Publicado 18 dic 2012 (editado) Hace tiempo que tengo ya planeada esta historia así que por fin la publicaré. La rutina de cada uno es diferente, pero todas tienen algo en común. No es el caso de Kesley, quién desde que puede recordar dispone de la increíble capacidad de leer las mentes de los demás. O eso es lo que ella creía. Promises Capítulo 1: Sin pensamientos Todo estaba oscuro, no se veía más que la infinita oscuridad salpicada de un que otro destello rojizo. Hacía frío y calor al mismo tiempo, una sencilla pero extraña sensación. Indescriptible. Un terrible olor a quemado invadía el aire. Una mujer con largos cabellos de fuego sujetaba con toda su fuerza la mano de la persona que más había amado en su vida.-¡No me sueltes Nathaniel! – gritó ella.Pero era inevitable, sentía como una fuerza inmensa tiraba de sus cuerpos en direcciones opuestas. Sus dedos se resbalaron. Un último roce de sus yemas y la más absoluta oscuridad se instaló tras un impresionante golpe luminoso. Un día más de otros tantos iguales. Kesley se levantó con torpeza y recorrió con los ojos a medio abrir el camino de todas las mañanas, exactamente el mismo. Ni las escaleras de caracol que bajaban al piso inferior le supusieron un obstáculo. Abrió la misma puerta del mismo mueble de la cocina y sacó la caja de cereales que echaría en la misma taza de cada día. Siempre era lo mismo. La misma casa descuidada, la misma rutina, la misma soledad… Solo había una cosa que cambiaba: Las continuas voces de los vecinos en su cabeza. Desde que tenía uso de razón, recordaba los pensamientos de toda la gente que la rodeaba metidas en su cabeza. Al principio era insufrible, todo lo que se pasaba por las mentes de los demás aparecía inmediatamente en la suya, igual que si lo hubiesen dicho en voz alta. Y lo peor es que no escuchaba una sola voz, sino dos, o tres, o veinte. Todas a la vez. Bastaba acercarse a alguien para conocer todos y cada uno de sus pensamientos. Quizá fue eso lo que la obligó a alejarse de la gente, a comenzar su solitaria vida. Con el paso de los años aprendió a limitar los pensamientos que podían entrar en su cabeza, como una especie de permiso por parte de su subconsciente. Eso le ayudo a comenzar una vida normal, poder olvidarse de los continuos estudios en casa y comenzar una carrera universitaria. A pesar de conseguir controlar su “don”, si es que se le podía llamar así, nunca pensó en buscar amigos. Ni eso, ni otra cosa. A veces echaba de menos alguien con quien reír y llorar, pero temía que la tentación la hiciese querer leerles la mente, o aunque no quisiese podría tener un accidente y hacerlo igualmente. Además, era algo que no podía controlar al cien por cien, si el pensamiento de alguien era lo suficientemente intenso aparecería sin más en su cabeza. Una auténtica cruz. Al menos, se divertía de vez en cuando con los problemas de la gente de su entorno. Como aquel día que a la encargada de la frutería se le cayó un diente en medio de las uvas que compraba una mujer. No todo podía ser malo. Sin fijarse tan siquiera ni que ropa elegía, sacó unos vaqueros y una de sus muchas sudaderas del armario. Siempre vestía de ese modo, nadie podría pensar que era la persona más rica de la manzana. Tan solo salir por la puerta se estremeció. Quedaban pocos días para el comienzo del invierno, y eso en Nueva York significaba frío. Mucho frío. Cruzó los brazos, frotándoselos para entrar en calor, y caminó hasta su coche. Estaba aparcado en el mismo sitio de siempre, como no. Rutina. Dio al play a su reproductor mp3 del coche y subió el volumen dejándolo en el punto exacto para no quedarse sorda. Odiaba el ambiente en la ciudad, demasiada gente, demasiados pensamientos, ruido, colapsos. Un coche salió de la nada saltándose un semáforo en rojo y casi llevándosela por delante. “Por fin algo nuevo” Pensó aporreando el claxon como una energúmena. Llegó a clase cinco minutos antes de que comenzase. Buscó algún hueco libre y se sentó. Nada nuevo, pensamientos vacíos. A su derecha un grupo de chicas compartían opiniones sobre la nueva colección de ropa de la típica tienda pija a la que acudían. Ya que la clase de ese día resultaba cansina y aburrida decidió espiar sus mentes para entretenerse. Comenzó por la rubia que parecía una Barbie, nada interesante. Solo se preguntaba donde habría comprado el bolso su compañera la morena y cuanto le habría costado. La