -Exacto, soy la vecina nueva. No te sorprendas si llego pidiendo un poco de sal. – Antes de que Christine terminase de hablar, Jensen se había desvanecido en el aire. Se había ido. Kesley comenzaba a odiar aquella manía de ir y venir sin más, pero sabía que algo estaba mal con la pelirroja y no quería ni estar en la misma estancia que ella. Suspiró y se encogió de hombros. Lamentaba que su visita tuviese que soportar el extraño comportamiento de su compañero de piso. -A veces es raro… - Dijo tratando de disculparlo, aunque sabía que eso no ayudaría. -¿Dónde lo conociste? – Preguntó extrañamente interesada. -En clase. Al principio se comportaba… no se, un poco como ahora. – Recordó las malas contestaciones que le había dado el primer día. Nunca lo había visto del mismo modo que ahora lo hacía, por fin se daba cuenta de que quizá solo quería librarse de la compañera pesada y acosadora. Suspiró. Jensen no era borde, solo si lo molestaban, como cualquier persona normal. Se sintió mal por su comportamiento los primeros días con él, había sido una estúpida. -¿Sois novios? – Christine parecía una periodista del corazón. A penas se conocían y ya le estaba preguntando cosas demasiado personales. Cuando se pudo dar cuenta, las mejillas le ardían. Estaba roja como un tomate. Le dio vergüenza que la vecina la viese así, por tanto se levantó y le dio la espalda. ¿Por qué reaccionaba así? La fiebre. Eso era, debía ser la fiebre. Pero el cosquilleo en su interior le decía que no era así, simplemente una excusa para sentirse mejor. Al no obtener respuesta, Christine continuó hablando. -No sé porque estaba aquí, pero no deberías fiarte de él. Es una mala influencia. Además, solo logrará terminar contigo. No le perteneces. Tuvo que apoyarse a la pared para no caerse, estaba muy mareada. No entendía nada de lo que decía, ni a que se refería pero le dolía. Y lo peor de todo es que algo dentro de ella le decía que Christine estaba en lo cierto. -No eres como él, Kesley. Tienes que alejarlo de ti. Las palabras no paraban de dar vueltas en su cabeza mareándola cada vez más. Dejó deslizar su espalda contra la pared hasta quedar sentada en el suelo, ahogándose en un mar de dudas y preguntas que se veía incapaz de responder. -Yo… yo… -logró murmurar. - ¿Qué soy? Miró al sofá donde hacía un momento había estado sentada Christine, pero estaba desierto. “Otra más no” Protestó para si misma. Estaba claro que no tenía suerte con las compañías. Lo mejor habría sido quedarse sola como toda su vida, no haber dejado a nadie entrar. Pero recordaba lo cómoda que antes había estado, mientras hablaba con Jensen, y todo lo que estaba pensando le parecía ilógico. No era lo que quería. No deseaba eliminarlo de su vida. No podía ni siquiera pensarlo. Un ruido en el piso de arriba la hizo dejar sus pensamientos a un lado. Probablemente Christine no se había ido. Simplemente había subido por su cuenta a ver la casa. Se puso en pie para ir a buscarla. Volvía a dolerle la cabeza, era como si cientos de clavos le atravesasen el cerebro una y otra vez. Cientos de punzadas que no cesaban. Antes de subir fue a la cocina en busca del bote de pastillas, necesitaba hacerlo parar. Colocó una en su boca y la hizo bajar por su garganta acompañada de un trago de agua fresca. Mientras subía las escaleras comenzó a oler a pintura. Aceleró el paso, no entendía de donde podía venir ese olor tan fuerte e intenso. Le gustaba. Le hacía recordar a cuando era pequeña y en los fines de semana acompañaba a su padre mientras hacía bricolaje en el jardín. Era algo que le encantaba. El único momento en la semana que podía pasar algo de tiempo con él. El resto de los días solo lo veía en la noche, cuando llegaba cansado esperando la cena que Margarett, la cocinera, dejaba servida en la mesa. La puerta del cuarto que había asignado a Jensen estaba semiabierta, de ahí provenía el olor. Se asomó para verlo arrodillado junto a los botes de pintura, por lo visto había decidido tomarse por su cuenta la decoración de la habitación. Sonrió y cerró la puerta a su espalda. Jensen la miró sorprendido. -¿Cuánto tiempo llevas ahí? – preguntó mientras colocaba la tapa al bote que tenía delante y se ponía en pie. -Acabo de llegar. – Dijo ella arrugando la nariz. Allí dentro el olor era incluso más fuerte que en el pasillo. Tuvo que abrir la ventana para poder respirar un poco de aire fresco. Se dio cuenta de