Historia cancelada ><><BITE ME><><

[Ginevra 1.523]

Por fin lo he podido terminar de leer, que con las fiestas me quedé a mitad de capi xDDDD. ¡Besoooooooooooooo! oys que bonito . El George tampoco me da buena espina . Pon capi prontitoooooo .

[CasieFiccion 7]

Hooola a todos! De nuevo gracias por vuestros comentarios! Continúo rápido que me tengo que marchaaaaarrr corrieeeendo!

-Espera, espera –frené de repente y me di la vuelta con el ceño fruncido y dispuesto a hablar –No entiendo cómo… cómo has llegado tan rápido…

-¿No sabes cómo, Michael? ¿No te lo imaginas? –habló con un tono insoportablemente enigmático.

-¿Eres… Como Agnes? –solté sin pararme a pensar en dónde me estaba metiendo.

Asintió sereno.

-Pero… Me dijo que era la única, que nunca había conocido a nadie como ella…

-Mintió.

-¿Cómo es posible? ¿Cuántos somos?

-No lo sé. Muchos... Demasiados.

-¿Dónde… Dónde os escondéis?

-¿Quién ha dicho que nos escondamos?

-¿Por qué en GreenTown? –continué con aquel juego de preguntas.

-Hay alguien… –habló por fin –uno de nosotros quiere liquidar nuestra raza. Le estamos buscando –me hizo una seña con la mano, guiándome hacia el interior de su piso. Sin pensarlo, llamado por la curiosidad y la necesidad de saber, me introduje en aquel lugar tan… oscuro. Quería saberlo todo.

-Hay algo que no entiendo… ¿Cómo sabéis que el asesino es un vampiro?

-¿Acaso un humano sería capaz de acabar con alguno de nosotros? La raza se extiende, Michael, muchos temen que salga todo a la luz. Cuantos más vampiros haya, más probabilidades de ser descubiertos. Un descuido y estaríamos acabados... Agnes comenzó la investigación hace años, cada vez estamos más cerca.

-¿Agnes? ¿Por qué ella?

-Su marido fue asesinado, lo único que quiere es venganza.

-¿Marido? ¿Y tú, entonces, quién eres?

-Es complicado…

-¿Complicado?

-Soy… –tragó saliva –Su padre.

-¡¿Qué?! –exclamé sin creerlo –¿cómo es posible? Pareces su hermano…

-Mi esposa y yo fuimos convertidos cuando Agnes tenía cinco años. Aprendimos a resistirnos a los humanos por ella, porque la queríamos… Pero cuando cumplió los veinte, su madre enloqueció e intentó acabar con… ella… –bajó la mirada con pesadumbre –la única solución fue convertirla.

-¿Convertirla? Eso es un mito…

-Solo algunos pueden. Aquellos que fueron convertidos por otro vampiro, son débiles, y cualquier golpe puede matarlos, por lo que no tienen la capacidad de convertir. Los únicos que pueden convertir son aquellos que nacieron del vientre de un vampiro...

-¿Del vientre de un vampiro? –repetí anonadado.

-El niño nace siendo humano –comenzó a hablar con la mirada fija en la nada –irá creciendo poco a poco hasta sentir la necesidad de matar. Desde el momento en el que muerda a su primera víctima, se transformará, quedando estancado en el tiempo, como el resto. No todos sienten ese instinto, algunos no se convierten nunca…

-Hay algo que no entiendo… Tú no naciste de un vampiro, ¿cómo pudiste convertir a Agnes?

-No fui yo el que la convirtió…

-¿Quién fue, entonces?

George me miró en silencio, estudiando con detenimiento mi rostro.

-Dime –le pedí con curiosidad, ¿a qué venía ahora ese misterio? –¿Quién fue?

-Fuiste tú, Michael.

Sentí el cuerpo encogerse y cómo la sangre se agolpaba en mi cerebro. Miré suplicante a George, sin entender lo que acababa de soltar y después me eché las manos a la cabeza.

-Sé que es difícil de creer… –comentó éste acercándose un poco más a mí.

-Pero… –le volví a mirar negando con la cabeza –Es imposible. Yo…

-Tú no recuerdas nada. La mezcla entre la sangre humana y la vampírica tiene un efecto amnésico. Estuviste dispuesto a hacerlo a pesar de las consecuencias, querías salvarla…

-¿Qué era ella para mí?

-Una humana… La única humana que te había aceptado a pesar de… –me miró con pesar –de lo que eras…

Yo bajé la cabeza sin saber qué decir. No recordaba nada de mi infancia, había deambulado todo este tiempo solo por el mundo sin saber quién era, ni de dónde venía, ni a dónde debía ir… Y todo por… ¿Salvar a Agnes? ¿Qué clase de ser estúpido era el Michael de antes?

-Michael –me sacó de mis pensamientos –debes tener cuidado con Agnes… Ella… Está obsesionada contigo… –soltó de repente.

-¿Cómo? –pregunté confundido por lo que acababa de decir –¿Sabe que fui yo el que… la salvó? –negué con la cabeza sintiéndome estúpido por la situación.

-No.

-¿Entonces?

George se encogió de hombros sin saber qué decir.

-Es mi hija y la quiero, pero… Ha cambiado… –hizo una pequeña pausa y después me miró –¿Tendrás cuidado?

Asentí con la cabeza sin entender todo lo que acaba de pasar. No dije nada más, no podía, era demasiado para mí; demasiada información, demasiadas dudas, demasiados problemas… Me marché con paso lento, dejando a aquel extraño personaje a mis espaldas.

Samantha

Andaba sin rumbo alguno cubriéndome los brazos con las manos. Tenía muchísimo frío y no sabía si estaba yendo por el camino correcto. Mi aliento dejaba un rastro de niebla en el aire, rastro que desaparecía poco a poco amenazado por el frío. Mis tacones formaban una melodía tétrica que hacía eco en la oscura y solitaria calle por la que estaba yendo. Una sombra me hizo dar un respingo, me giré asustada pero no había nadie. Una sensación de pánico invadió mi cuerpo.