que se sentaba justo detrás de estas dos pensaba que el profesor no estaba nada mal, vamos, que no le negaría un favorcillo. Kesley miró al profesor y volvió a mirar a la chica, tuvo que esconderse detrás del libro para que no se percatasen de sus amagos de carcajada silenciosa. A su izquierda estaban apilados los que había calificado como “frikis”, probablemente pensarían en cosas que jamás entendería. Por lo tanto no se esforzó siquiera en intentarlo. Que aburrimiento de clase. ¿En qué hora se le había ocurrido matricularse en Historia del Arte? Lo único que le gustaba era la mitología clásica. No es solo que le gustase, le encantaba, incluso se podría decir que la obsesionaba. Era con lo que se había criado, con lo que había aprendido a leer casi. De pequeña no quería que le leyesen los cuentos de los hermanos Grimm, ni ningún otro tipo, solo mitos. Tenía la esperanza de que alguno fuese capaz de explicar el porqué de su don. Ya se encontraba desesperada mirando continuamente el reloj y esperando que este marcase las doce cuando se fijó en alguien. Un chico que jamás había visto antes en clase, lo cual no sería raro para sus compañeros, pero si para ella, que destinaba todos y cada uno de los minutos que disponía en clase a conocer a todos hurgando en su mente. Estaba segura de que era la primera vez que aparecía por allí. Como si se hubiese dado cuenta de que Kesley no le quitaba ojo, el chico se giró. Durante unos segundos ninguno fue capaz de apartar los ojos del otro, era como si una extraña energía les obligase a mirarse mutuamente. Fue el carraspeo del profesor lo que hizo finalizar el intercambio de miradas. El chico nuevo volvió sus perfectas facciones hacia adelante y se centró nuevamente en las aburridas explicaciones del profesor. La curiosidad le pudo, necesitaba saber algo sobre él. Clavó sus juguetones ojos verdes en el rubio de dos filas más abajo y levantó la barrera de su mente. Nada. ¿Nada? Era la primera vez que le ocurría algo similar. No podía ser que tuviese su mente completamente vacía, que no pensase en absolutamente nada. Es como si fuese un robot. No tenía sentido. Lo intentó una vez más esperando resultados, pero solo obtuvo silencio. Como un libro en blanco. Editado 22 jul 2013 por SoniiaV Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 Capítulo 2 Primera conversación No pudo resistir la necesidad de acercarse a ese chico, le parecía completamente imposible que por primera vez en su vida su poder fallase. Quizá solo estaba perdiendo facultades, pero a los demás podía leerles la mente igual que de costumbre. Durante el intercambio a la siguiente clase puso en marcha su plan de investigación. Recogió sus cosas de la mesa en la que antes se sentaba y se deslizó al lado del nuevo. Tras un terrible chirrido de la silla que había elegido depositó los libros enfrente de ella y se quedó pasmada mirando a su compañero. No sabía como iniciar una conversación. Ciertamente, era la primera vez que dirigía la palabra a un compañero de clase. Un momento… era la primera vez que dirigía la palabra a alguien en mucho tiempo, años. -Mmm… Hola. –dijo. -Hola. – contestó él sin hacerle mucho caso. Sacó su libro de texto y lo abrió por la página que tocaba. Si él no colaboraba esto no sería fácil. Después de tantos años sin hablar con nadie se le hacía complicado buscar un tema para comenzar a charlar. -Eres nuevo. ¿Cierto? -¿Te importa? Mal. Muy mal. Había elegido la víctima más borde de toda la clase. ¡Qué demonios! La más borde de toda la facultad. Suspiró. Esto le costaría más de lo que pensaba. -Intentaba ser amable, mantener una conversación civilizada como adultos que somos. Pero ya veo que tú no eres como pensaba. Él sonrió divertido. Parecía que le hacía gracia que Kesley se mosquease, lo cuál la enfureció todavía más. -No soy lo que tú crees. – dijo el chico finalmente volviendo su mirada al libro que tenía delante. -Me llamo Kesley. –extendió la mano a modo de saludo y sonrió, pero el nuevo no se inmuto. -Jensen. Un placer.