que lo que Christine le había dicho era cierto, fuera hacía un calor insoportable, casi asfixiante. Se retiró hacia atrás, a la frescura de la casa. -Siento lo de antes. –Comentó. – Christine no me gusta. -Ya me he dado cuenta. Me dijo que no me convenías, que no eras como yo. –Al observar que Jensen permanecía en silencio trató de hacerlo hablar. - ¿Sabes a que podía estarse refiriendo? No hubo respuesta. Jensen se limitó a mover los botes de pintura a una esquina en silencio. También abrió la puerta para dejar correr el aire y que el olor se hiciese menos denso. No quería hablar sobre lo de antes, eso había quedado claro. Tampoco mencionó lo del beso, algo que Kesley le agradeció, era lo último de lo que quería hablar. -Y bueeno… - comenzó él rompiendo el silencio. - ¿Has conseguido hacer algo más que leer la mente? -A veces pienso que ya ni eso puedo hacer… Últimamente todos con los que me cruzo me evaden. Como tú. No sé si soy yo o si son ellos. A Jensen no le gustó la respuesta, la expresión alegre que había en su cara mudó por una más seria. Sin embargo intentó que no se le notase curvando las comisuras de sus labios. Kesley lo imitó. No entendía como un gesto tan simple como ese podía hacerla sentir tan bien. Le alegraba saber que por fin tenía a alguien que se preocupaba por ella. -¿Quieres que te ayude? – se ofreció. Kesley asintió con una leve e inconsciente sonrisa. No sabía si Christine tenía razón con lo que le había dicho, pero sentía que él la completaba. Jensen se acercó a ella por la espalda y le obligó a tumbarse con suavidad sobre el desnudo suelo. Estaba frío, y lo agradecía. El bochornoso calor se colaba por la ventana abierta inundando la habitación y haciendo el aire casi irrespirable. Parecía imposible estar a finales de Diciembre. Posó una de sus manos bajo la cabeza de la chica y otra en el pecho para poder controlarle la respiración. Era un tacto frío y seco, que provocó un escalofrío en el delgado cuerpo de Kelsey. -Lo más importante es que aprendas a bloquear tu mente. –Instruyó él con voz suave. – Así podrás solo permitir que lo haga quien tú quieras. Kesley no entendí a qué se refería con esto último, pero no le importaba. Simplemente permanecía en silencio, relajada y sin pensar en absolutamente nada más. -Cierra los ojos. No hacía falta que se lo pidiese, ella ya lo había hecho hacía rato. -Tienes que dejar tus ideas en un segundo plano, el primero debe quedar vacío. – Jensen parecía un auténtico profesor. - La mente es como un armario, con sus cajones. El grande, el de arriba… llamémoslo, el de las bragas, para que te centres, es el que debes vaciar. -Kesley rio en silencio- A ese es al que todos tienen acceso. Los cajones secundarios son los seguros, como el de los calcetines. Cuando un pervertido mira tu armario, no va al cajón de los calcetines. Echa ahí tus pensamientos. Ella obedeció. Al principio le costaba, la comparación era muy rara, pero funcionaba. Estuvieron más de treinta minutos en silencio, sentados en el suelo, sin moverse. A penas parecían segundos. Poco a poco logró ordenar su mente, con dificultad pero sin rendirse. -¿Ya? –Preguntó ella con los ojos cerrados. -Piensa algo. –Jensen esperó un buen rato antes de seguir. – Creo que lo estás haciendo bien. No puedo ver que piensas. Kesley sonrió, era una buena alumna. De repente una imagen inesperada apareció en uno de los muchos cajones de su cabeza. Era un hombre, pelirrojo, aparentaba más o menos su edad. ¿Qué pasaba últimamente con los pelirrojos? Parecía que la perseguían. Esto hizo que Kesley se desconcentrase. El hombre pelirrojo avanzaba hacia ella, en la oscuridad. Por un momento le recordó al sueño de la noche pasada, pero no había nadie más, ni humo. Solo el chico, acercándose más y más. Jensen la notó tensa y trató de que abriese los ojos, pero ella no respondía. -Ven. –Escuchó decir dentro de su cabeza. Era una voz masculina y atractiva, pero no era la de Jensen, supuso que sería aquel chico a pesar de que no abrió la boca ni por un momento. Solo caminaba hacia ella con el ceño fruncido. – Ven. – Repitió. Kelsey abrió los ojos sobresaltada y se echó hacia atrás. Jensen la miró asustado, sin saber que hacer ni a que venía eso. Intentó calmarla, pero ella sólo podía escuchar en su cabeza una y otra vez: “Ven, ven, ven, ven” Lo sentía como una obligación. Continuará Share this post Link to post Compartir en otros sitios