-Samantha, ¿verdad? –una voz frente a mí me hizo frenar.

-Q… ¿Quién eres tú?

La miré de arriba abajo. Era una mujer despampanante, de caballo rojizo y ojos azul cielo. Ahondé aún más en su rostro y caí en la cuenta de que aquella mujer la había visto con Michael la noche que había entrado a trabajar en el Chemical West.

-Tú… –musité.

Ella soltó una escandalosa carcajada que hizo deslumbrar sus dientes en la noche. Después recorrió mi rostro con desprecio sin dejar de reír.

-Estás en el lugar menos indicado. Deberías marcharte, alguien aún no ha comido…

Fruncí el ceño ante sus palabras incoherentes.

-Supongo que… –continuó –Michael no te lo ha dicho, ¿verdad?

-¿Decirme el qué?

-Ay… éste Michael… ¿Cuándo aprenderá? ¿Sabes? tu amiguito debería haber previsto esto… Unas palabras de prevención por su parte no habrían estado nada mal… –jugó con uno de sus mechones color sangre.

Me separé poco a poco de ella. ¿Qué quería decir con toda esa palabrería? No entendía absolutamente nada.

-Oye, es tarde y empieza a hacer frío –me di la vuelta con las piernas temblorosas –. Ya… nos veremos por ahí…

-No, no, no –me frenó –tú no te vas a ninguna parte –me agarró de la muñeca –verás… Soporto que Michael te prefiera a ti, al fin y al cabo eres humana, pero… Lo que no aguanto es… –se acercó a mi cuello e inspiró con fuerza –Tu olor… Es maravilloso…

Me quedé totalmente petrificada y sentí cómo mi respiración se detenía. ¿Qué coño hacía esa loca? ¿Olerme? ¿Se había referido a mí llamándome “humana”?

Me apartó un mechón con furia. Yo, sin pensarlo dos veces, le di un empujón con todas mis fuerzas y eché a correr. Sentí cómo la adrenalina se acumulaba en mi cuerpo. Sin embargo, en un segundo, su mano me volvió a frenar. Yo me di la vuelta asustada.

La chica rió mostrándome su dentadura.

-¡¿Qué coño…?! –exclamé horrorizada al vislumbrar un par de colmillos níveos y puntiagudos.

No podía ser, aquello no estaba pasando. Era imposible, ella no podía ser un… un vampiro. Los vampiros… no… no existían… Di un paso hacia atrás al ver su expresión, sus ojos… su mirada reflejaba odio… Odio, rabia y… ansias de matar.

En un segundo, sin verlo, sentí sus garras en mi cuello.

Grité y entonces sucedió: el dolor cesó y sentí cómo alguien me apartaba el pesado cuerpo de la pelirroja de encima. Abrí los ojos y allí le vi… Era Michael.

Me aparté hacia un lado y observé la expresión de la pelirroja al encontrarse frente a mi salvador.

-Sabía que vendrías –dijo ella riendo.

-Aléjate de aquí Samantha –habló Michael entre dientes soltando un pequeño gruñido.

La mujer le correspondió el gruñido y se lanzó contra él. Michael la esquivó y la agarró con fuerza del cuello. El grito agudo de la pelirroja invadió la solitaria calle en la que nos encontrábamos. Se intentaba soltar pero le era imposible. Sus uñas se clavaban en las manos de Michael, pero éste seguía impasible estrangulándola.

-¡Michael, para! ¡La vas a matar! –grité inconscientemente. Michael me miró y entonces la pelirroja se deshizo de sus brazos y le golpeó con fuerza en el estómago, dejándole derribado en el suelo.

-¡No! –volví a exclamar esta vez saboreando unas cuantas gotas saladas.

Agnes me miró y soltó un bufido acercándose a mí. Se pasó el brazo por el cuello, limpiándose las heridas que le habían producido los brazos de Michael, y volvió a enseñarme los dientes. Me tapé los ojos negando con la cabeza y temblando de miedo.

-Esto no está pasando –me dije ahogándome con mis propias lágrimas.

-Claro que sí –rió la pelirroja.

-¡Apártate de ella! –una voz detrás de mí la hizo dar un respingo.

Michael se lanzó de nuevo contra ella, pero esta vez Agnes consiguió esquivarle y le golpeó con un cubo de basura que había cerca de nosotros. Me quedé petrificada, ¿cómo podía tener tanta fuerza? Michael, como si no hubiera sentido nada, se levantó del suelo y la golpeó brutalmente con la pierna. Agnes voló hasta llegar a la pared, se dio un fuerte golpe en la cabeza con la ventana y después cayó golpeándose de nuevo con la fría piedra del suelo. Se acercó a ella y le clavó los colmillos en la mejilla.

-¡No! –exclamé horrorizada. El grito de Agnes se acopló al mío –¡Para Michael!

Michael

-¡Quería matarte! –grité escupiendo la sangre de Agnes -¡¿No te das cuenta?!

-Pero… –sollozó Samantha asustada –no… No la mates… No… No… –las lágrimas la hacían atragantarse –Por favor…

-La odio… –mascullé estrangulando su cuello con mis manos –Si te hubiera hecho daño… Yo…

-No Michael… –volvió a repetir Samantha esta vez cubriéndose el rostro con las manos.

Mi fuerza cesó y miré a Samantha con el corazón en un puño. Después fijé mi mirada en la pelirroja y el odio volvió, ¿por qué habría querido matar a Samantha?

De repente, Agnes abrió los ojos y me golpeó con fuerza la nariz. Noté un crujido y cómo me golpeaba la cabeza con el bordillo de la acera.

En un segundo, sin darle tiempo para volver a atacarme, me levanté del suelo y me lancé de nuevo contra ella. Agnes estaba demasiado débil y su fuerza era insuficiente para mí. El odio me manejaba a su antojo haciéndome enloquecer de furia.