- ni siquiera la miró. Si la conversación no funcionaba tendría que pasar al plan B. La profesora Miller entró en la clase y comenzó a dar su charla sobre el teatro de la antigua roma. Igual de aburrida que siempre, sin ponerle pizca de sentimiento. ¿Es que no había un profesor capaz de hacer que les guste su asignatura? Volvió a mirar a Jensen, él si parecía interesado en la clase. Era el momento de dar comienzo al plan B. Clavó sus enormes ojos verdes en el chico y empezó sus ejercicios de concentración. Disminuir las pulsaciones, eliminar cualquier otra cosa de su cabeza, relajarse… y finalmente dejar paso a la mente de Jensen. Los minutos pasaban y nada ocurría, ni un solo sonido. Tan siquiera podía escuchar en la distancia a la señora Miller dando su aburrido discurso. De repente Jensen se giró, encontrándose a Kesley observándolo fijamente. Él miró el reloj y de nuevo a la chica, que permanecía en la misma posición de antes, ni tan siquiera pestañeaba. -¿…Quieres algo?- preguntó finalmente. Kesley volvió en si. -Sí. ¡Digo no! O sea…- no sabía como salir de aquella, encima no había conseguido nada nuevo. Solo silencio. -Eres muy rarita, ¿sabías? –la interrumpió. -Y tú un imbécil. -No tienes muchos amigos, ¿Verdad? Por primera vez en muchos años, Kesley sintió que algo le dolía de verdad. Como si su burbuja de felicidad hubiese explotado de repente con la punzante frase de Jensen. No lo intentó más, ni siquiera quiso volver a hablarle. Todo había sido un error, no debería haberse cambiado de sitio, ni venir a clase, ni haber tomado el maldito coche esa mañana. Intentó atender a la clase de la señora Miller, pero le resultaba demasiado pesada. Además, no era difícil para ella aprobar un examen ya que disponía de su maravilloso don. -Oye, lo siento si te he ofendido. Jensen apareció entre el bullicio de gente al salir de clase y se había plantado delante de ella disculpándose. Parecía sincero, pero Kesley no tenía intención de hacerle caso. Su único interés era subir al coche y marcharse a casa para olvidarse de él. -Estoy hablando contigo, morena.- dijo burlón. Kesley le dedicó una mirada con odio y cerró la puerta del coche de un golpe. Ya había aguantado suficiente al repugnante ese por un día. Entró en casa, subió las enroscadas escaleras corriendo y se encerró en su cuarto. Su pequeño mundo, él único rincón de la casa que no parecía abandonado. El caso es que desde que había comprado la casa no la había limpiado ni una sola vez. Ni siquiera se había molestado en ordenar las cosas que poco a poco se iban acumulando por los rincones. Había telarañas colgando de todas las esquinas, y ropa sucia amontonada al lado del baño. Había tanto polvo que el suelo y los muebles parecían siempre de un tono grisáceo. En cambio, su dormitorio era el más puro orden. Tras la muerte de su familia, había ordenado la reconstrucción de su antiguo dormitorio. Todo estaba exactamente igual, hasta el pequeño oso de peluche al lado del armario. Lo único que había permitido cambiar eran las paredes, que con el paso de los años había empapelado de recortes del periódico que le interesaban, postales de algunos lugares que había visitado, fotos… Era como una especie de diario a gran escala. Se tiró en la cama y suspiró. Era la primera vez que se hacía esa pregunta… ¿Por qué era la única persona con esa extraña capacidad? ¿Por qué ella? Por primera vez en años, algo había cambiado en su vida. Continuará Posdatísima: NO ES CREPUSCULO SEÑORES, NO SE ASUSTEN. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 Bueno, el principio si recuerda a Crepusculo (bueno ya lo has avisado XD) aunque no tanto, porque el tío es un borde y Bella ya se lo quería tirar en el momento en que lo ve xDDDD Y kesley creo que solo quiere su cabeza en una estaca =D Me da pena la pobre, viviendo sola, sin tener amigos...Creo que van a pasar cosas muy interesantes =3 PD: JENSEN. Somos unas frikis. A Lolita le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 Eso de Jensen ha sido un puntazo xDDDD. Y sí, recuerda un poco a Crepúsculo (ya decía yo que me sonaba de algo) pero no hay comparación entre la personalidad de ellos con las de Edward y Bella . Y sí, me he enamorado del prota, aunque sea un niñatillo borde Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 Ya te dije Sonia que todo esto de los poderes esta muy trallado. Siempre se puede comparar con algo ;__; Es un asco. Lo que no es un asco para nada es ese hombreton que has creado. jojojo. Melofo. :) Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 Bueno, el principio si recuerda a Crepusculo (bueno ya lo has avisado XD) aunque no tanto, porque el tío es un borde y Bella ya se lo quería tirar en el momento en que lo ve xDDDD Y kesley creo que solo quiere su cabeza en una estaca =D Me da