-Michael… –gimió la pelirroja intentando soltarse –No por favor…

Sin pensarlo un momento, cogí su cuello y lo giré con ímpetu. Como si de un triste pelele se tratara, se desplomó en el suelo.

-¡¡NO!! –gritó Samantha derrumbándose –Qué has hecho… –la oí gimotear.

Me quedé un instante observando el cuerpo sin vida de Agnes. Yacía con un mordisco en la mejilla, con un brazo desencajado y con el cuello completamente roto. Cerré los ojos y deseé que aquello no hubiera pasado, después me acerqué con paso lento a Samantha, que se encontraba acurrucada en una esquina.

-Sam… –me arrodillé a su lado y la acaricié el brazo con la mano temblorosa.

-¿Qué ha sido eso, Michael? –lloró negando con la cabeza y apartando mi mano de sí.

-Yo…

-A… Aléjate de mí… –levantó la vista secándose las lágrimas. Su mirada dolorida me hizo estremecer –Vete.

-Sam… Yo… No quería que esto pasara… –me intenté excusar, pero aquello no servía de nada. Samantha me temía… ¿Cómo podía haber hecho algo así delante de ella?

-No… No quiero volverte a ver en la vida… Eres… Eres un…

-No… No lo digas –negué con la cabeza temiendo sus palabras.

-Un… un monstruo…

-No… –musité sintiendo un fuerte golpe en mi interior.

-¿Cómo has podido…? La has matado… La has golpeado sin sentir absolutamente nada… –rompió a llorar de nuevo –Y la has… la has mordido… Su sangre… Estabas… Cómo…

Cada palabra me golpeaba con más fuerza. Era como si me estuviera clavando sin parar miles y miles de cuchillos en el cuerpo. No lo soportaba más, tenía que irme de allí. Me levanté con el rostro completamente desencajado y me marché cabizbajo de su lado.

Notaba algo extraño en mi interior. Me palpé las mejillas y sentí…

-Lágrimas… –me dije atónito secándome el rostro.

Me quedé completamente pasmado viendo brillar el agua salada en mi mano, nunca antes había experimentado esa sensación; me sentía frágil, enfermo… ¿Por qué me causaba tanto dolor perder a Samantha? ¿Por qué ahora de repente ella me importaba tanto?

Anduve unos cuantos metros sin saber a dónde ir… Había acabado con Agnes, estaba muerta…

-Se lo merecía… –cerré las manos en puños al recordar lo que había intentado hacerle a Samantha. Debía volver y quemar su cuerpo, nadie podía encontrarla… Y menos George.

Me di la vuelta y comencé a pensar en los golpes que había recibido, en cómo había sido capaz de derrotarla… Agnes no habían causado nada en mí.

Al llegar al lugar en el que estaba el cuerpo y verla en aquel estado, fui consciente de que había derrotado a la persona por la que me había condenado, años atrás, al olvido.

Samantha

Por fin había dejado de llorar. Me había puesto el pijama y me había recostado en la cama sin poder dejar de pensar en Michael. Después de varias semanas intentando conocer qué se escondía detrás de su misterioso aspecto, había descubierto que era un asesino, y aquello me dolía más que cualquier otra cosa en el mundo. ¿Qué clase de monstruo era? Me tapé el rostro intentando silenciar mis palabras. De repente, un golpe seco consiguió callarlas, levanté la mirada y agudicé el oído. Había alguien más en mi casa.

Me levanté de la cama y salí de la habitación.

-¿Hola? –dije temblorosa.

Estaba completamente paranoica, tenía la sensación de que en todo momento me encontraba en peligro. Di unos cuantos pasos hacia delante haciendo crujir la madera del parqué y miré a mi alrededor.

-Tengo un arma y no dudaré en usarla –hablé buscando con la mirada cualquier objeto puntiagudo, duro u ovalado.

-Sam…

Solté un grito agudo dando un respingo hacia atrás.

Editado 4 ene 2011 por CasieFiccion

[Fran2o 31]

Uy que interesante, menos mal que michael, esta ahi, y sam, se ha enfadado, y creo que el que ha entrado en la casa es michael sigue pronto

[Ginevra 1.523]

Me he hecho un pequeño cacao mental con eso de que Michael fue el que convirtió a Agnes, pero ya me aclararé. Espero que esté muerta, aún no vamos a cantar victoria por si acaso xD. Sigue proooontooooooooooo.

[Emma224 0]

yo tampoco entendi eso muy bien jeje

[Amanda 5]

Me he hecho un pequeño cacao mental con eso de que Michael fue el que convirtió a Agnes, pero ya me aclararé. Espero que esté muerta, aún no vamos a cantar victoria por si acaso xD. Sigue proooontooooooooooo.

Jajaja, te ha pasado lo mismo que a mí, pero yo también me he aclarado. He tenido que leer esa parte un par de veces, y ya

Madre mía, si es que Michael es un salvador Ahora Agnes me da pena, pero se lo merece, por arpía y z... gallina

Puff... después de tanta felicidad siemper viene la tristeza ¿Por qué siempre pasa lo mismo?

Esperemos que sea Michael el que ha entrado a la casa, porque como Agnes haya sobrevivido, no dudo que sea ella la que haya entrado...

Sigue pronto! Que lo has dejado muy interesanteeeeeeee.

[CasieFiccion 7]

Holaa! La verdad es que el principio es un poco lioso, pero a medida que vaya avanzando la historia irá quedando más claro, o eso espero...

De momento solo hay que saber que hay dos tipos de vampiros, los que son convertidos por otros vampiros, y los que nacen de vampiros. Los primeros son "débiles" son mas fuertes que los humanos, pero vamos, que no son inmortales, y los segundos son más fuertes (esto se explicará mejor más tarde). Y lo último es que Michael salvó a Agnes cuando ésta fue mordida por su madre. Él fue el que le convirtió en vampira.

Bueno, continúo!

Espero que os guste!(es cortita, intentaré actualizar pronto!)

Y allí le vi frente a mí, con expresión desconsolada y más pálido que nunca.

-Mich… Michael… –musité alejándome unos cuantos pasos de él.

-Necesito que me escuches…

-N… No… No quiero oír nada más... Me basta con lo que he visto esta noche.

-Nunca me tendrías que haber visto así, yo estaba…

-¡La has matado! –exclamé frunciendo el ceño.

-Yo… Sam, no quería, pero ella… Ella te iba a matar, la única forma de evitarlo era acabando con ella, ¿no lo entiendes?

Respiré unas cuantas veces intentando calmar el ir y venir de mi corazón.

-Era una vampira, ¿verdad? –solté sin pensar, sintiéndome ridícula por lo que acababa de decir –Y tú… Tú también lo eres…

Él apartó la mirada de mí, apretando con fuerza los dientes.

-¡Contéstame! ¡¿Sois vampiros?!

-No te tendrías que haber enterado así…

Abrí los ojos sorprendida. Me puse la mano en el pecho y lo sentí encogerse. El tiempo se paró para mí, me quedé allí frente a él sin saber qué decir, sintiendo mil pulsaciones por todo el cuerpo y viendo cómo la distancia entre nosotros era cada vez más grande. Había conseguido lo que siempre había buscado, saber quién era Michael, y ahora que lo sabía no podía soportar el dolor que me causaba pensar que él era… era...

-Sam…

-No… –susurré negando con la cabeza –los vampiros no existen… Tú no puedes ser…

Él no dijo nada. Levanté la vista y solté un pequeño quejido de dolor.

Cerré los ojos con fuerza e intenté borrar todas aquellas palabras de mi cabeza. Después de unos segundos los volví a abrir, sintiendo al mismo tiempo arder la sangre que antes había quedado coagulada en mis venas. Una parte de mí reaccionó, me acerqué a la puerta clavando los pies en la madera, y chillé con fuerza.

-¡Fuera! ¡Fuera de mi casa!

-¿Por qué no me escuchas, Sam? –habló sin apenas fuerza.

-No quiero escuchar nada… –bajé la mirada desconsolada –No puedo…

-Yo… he matado –siseó –he matado, sí, pero… por supervivencia… Necesito la sangre de los humanos para sobrevivir… Es mi naturaleza…

Sentí cómo mi corazón se quejaba.

Michael

-Nunca podría hacerte daño…

-¡Claro que sí! –chilló de nuevo –¡No puedes saberlo!

-Sí que puedo, Sam. Sé que no haría nada que pudiera dañarte…

-¡Ahora me estás haciendo daño! ¿Cómo explicas eso?

Me quedé sin palabras. ¿Qué le decía? No podía negar la evidencia, era un asesino… Ella tenía razón. Aunque matara por supervivencia, aunque estuviera en mi naturaleza, asesinaba una y otra vez sin sentir ni una pizca de remordimiento.

-Sé que no puedo pedirte que confíes en mí, –hablé acercándome a ella –sé que no puedo hacer que me creas, pero, Sam… No puedo evitarlo, no puedo cambiarlo…

La vi desplomarse y echarse a llorar.

-¿Por qué él? –se dijo para sí –¿no podía ser otro?

Me acerqué un poco más a ella con el corazón en un puño.

-No llores por favor… –hablé posando mi mano en su hombro.

-No… Aléjate –gimoteó apartándome la mano.

-Si pudieras entender lo que siento ahora mismo, entenderías que jamás podría hacerte daño. Nunca, Samantha.

-Eres un asesino… En cualquier momento que estés hambriento podrás… –se secó unas cuantas lágrimas –podrás atacarme… y…

-Nunca –me acerqué de nuevo a ella y con suavidad le saqué una lágrima.

Samantha levantó la vista y fijó su mirada dolorida en la mía.

-Te juro que nunca te haré daño… –le dije de nuevo.

-Pero Michael… Eso no impide que se lo hagas a otras personas…

-Tienes que entender que no puedo evitarlo… Es algo que nunca podré controlar, pero no debes temer…

Samantha bajó la mirada sin decir ni una sola palabra. Junté mis dos manos alrededor de su rostro, le acaricié el cabello y la pedí nuevamente que confiara en mí. Ella levantó de nuevo la mirada y soltó un suspiro.

-Puedo confiar en ti, siempre lo he hecho, pero… Lo que ha pasado esta noche… no se me va de la cabeza, y… Tengo miedo…

-No debes temer. No mientras estés conmigo… –dije movido por mi corazón.

-Pero…

-Dime, ¿ahora tienes miedo, Sam?

Samantha fijó su mirada en la mía con expresión dolorida. Sentí una sacudida en mi interior, ¿cómo un simple ir y venir de miradas podía hacerme sentir tanto?

-¿Tendría que tenerlo?

Me acerqué aún más a ella quedándome a tan sólo unos centímetros de su rostro

-No… –contesté en un susurro.

Sus labios me pedían a gritos que los besara, y lo estaba deseando, pero temía su reacción. Lo que había pasado aquella noche lo había descolocado todo.

Samantha subió su mano y la posó en mi hombro. Mi brazo, inconscientemente, rodeó su fina cintura, y toda la habitación se llenó de sensaciones, sensaciones que sólo experimentaba cuando la tocaba a ella.

Respiré hondo y, sin pensarlo ni un momento más, rocé lentamente mis labios con los suyos, contagiándome del calor que desprendía toda su piel. Sin embargo, en un segundo, giró la cabeza a un lado y las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo.

-No Michael… –gimió sin mirarme a la cara –No quiero… No puedo volver a verte.

Yo sentí cómo mi interior se desencajaba, pero… Ya no podía hacer más. Me dolía aquello, quemaba insoportablemente cada parte de mi cuerpo, pero lo entendía. ¿Quién podía querer a un monstruo como yo?