pena la pobre, viviendo sola, sin tener amigos...Creo que van a pasar cosas muy interesantes =3 PD: JENSEN. Somos unas frikis. Eso de Jensen ha sido un puntazo xDDDD. Y sí, recuerda un poco a Crepúsculo (ya decía yo que me sonaba de algo) pero no hay comparación entre la personalidad de ellos con las de Edward y Bella . Y sí, me he enamorado del prota, aunque sea un niñatillo borde No me di cuenta que podía parecerse a crepusculo hasta que me puse a escribir la introducción en el post, estuve por no publicarla xDDDD Ya te dije Sonia que todo esto de los poderes esta muy trallado. Siempre se puede comparar con algo ;__; Es un asco. Lo que no es un asco para nada es ese hombreton que has creado. jojojo. Melofo. :) A mi no me encantan los rubios, pero era obligatorio que así fuese. No obstante, me sigue pareciendo mono. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 A mi tampoco me enamoran rubios, pero hay casos y casos..! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 pues a mi me recuerda a Sookie de True Blood que tambien lee mentes xD esta muy bien aunque el tio ese es un borde xD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 18 dic 2012 Bien bien, uno que no le recuerda a crepusculo. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 19 dic 2012 (editado) Era por fastidiar a Sonia pero... Aqui no ha pasado nada! Editado 21 dic 2012 por Cova Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 21 dic 2012 (editado) Pues a mí él no me gusta, seguro que también tiene poderes chungueras o algo. Ella me gusta mucho, aunque podría limpiar la casa xDDDDDDDDDDD No sólo lo de los poderes está trillado, sino todo, hoy en día ya no se puede ser original xDD por cierto Cova, creo que poner un post haciendo publi de tu historia (u otra) no está permitido. Solo lo digo para que no te riñan xDDD Editado 21 dic 2012 por Ginevra Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 21 dic 2012 Ya se lo dije yo, pero bueno tampoco se pasan mucho por aquí los mods y no tengo pensado denunciarla yo xDDD Y Kesley es una guarra como la dueña, solo que a gran escala. Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 21 dic 2012 Capítulo 3: Apolo y Dafne El desagradable incidente con el chico nuevo hizo que Kesley no saliese de casa el resto de la semana. A la mayoría de la gente a penas le habría afectado, pero teniendo en cuenta que era su primer acercamiento a otra persona en muchos años le había dolido bastante. La solución era sencilla, no tenía que intentarlo nunca más. Además estaba completamente segura de que lo de no poder leerle la mente se trataba de un caso aislado, no le había pasado con nadie más desde aquél día. No podía seguir encerrada en casa por lo que había sido una tontería; hiriente, pero una tontería al fin y al cabo. Así que el lunes de la siguiente semana se mentalizó de que debía ir a clase. Evitó el más mínimo contacto con Jensen, buscó un asiento libre en la última fila y lo ocupó. Hacía más frío que los últimos días y los primeros copos de nieve del año amenazaban con caer. Era algo que no le disgustaba, podía pasar largas horas mirando por la ventana como el viento transportaba los blancos copos de nieve de un lado a otro, hasta que finalmente chocaban contra una superficie plana y se acumulaban hasta cubrir todo de blanco. Le gustaba acurrucarse en el sillón de su dormitorio con una manta y una buena taza de chocolate caliente mientras veía una película romanticona. Consultó el horario de asignaturas para saber cual tenía y por fin algo la alegró: Mitología clásica. La señora Carter entró en la clase con su maletín en mano y saludo a los alumnos, pocos fueron los que contestaron. -Hoy vamos a estudiar la obra de Gian Lorenzo Bernini. –comenzó ella.