Me di la vuelta sin pensar realmente lo que significaba salir por aquella puerta. ¿No volver a verla nunca? No, no podía pensar en ello…

Eché una dolorida mirada atrás y la observé en silencio… La necesitaba… No podía dejar que me apartara de su vida, no podía soportarlo. Una terrible sensación de angustia me hizo agonizar. Me palpé el pecho y noté cómo algo en mi interior se agitaba. Sentía algo latir, había algo dentro de mí que se movía, ¿cómo era posible?

Samantha me miró con lágrimas en los ojos. Yo aparté la mirada de ella, no aguantaba más, no podía verla así… No podía verme así… Si lo que quería era apartarme de su vida, entonces así sería, no podía hacer nada más.

Al salir, el húmedo otoño me golpeó con sus zarpas. Nunca antes había experimentado esa sensación, yo nunca sentía nada, era como un témpano de hielo, como una fría roca grisácea. Sin embargo… Ahora lo sentía todo: el dolor, las lágrimas, el palpitar de algo en mi interior, el frío, el viento… Comencé a correr asustado. Todo lo que encontraba a mi paso, lo golpeaba. Sentía odio, odio y dolor. Todo estaba revuelto en mi cuerpo, absolutamente todo…

De repente, Agnes se coló en mi cabeza, sintiendo con ello un fuerte escalofrío por todo el cuerpo. Me había golpeado con saña, me había hecho sentir dolor, y sin embargo, ahora no tenía ni un solo rasguño. Siempre había pensado que los vampiros eran frágiles como un cristal, un golpe y morían desangrados, pero… yo… estaba vivo… ¿Era, entonces, invencible? ¿Más fuerte que los vampiros convertidos?

Al llegar a mi casa, pensé en lo que me había dicho George, “Aquellos que fueron convertidos por vampiros no tienen la capacidad de convertir a otros, son débiles, y cualquier golpe puede matarlos” Estaba claro que yo no era débil, Agnes no había podido conmigo. Las palabras de George continuaron en mi cabeza: “Los únicos que tienen la capacidad de convertir son los nacidos del vientre de un vampiro” Si yo había convertido a Agnes, entonces había nacido de vampiros. ¿Eso significaba que mis padres eran vampiros? Pero… ¿Dónde estaban ahora? ¿Seguían vivos?

Me tumbé en la cama intentando silenciar todas las dudas. Cerré los ojos con fuerza y al segundo me vi sumergido en sueños…

*

*

*

-No tienes que morder, Michael, puedes aguantar –la voz de una mujer me sorprendió sobre mi cabeza. Yo levanté la vista.

-No puedo aguantar… Necesito su sangre –hablé mirado hipnotizado a mi víctima.

-Desde el primer momento que la muerdas, serás como nosotros. Tú no quieres ser como nosotros, ¿verdad Michael?

-No… –gemí negando con la cabeza –yo no puedo ser… ser… Un vampiro…

-No la muerdas, entonces.

-Pero su cuello… Su sangre… Me lo está pidiendo a gritos.

La chica que estaba tendida en el suelo, se removió y chilló con fuerza. Yo le tapé la boca asustado. Fui consciente de lo que iba a hacer y de lo que significaba aquello.

-Michael, no lo hagas… –habló de nuevo la mujer.

-Tengo que hacerlo.

-No tienes por qué, cariño.

Levanté la vista y fijé mi mirada en aquella mujer de rostro angelical. Un escalofrío me invadió de arriba abajo. Sabía quién era, la recordaba, aquella mujer era mi madre.

Me fijé en el Michael del sueño, era distinto a mí. Su piel era mucho más rojiza, su cabello tenía pequeños reflejos ocres, y sus ojos… sus ojos reflejaban inocencia y pavura. De repente, como si se tratara de una terrible pesadilla, mi “yo humano” golpeó a la chica contra el suelo y comenzó a morderla por todas partes.

Una voz a lo lejos me hizo entenderlo todo “El vampiro nace siendo humano. Irá creciendo poco a poco hasta sentir la necesidad de matar. Desde el momento en el que muerda a su primera víctima, se transformará, quedando estancado en el tiempo, como el resto de vampiros.”

Después de acabar con toda la sangre de mi víctima, me levanté tembloroso y me acerqué a mi madre, que contemplaba serena la escena.

-Lo siento… –siseé limpiándome la sangre de mi boca.

Ella me tendió la mano y me hizo sentarme a su lado. Me acarició con cariño el hombro y yo comencé a sollozar como un niño pequeño… Había mordido y, por lo tanto, había dejado de ser humano. Me fijé en mi piel, poco a poco empezó a palidecer, y mis ojos se aclararon. Estaba cambiando, me estaba convirtiendo en un… vampiro.

*

*

*

Abrí los ojos asustado. Miré a mi alrededor descolocado y, al ver que me encontraba en mi casa, mis nervios comenzaron a serenarse. Sabía que eso no había sido una pesadilla, había ocurrido años atrás, era un recuerdo… Estaba convencido.

Ahora recordaba vagamente cómo me había convertido en lo que era, recordaba a mi madre, sus ojos color mar, y su sonrisa amarga. ¿Qué había pasado con ella? ¿Por qué no estaba ya conmigo?

Samantha

Tumbada en la cama, pensaba en Michael, en su condición de… Vampiro. ¿Cuándo mi vida se había convertido en un cuento fantástico? O más bien, ¿Cuándo mi vida se había convertido en una terrible pesadilla?

Nunca había sentido nada por nadie, siempre había pensado que estaba vacía, que era un trozo de madera sin sentimientos, un bloque de hielo del tamaño de un país entero… Sin embargo él me había hecho sentirme… Viva, sí.

Con la marcha de mi madre, el ingreso de mi padre y la rebeldía de mi hermana, había perdido el sentido de la vida, y ahora con Michael… Las cosas habían cambiado. A veces le odiaba, sí, incluso quería matarle, pero… Sentía algo, al fin y al cabo sentía algo en mi interior.