- Se trata de la escultura en mármol de Apolo y Dafne, creada entre 1622 y 1625. ¿Alguien conoce el mito? No hubo respuestas. Después de varios meses de clase, Kesley ya se había acostumbrado a que nadie contestase en la clase, así que para no hacerse notar, ella tampoco lo hacía. -El irascible Eros tomó dos flechas, una de oro y otra de hierro. La de oro incitaba el amor, la de hierro incitaba el odio. Con la flecha de hierro disparó a la ninfa Dafne y con la de oro disparó a Apolo en el corazón. – continuó la profesora. La puerta de clase se abrió y alguien se deslizó dentro en silencio. Era Jensen, que llegaba tarde. Levantó la mirada en busca de algún sitio en que sentarse. No, no, no, no. NO. ¿Por qué tenía tan mala suerte? Jensen caminaba directo a ella. Como era habitual en clase, una silla crujió. Era él, se había sentado justo a su lado. -Apolo se inflamó de pasión por Dafne y en cambio ella lo aborreció. En el pasado Dafne había rechazado a muchos amantes potenciales y a cambio había demostrado preferencia por la caza y por explorar los bosques. Kesley intentó centrar su atención en la profesora, pero se le hacía imposible no mirar de reojo a Jensen, quién parecía atento a la explicación. De repente, sin dejar de mirar al frente, éste dijo: -No eres como las demás, ¿verdad? – Era casi un susurro. Kesley no supo que contestar, no tenía ni idea de a que se refería. Por una vez, echó de menos su poder. ¿Se refería a porque siempre estaba sola? ¿o quizá era porque no iba de superficial como el resto de las chicas en clase? -No se a que te refieres. – contestó ella por fin. -Lo sabes perfectamente. La profesora continuaba con su explicación. -Apolo continuamente la persiguió, rogándole que se quedara con él, pero la ninfa siguió huyendo hasta que los dioses intervinieron y ayudaron a que Apolo la alcanzara. En vista de que Apolo la atraparía, Dafne invocó a su padre. De repente, su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello en hojas y sus brazos en ramas. Dejó de correr ya que sus pies se enraizaron en la tierra. Apolo abrazó las ramas, pero incluso estas se redujeron y contrajeron. Como ya no la podía tomar como esposa, prometió amarla eternamente como su árbol y que sus ramas coronarían las cabezas de líderes. Mientras la señora Carter hablaba, Kesley tomaba notas en su cuaderno. Estaba todo lleno de líneas de distintos tamaños, con letras casi deformes dentro de la elegancia. Incluso incluía algún boceto, le gustaba dibujar y siempre se le había dado bien. -Bonita historia… pena que no sea verdad. – susurró Jensen a su lado. -Claro que no es verdad. Es un mito, Jensen. Que esperas. -No. En realidad no fue así. -¿Acaso estabas tú presente cuando un paisano decidió inventarse la historia? – No tenía ni las más mínimas ganas de aguantar a ese idiota. Ni siquiera cruzar una sola palabra con él. Lo odiaba. -No, no estaba. – dijo el chico. Ella sonrió con suficiencia y volvió a centrarse en su cuaderno, pero Jensen continuó hablando. – Dafne jamás se convirtió en árbol. Cuando Apolo supo que esto podría ocurrir recurrió a todos los sabios que pudo hasta conseguir la cura tanto al hechizo como al efecto de la flecha de hierro. Inmediatamente Dafne cayó rendida a sus pies y en menos de un mes se casaron por todo lo alto en os jardines del Olimpo. Tuvieron hasta hijos, ¿Sabes? Gracias a dios, el timbre sonó y Kesley no tuvo que escuchar más tonterías. Recogió las cosas con brusquedad y se levantó de la silla. -¿Ya te vas? ¿No te quedas a otra hora? ¡Qué mala alumna! Tenía muchas cosas que contarte. ¿Acaso era tonto? ¿Bipolar? La semana pasada había sido todo un borde y ahora un psicópata loco y acosador. Estaba claro que lo mejor era alejarse de él, además empezaba a darle miedo. -Cuando te decidas a contármelo aquí estaré, sé que eres tú. Sé que tienes algo que las demás personas no. Y también sé que terminarás confiando en mí. Sin querer escuchar más echó a correr en busca de la salida y abandonó la clase. 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Publicado 21 dic 2012 Capítulo 4 Primeros copos Maldito crío, si pretendía liarle la cabeza no lo iba a conseguir. No tenía la más mínima idea de a que se refería con lo de que tenía algo especial, pero sinceramente ni le importaba. Nada de lo que dijese Jensen le interesaba. Se asomó a la ventana de su cuarto y observó por el hueco que dejaban las cortinas. Como había previsto en la mañana, los copos de nieve comenzaban a caer. Este año las nevadas habían empezado más temprano de lo usual. La nieve le encantaba. Sonrió. Cada año, días antes de las navidades, caían los primeros copos. Quizá por eso le gustaba tanto la nieve. Las mentes de la gente se llenaban de felicidad y buenos propósitos, algo muy escaso durante el resto del año. El simple hecho de poder sentir la alegría de los demás la hacía feliz a ella misma. Calentó una buena taza de chocolate como a ella le gustaban y la subió a su cuarto. Se tiró en la mullida alfombra con la taza y el portátil delante esperando el comienzo de la película que