Me acurruqué y lloré. No sé cuanto tiempo estuve inmersa en mis lágrimas, pero pronto unos cuantos rayos de luz se posaron sobre mí, haciendo volver a la realidad.

-A la jodida realidad… –me dije con la mirada perdida en mis rodillas.

Miré la hora y advertí las ocho de la mañana. Era pronto, pero no podía seguir en la cama. Tenía que salir de casa, si seguía dándole vueltas al asunto de Michael iba a acabar por volverme loca. Me levanté, me puse algo colorido y me recogí el pelo en una coleta. Cogí el coche y conduje hasta el centro comercial de la ciudad, que a esas horas estaba sorprendentemente vacío.

¿Qué era lo único que podía animarme en ese momento, además de ingerir kilos y kilos de chocolate?

-Comprar –me dije saliendo del coche.

Entré en la primera tienda que vi y ataqué. A pesar de no tener ni un duro, no me paraba a mirar el precio en las etiquetas. Me daba igual lo que costaban, tan solo necesitaba comprar. Cuando estaba mirando unos pantalones de pana, alguien a mi espalda me llamó. Me di la vuelta y me encontré frente a mi jefe.

-¡Paul! –exclamé falsamente –¿qué haces aquí?

-Pues… –miró a su alrededor y después me miró con una ceja levantada –¿comprar?

Reí ante su comentario sarcástico. Siempre lo hacía.

-Pensé que era la única loca que venía a comprar a estas horas…

-Hoy es el cumpleaños de mi hermano y tengo que comprarle algo… Tiene quince años, ¿qué le gusta a un chaval de 15 años?

-Anda, no sabía que también tenías un hermano…

-¿También? Pero si solo tengo un hermano.

Yo reí siguiéndole la coña.

-¿Qué pasa?

-El otro día en el bar me encontré con tu cuñado, así que no me digas que…

-¿Mi qué? –me cortó desconcertado.

-Sí, un chico así muy majete, con el pelo clarito y los ojos azules. Se llamaba… –hice memoria –Tom, sí, Tom.

-Rubia, ¿qué te has fumado?

-¿Cómo?

-No tengo ni hermana ni cuñado, y no conozco a ningún Tom…

-¿Estás seguro?

Paul rió.

-¿Crees que se me iba a pasar el pequeño detalle de que tengo una hermana?

Arrugué la frente y pensé en el chico del otro día. Estaba convencida de que no lo había soñado, había conocido a un tal Tom que decía ser el novio de la hermana de Paul. ¿Quién era ese loco? O me estaba mintiendo Paul o me había mentido Tom…

-Basta –me dije a mí misma con el ceño fruncido. Más dudas no, por Dios.

-Realmente estás mal de la cabeza –se quejó Paul dándose la vuelta –Nos vemos rubia.

-Adiós… –musité a sus espaldas.

Editado 31 dic 2010 por CasieFiccion

[Beelz 736]

Adoro tu historia xD, en serio, me tienes deseando que llegue el día siguiente para ver otro capítulo xD, ayer no pusistes y casi me pego un tiro Q_Q

Espero que sigas prontooo

[betha 1]

me encanta la historia..!!

segui pronto porfa =P

[Amanda 5]

Guau, así que Tom no es tan bueno como parecía... Las apariencias engañan. ¿Y si es un psicópata? O lo mismo el que miente es Paul... Yo estoy igual que Sam

¿Pero por qué se enfadan? Vale, Michael es un vampiro y no es algo corriente, pero si le quiere...

Ais, es que menudo Michael ¡Que le diga que nosotros también matamos animales para sobrevivir!

Dios, no puedo más, acabo de terminar de leer y ya quiero otro capi

Actualiza pronto.

¡Feliz año nuevo a tod@s!

[Fran2o 31]

Uy que interesante sigue pronto

[Ginevra 1.523]

Uy, el Tom no es trigo limpio. Bueno, por lo que veo de momento la Agnes a muerto . A ver como se reencuentran otra vez Sam y Michael . Sigue pronto, que siempre nos dejas con ganas de más .

[Myra 12]

La he leido toda de un tirón y solo puedo decir que me ha encantado!! sigue pronto!!

Editado 1 ene 2011 por Myra

[CasieFiccion 7]

Hoooola a todos! Siento mucho toooooodo este tiempo sin actualizar, pero mi ordenador ha muerto muchísimo y no puedo meterme en el juego a hacer fotos. Pronto lo arreglarán, y bueno, como en su momento guardé toooodas las partidas, podré continuar con la historia y no hará falta que lo instale toooooodo otra vez!

Un besito a todos!

Y... Muchas gracias por vuestros comentarios, espero volver pronto!

[Amanda 5]

Ay, qué pena.

Yo ya echaba de menos un capi.

Pero bueno, suerte y pon capi pronto!

Aunque no voy a tener tiempo de leer en estas dos semanas

[Ginevra 1.523]

¡Ya creía que te habías olvidado! Me alegro en saber que la historia continúa, lo malo es lo del ordenador. Bueno, espero que pronto se arregle para que haya capi .

[CasieFiccion 7]

Bieeeen! He conseguido que mi ordenador funcione! Va un poco mal, pero bueno, por lo menos puedo seguir actualizando!

Michael

Nada más despertar, me vestí y me dirigí a casa de George. No quería verle, temía que descubriera lo de Agnes, pero necesitaba respuestas, y él era el único que podía dármelas.

Cuando me vio, no pareció sorprenderse, era como si lo hubiese estado esperando toda el día. Le pedí que me hablara sobre nuestra especie, y él, amablemente, accedió. Me hizo pasar al salón, se sentó en un sillón de tela beige y comenzó a hablar.

-Tú dirás, Michael.

-Tengo… Muchas dudas en la cabeza… Demasiadas.

Respiré hondo haciendo funcionar al máximo mi cerebro. Debía sacar todo aquello que tenía adentro, debía encontrar una respuesta a todas las dudas que inundaban mi cabeza.

-¿Cómo se convierte a un humano? ¿Mordiéndole? –comencé con un tono lento y meditado.