había seleccionado. Sonaban las primeras notas de la canción de comienzo cuando algo dentro de ella la hizo estremecerse. No supo exactamente que era, pero su instinto la hacía sentir insegura, o quizá incluso vigilada. Nunca se había sentido así, era completamente nuevo. Además, no era un sentimiento normal, sino algo completamente diferente… como algún tipo de vinculación. Se levantó dejando la película pasar y se acercó nuevamente a la ventana. La nieve ahora caía con fuerza. La capa de copos no permitía ver más allá de la carretera y diferenciar algunas sombras entre ella. Se fijó en una concretamente. Estaba en la otra punta de la acera, detrás de los descuidados setos de su parcela. Era una persona, en pie, y totalmente quieta. Casi como si la estuviese espiando. “¡Qué tontería!” Pensó Kesley “Como me va a vigilar desde allí, si ni siquiera estaba cerca de una ventana” Con eso intentó tranquilizarse, pero no lo hizo. Esa sensación en su cabeza era cada vez más fuerte, no le dejaba pensar en otra cosa. Bajó corriendo al primer piso y se asomó a la puerta con el fin de identificar a quién quiera que fuese, pero aún estaba demasiado lejos. -¡Eh, tú! – gritó a todo pulmón. No contestaron. El silencio le produjo un escalofrío, y no precisamente por las bajas temperaturas del exterior. Lo intentó nuevamente. - ¡Sé que estás ahí! ¡Detrás del seto! Te he visto, sal. - ¡Está bien, está bien! – Una voz ligeramente familiar sonó entre la ventisca. Jensen se acercó lentamente hacia la puerta donde Kesley permanecía sorprendida. ¿Qué demonios hacía ese tipo ahí? Tuvo que resistirse a no entrar en casa y cerrarle la puerta en la cara, no la habían educado así. - ¿Por qué me espías? – preguntó Kesley secamente. - ¿Espiarte? ¿Yo? – Jensen se echó a reír. – Pasaba por aquí y la ventisca me pilló de sopetón, fue el primer sitio que encontré para refugiarme. No lo creía. La historia no le cuadraba por ningún lado. Pasando por alto la grandísima casualidad de que estuviese pasando por delante de su casa entre todas las que había en Nueva York, no tenía sentido refugiarse detrás de unos arbustos de menos de un metro de altura. - Mientes. - ¿Por qué iba a mentir? Al menos invítame a pasar a casa, ¿No? Me estoy congelando aquí fuera. Sin saber cómo ni por qué, le dejó pasar. El chico miró asqueado las telas de araña colgando en las esquinas y las prendas sucias tiradas por el suelo, pero no dijo nada. Al menos tenía calefacción, lo cual le venía bien para entrar en calor después de estar horas a la intemperie. -¿Quieres un café, té, chocolate…? –ofreció la chica. -No, gracias. Está bien. -¿Entonces porqué querías entrar? -Mmm… Me iba a morir congelado, cualquier sitio me vendría bien. Incluso tu casa. -¿Nada más? ¿Tan lejos vives? ¿Qué hacías por esta zona entonces? – Cualquier pregunta era poca en este momento. Solo quería saber por qué estaba allí, y no le valía lo de refugiarse. Le recordó al tipo de trama de las películas románticas en las que el chico utilizaba excusas similares para ligarse a la chica de la casa. Se estremeció nuevamente. Lo odiaba, no quería saber nada de él. Ni siquiera quería tenerlo en su casa. -Tranquila, no tenía pensado ligar contigo. -¿Cómo sabes que….? – no fue capaz de continuar. Había adivinado lo que estaba pensando, normalmente era ella quién hacía esas cosas. -Te he dicho que sé muchas cosas. Y sigo esperando a que tú me admitas lo que ya sabes. Kesley no pudo más. Se deshizo de él como pudo y lo echó de casa. Al principio le costó, ya que Jensen se aferraba con fuerza a uno de los radiadores, pero finalmente logró empujarlo y cerrarle la puerta. -¡No vuelvas por aquí! ¡Estás loco! Él simplemente se reía, sin intentar negarlo. Bajó los pocos escalones que lo distanciaban del suelo y se fue con la misma sonrisa que había entrado. Continuará Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 21 dic 2012 Ay, Jensen, Jensen... Tu vas a tener tu lado cariñoso, ya lo veras. Actu proooontooo!!! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 22 dic 2012 Jooo, yo quería más. Lo has dejado ahí.......!!! Maldita. Tengo ganas de saber porque sabe lo del mito y quien es él realmente. T_T Continua prontoooo Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 22 dic 2012 ¡Lo prometido es deudaaaaaaaaa! Ya me he leído la historia, me encanta. Jensen es guapísimo, pero me da muy mala espina xDD ¡Sigueee! Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 22 dic 2012 ¡Ay que él también lee las menteeees! Si es que no lo tenía que haber dejado entrar, que se congelara xD El otro capi me ha gustado mucho con lo de Apolo y Dafne, muy bonitas las imágenes^^ ¿Será el hijo de ellos? Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 22 dic 2012 ¡Lo prometido es deudaaaaaaaaa! Ya me he leído la historia, me encanta. Jensen es guapísimo, pero me da muy mala espina xDD ¡Sigueee! Gracias Maria! La publicidad/spam funciona =D ¡Ay que él también lee las menteeees! Si es que no lo tenía que haber dejado entrar, que se congelara xD El otro capi me ha gustado mucho con lo de Apolo y Dafne, muy bonitas las imágenes^^ ¿Será el hijo de ellos? La imagen de las flechas es un poco/demasiado cutrilla diría yo pero no sabía como hacer xDDD Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 23 dic 2012 Puajajajá!! Me encantó la foto de las flechas, y no te quedó cutrilla no jajaja, yo es que no es por ofender, pero es que lo veo muy parodia a lo crepúsculo (lo reconozco hizo mucho daño al mito de los vampiros u.u), y bueno, que eso, me enganché si si jajaja, sigue pronto, que también tengo curiosidad por qué sabía lo que pensaba Kesley, fijo que son hermanos y ellos sin saberlo, se enamoran etc etc, y luego se enteran de que son hermanos y que heredaron los poderes de sus padres etc etc etc, mis hipótesis se me van de las manos ;_; Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 23 dic 2012 Mujer parodia es algo que es lo mismo, aquí solo es que ella lee los pensamientos menos los de él. Bueno, aunque lo de la bipolaridad de él al principio también xD Pero lo demás no^^ Es que uno haga lo que haga lo van a comparar con algo T_T A Cova le gusta esto Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 23 dic 2012 No me digáis lo de crepúsculo que voy a por un cuchillo jamonero xDDDDDD Tiene razón Ginevra, siempre algo que leas te recordará a otra cosa... pero hace más de 2000 años que se escriben cosas, es normal que esto pase Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 26 dic 2012 Capítulo5 Amor eterno A pesar de querer tomarlo por loco, ella sabía que no era así. Había algo en él que le hacía creerlo, sabía algo de ella. Y por más vueltas que le daba, solo llegaba a la misma conclusión. Sacudió la cabeza tratando de negarlo y subió las escaleras camino a su cuarto, todavía la esperaban una película y un buen tazón de chocolate que ya estaría frío. Se echó nuevamente en el suelo y puso por el principio el vídeo, con el despiste de Jensen, se había olvidado de pausarla. Una pareja caminaba por la orilla del mar. Iban cogidos de la mano, diciendo mil ñoñerías, jurándose amor para la eternidad. Las olas rompían contra la orilla con fuerza tratando de darle dramatismo a la escena. -Amor eterno, tonterías. –murmuró. Sabía perfectamente que eso era imposible sin haberse enamorado ninguna vez antes. El ser humano cambia con el transcurso de los años, conoce gente nueva, nuevos sentimientos aparecen… y finalmente el primer amor se marchita dando lugar a uno nuevo que con el tiempo terminará también. Errar es humano, y cambiar también. Por mucho que una persona jure amor eterno a otra, algún día la segunda faltará, y la primera terminará por olvidarla a pesar de guardarle un cariño especial. Suspiró profundamente y se tiró sobre el suelo, dejando la ridícula película puesta. A veces se preguntaba que se siente cuando te enamoras ¿Era real eso que decían de las mariposas en el estómago? ¿Y la falta de cordura desencadenada? Le gustaría poder experimentarlo, al menos una vez en su vida. Pero sabía que no sería capaz, su maldita capacidad de espiar lo que los demás pensaban se lo impedía. Además, no conocía a nadie. Solo se le ocurrió un chico, el único con el que había cruzado algunas palabras en años, y ese chico no le gustaba nada. Estúpido Jensen, siempre volvía a su cabeza. La intriga le podía. Jamás se enamoraría de él, lo único que éste podía aportarle eran respuestas. Necesitaba saber lo que quiera que fuese que él ocultaba. Probablemente sería alguna tontería y solo quería reírse de ella, pero ¿Y si no era así? Algo dentro de ella la obligaba a preguntarle. Se dio cuenta de algo. Aunque lo hiciese, él no se lo diría. Jensen no se cansaba de repetirle que ella debía ser quién le confesase algo, ¿Pero el que? Un escalofrío la recorrió de arriba