-Al contrario de lo que piensa la gente, los vampiros no convierten por mordedura. Eso son leyendas, Michael. Debe haber una unión entre la sangre humana y la vampírica. Un corte en la muñeca, en el cuello o en el costado de ambos, se juntan los miembros dañados y se hará la conversión.

-¿Y ya está? ¿Así de fácil?

-Recuerda las consecuencias. La mayoría de las veces tanto el vampiro como el humano olvidan todos sus recuerdos… No muchos están dispuestos a ello.

Asentí como si estuviera tomando notas en mi cabeza.

-¿Por qué la sangre humana tiene ese efecto? Todos los vampiros se alimentan de sangre humana y no por ello pierden la memoria.

-No es lo mismo alimentarse, que unir directamente los dos tipos de sangre.

-¿Y también tiene ese efecto amnésico en el humano convertido?

-No tiene por qué. Algunos sí olvidan, otros no… Agnes por ejemplo… –sentí un escalofrío al escuchar su nombre –no recuerda su pasado, pero en mi caso, cuando fui convertido, no olvidé nada de mi vida.

-¿Con los vampiros también ocurre eso? ¿No todos olvidan?

-No lo sé con certeza… Nunca he conocido a uno que haya resistido al olvido.

Respiré hondo y después volví a preguntar.

-George, ¿por qué te convirtieron?

Éste miró a la nada, entrecerró los ojos, y comenzó a hablar.

-La madre de Agnes y yo… –tragó saliva –estábamos en el famoso incendio de GreenTown. Solo sé que perdimos la consciencia, y cuando despertamos no éramos ya los mismos. Alguien nos convirtió, no sabemos quién.

-¿Qué vampiro en su sano juicio querría convertir a dos humanos?

-Quizá alguno que quiera extinguir la raza… Se han dado muchos casos en los últimos años.

Negué con la cabeza sin creer sus palabras. Era imposible que un ser como yo, un monstruoso ser sin sentimientos, diera su vida por un humano. Sabiendo que va a olvidar su pasado, ¿cómo puede llevar a cabo la conversión?

-Yo no fui convertido, yo nací de una vampira… –pregunté de nuevo –¿Qué hay de distinto en mí?

-Quedan muy pocos vampiros inmortales, Michael, pero tú eres uno de ellos. Como te dije, los vampiros convertidos son frágiles, cualquier golpe puede acabar con ellos. Tienen más fuerza que los humanos, pero su piel es débil. Suelen vivir como mucho trescientos años.

-Trescientos años… –repetí anonadado.

-Así es. Al cumplir esa edad, su piel comienza a disecarse... Es algo inevitable. Los vampiros inmortales, en cambio, pueden vivir toda la vida…

Yo no dije nada, no sabía qué decir. No podía vivir toda la vida, yo no quería ser inmortal, yo solo quería ser… Normal.

-A los de tu especie los llamamos Drakus –continuó –Solo pueden ser derrotados con una extraña flor llamada Drakunilia vulgaris, una especie de planta color ocre, que se encuentra en los parajes más desiertos del mundo. Su olor a carme pútrida es tan fuerte, que apenas en varios segundos acaba con la vida de todo aquel que la huele –habló enigmáticamente –es difícil encontrarla, pero el asesino ha dado con ella…

-Entonces él podría acabar conmigo…

George asintió sereno.

-No debes temer. No dejaremos que eso pase. Sabemos que te quiere a ti, pero…

-¿Es por eso por lo que está él en GreenTown? –le corté de inmediato.

George volvió a asentir.

-Nosotros solo… queremos protegerte. Una vez que esté cerca, le daremos muerte.

-¿Por qué tanto empeño en protegerme?

-No podemos permitir que otro Drakus muera… Sois los únicos que pueden hacer perdurar nuestra especie.

Yo le miré sin expresión. ¿Tan importante era?

Al dar las tres de la tarde, decidí marcharme a casa. Demasiadas respuestas en mi cabeza, demasiado incoherente todo…

Antes de salir por la puerta, George me paró.

-Michael, debes saber algo más…

No me di la vuelta. Estaba cansado, derrotado, no quería saber nada más.

-Hay otra forma de matar a un Drakus... –hizo una pequeña pausa y después comenzó a hablar de nuevo con ese tono insoportablemente enigmático –Aprovechar su forma humana.

-Su forma humana… –repetí en un suspiro sin comprender.

-Cuando un vampiro deja a un lado su condición de monstruo por amor a otro ser, cuando ve las lágrimas brotar por sus mejillas y siente una fuerte presión en el pecho; se vuelve, en cierta manera, humano. Siente el latir de un corazón, y su piel se vuelve frágil. Es difícil que eso ocurra, pero… Podría suceder en algún momento. Debes estar prevenido, Michael.

Yo ni siquiera pestañeé, tan solo sentí cómo mi cuerpo se estremecía. El día que Samantha me había echado de su vida, había sentido ese dolor, había visto las lágrimas caer y había notado el ir y venir de una fuerza extraña en mi interior… Ahora lo entendía. Estando a su lado, me volvía humano. Por eso sentía su piel cuando la tocaba, por eso oía el palpitar de un corazón en mi pecho, por eso podía llorar…

Si quería estar a salvo, debía alejarme de ella.

-Mientras esté a su lado, seré humano… –murmuré alejándome de George.

-Ten cuidado Michael –habló a mi espalda.

Yo asentí saliendo por la puerta.

Samantha me había dejado muy claro que debía alejarme de ella. Sabía que era un monstruo y había decidido apartarme de su vida, y, aunque me costaba pensar en ello, así debía ser. Ella me importaba, quería volver a verla, pero si había alguien buscándome a mí, debía proteger lo máximo posible el anonimato de Samantha. No debían saber cuanto me importaba ella, no debían saber lo que significaba ella para mí…

Me serené un momento e hice volver a mi cabeza el último pensamiento. Sentí un escalofrío… Samantha me importaba de verdad… Ya no se trataba de mi seguridad, ahora se trataba de la suya.