abajo, sólo se le ocurría una cosa a la que pudiese referirse, y no quería creer que fuese eso. Su poder. Sonaba la música de los créditos de la película. Por lo visto llevaba más de una hora dándole vueltas a la cabeza entre unas cosas y otras. Tenía las manos heladas. La calefacción no era suficiente para luchar contra el glacial frío exterior. Seguía nevando. Usó sus bolsillos para tratar de entrar en calor, quizá era hora de buscarse un pijama de manga larga. Algo rozó su mano dentro del bolsillo. Se trataba de un pequeño papel blanco, doblado a la mitad. Lo sacó y desdobló para ver que ponía. Era un número de teléfono, y debajo ponía un nombre: Jensen. Él otra vez. ¿Cómo demonios había conseguido meter el papel ahí sin que ella se enterase? Echó otro vistazo a la nota. Tenía una caligrafía bonita, casi perfecta. Nunca lo había visto como un alumno más, ni siquiera creyó que realmente le importasen esas cosas. Recordó el primer día que lo vio en clase, cuando casi la come por distraerlo. Puede que en el fondo si le interesase. Sonrió, posiblemente era cierto aquello de que las apariencias engañan. Devolvió la nota al bolsillo y se levantó. Al día siguiente por la mañana lo llamaría, quedarían en alguna cafetería y aclararían lo que fuese necesario. Miró el reloj, ya pasaba de las doce. Apagó la luz y se metió en la cama, mañana sería un día duro. Solo pensar en mantener una conversación con Jensen la ponía de mal humor. Quizá debería dejar de tomarse todo lo que hacía como un ataque. No habían empezado con buen pie, sin embargo él parecía querer cambiarlo, y era ella quién no le dejaba. Tardó horas en dormirse. Su cabeza le daba vueltas a todo buscando explicaciones e ideando qué le diría a Jensen al tomar el teléfono. Estaba en un bosque oscuro, lleno de árboles casi sin hojas y abetos. La única iluminación era la luna llena tapada casi al completo por las nubes. Seguía corriendo, huyendo de lo imposible. Cada segundo era valioso, cada metro un año de vida. Los cabellos rojizos se le pegaban al cuerpo. No tenía fuerza para seguir corriendo, pero no podía parar. En algún momento Nathaniel aparecería y la salvaría. Podrían huir juntos para siempre, no importa donde fuese, pero juntos. Allí estaba él. Sólo unos metros más. Entonces el suelo se rompió… y cayó. Kesley despertó sobresaltada. Se sentó en la cama intentando tranquilizarse, el corazón le latía a mil por hora. ¿Quiénes eran los dos personajes de su sueño? Debería dedicarse a la escritura, podría escribir una novela sobre esos dos. No era la primera vez que soñaba con ellos, pero últimamente le sucedía más a menudo. Echó un vistazo por la ventana, luna llena, como en su sueño. El viento soplaba con fuerza arrastrando enormes nubes que iban y venían hasta que se colocaron exactamente como había visto antes. Se frotó los ojos y volvió a mirar, no había cambiado. Creyendo que seguía soñando se pellizcó una, dos, tres veces. Nada. Era real. Nunca había tenido tanto miedo, era completamente subrealista. Bajó al baño y se echó agua en la cara para despejarse. Miró su reflejo en el espejo, estaba tan pálida que parecía una muñeca de porcelana, además estaba sudando. Se pasó la mano por la frente, estaba ardiendo. Probablemente todo había sido fruto de la fiebre, los cambios de temperatura le habían afectado. No volvió a dormir. * Tal y como había planeado la noche anterior, sacó de su bolsillo el número de Jensen y lo marcó en su teléfono. No había dado ni un tono cuando se oyó al chico del otro lado. -Hola Kes, Ya tardabas en llamar. -¿Cómo sabes quién soy?-preguntó asombrada.- Y no me llames Kes, no somos amigos. -¿Si no lo somos porque me llamas?- Prenguntó Jensen. -¿Si no lo somos porque me das tu número? -Porque soy un psicópata violador y tú eres mi próxima víctima. A Kesley le costó no reírse, pero debía mantenerse seria. -Está bien señor violador… ¿Podemos vernos en la cafetería de la facultad dentro de una hora? -Segunda mesa a la izquierda, no tardes. Pediré para ti un café bien caliente, tienes que cuidar esa gripe… dos azucarillos y mucha leche.- colgó. ¿Por qué sabía que tenía gripe? ¿Y cómo sabía como pedía siempre el café? Comenzaba a pensar que había sido una mala idea llamarlo. Continuará Share this post Link to post Compartir en otros sitios
Publicado 27 dic 2012 O_O pinta bien seguire leyendo xD Share this post Link to post Compartir en otros sitios