Samantha

¿Qué estaba haciendo? ¿Me había vuelto loca?

Me fijé una vez más en mis pies, que andaban sin detenerse en ningún momento, y después solté un gran suspiro que retumbó en aquella calle tan larga. No pensaba, tan solo seguía una extraña fuerza que me pedía a gritos que fuera en busca de Michael. Había perdido el juicio, pero yo… Necesitaba verle de nuevo, las cosas no podían quedar así. Era un vampiro, vale, sí, pero… ¿Acaso alguna vez me había hecho daño? ¿Acaso no estaba viva gracias a él? Me había demostrado que le importaba y, para qué engañarnos, lo que sentía por él era suficiente motivo como para obviar su condición.

No lo pensé más. Me adentré en su edificio y llamé al timbre.

-Samantha… –habló sorprendido al verme.

-Hola Michael –contesté intentando parecer serena. ¡Maldita sea! ¡Sentía una fuerte presión en el estómago!

-Qué… ¿Qué haces aquí?

-He venido a verte, a hablar contigo… –respiré hondo –Necesito decirte algo…

Él no dijo nada, tan sólo me hizo pasar al interior de su casa y me miró con una extraña expresión en el resto que no fui capaz de descifrar.

-Lo he estado pensando… He estado dándole vueltas a todo esto y… –tragué saliva –Eres… Una de las pocas personas que ha sido capaz de hacerme olvidar todos mis problemas. De hecho… –reí nerviosa –eres la única persona que ha conseguido eso.

Él frunció el ceño sin saber por qué de repente le soltaba aquello.

-No sólo me salvaste la vida, sino que hiciste que mis ganas por vivir volvieran. Yo nunca… Nunca he dejado que mis sentimientos elijan por mí, ¿sabes? Normalmente es mi maldita cabeza la que lo decide todo…

-Sam…

-No, espera. Es que esta vez es distinto, esta vez no quiero escucharla. Me he cansado de tomar decisiones estúpidas por culpa de mi cabezonería. Esta vez quiero hacer lo que me dé la gana. Vale, sí, sé, eres un… –bajé la voz –un vampiro, pero… ¿Y qué? Me paro a pensarlo y bueno, sí, me da un poco de… –le sonreí sin atreverme a decir la palabra “miedo” –Es igual… Supongo que con el tiempo me iré acostumbrando, ¿no crees? Es ilógico que…

-Sam –me cortó acercándose un poco más a mí, lo cual hizo saltar mi corazón –no sigas…

-No, sí, quiero, necesito hacerlo.

-No –negó con la cabeza, mirándome con un extraño brillo en los ojos –Tenías razón.

Mi boca se cerró inmediatamente.

-No podemos estar juntos. Es una estupidez…

-¿…Qué quieres decir? –pregunté sin entenderle y sintiendo arder mi interior.

-Tú eres una humana y yo un vampiro. Pensé que lo que sentía por ti era suficiente para hacerme olvidar ese “pequeño” detalle, pero me equivocaba. Samantha, quizá… –me miró con detenimiento –quizá exageré mis sentimientos.

-¿…Cómo? –gemí sintiendo cómo mi corazón se rompía en cuarenta mil pedazos.

-Es mejor que te vayas.

-No, pero… No puedes decirme esto. Ayer… tú… –balbuceé sin creer lo que acababa de oír.

-Me equivoqué.

-No…

- Créeme, lo mejor es que no nos volvamos a ver, es lo mejor para los dos.

-¡No! ¡Para los dos no, Michael! –exclamé sin quererlo.

-Sé que es difícil de entender, pero…

-¿Difícil de entender? Difícil de entender es descubrir que los vampiros existen, que decidas pasar por alto la condición de uno de ellos y que, después de haberle dicho lo mucho que te importa y lo mucho que estás dispuesto a hacer por él, te mande a la mierda. ¡Eso sí que es difícil de entender, Michael!

Me di la vuelta. No quería oír más. Sentía que de un momento a otro me iba a poner a llorar, y no quería llorar delante de él. No otra vez.

Él no me hizo parar, me dejó marcharme de su casa, aun sabiendo que no me iba a volver a ver más. Estaba harta… Harta de sus cambios de humor, de sus cambios de parecer… ¿No quería que desapareciera de su vida? Pues muy bien, ¡lo había conseguido!

De repente, una fuerte punzada en el estómago me hizo detenerme y retorcerme de dolor. Mi vista se nubló y caí al suelo.

*

*

*

-Sam, Sam… –la voz de mi hermana me despertó.

Abrí los ojos y me descubrí en el mismo lugar en el que había estado después de mi intento de suicidio. Confundida, miré a mi hermana.

-¿Qué hago en el hospital?

-Comienzo a pensar que adoras los hospitales…–habló con ese tono altivo –Tu amigo dice que de repente te caíste redonda al suelo. No sabe cómo pasó.

-¿Qué amigo?

-El chico ése que trajiste una vez a casa porque se había desmayado en la parada. ¿Jugáis a desmayaros o algo de eso?

-Michael… –dije en un susurro –¿dónde está?

Me incorporé y me senté en un filo de la cama.

-No sé, se marchó. Supongo que se cansó de verte dormir…

-Oh, mierda –exclamé negando con la cabeza.

Otra vez, se repetía la situación. Había ocurrido lo mismo que el día de mi estúpido intento de suicidio. Me había dejado en el hospital y luego se había largado.

Negué con fuerza. ¿Qué decía? La situación era muy, muy diferente… Esta vez mis sentimientos hacia él eran distintos; esta vez sí quería volver a verle, esta vez necesitaba estar con él…

La voz de mi hermana me hizo volver a la realidad.

-Mañana tendrán tus pruebas.

-¿Qué pruebas?

-Te han hecho millones de análisis. No saben por qué te has desmayado…

-Está muy claro. Un bajón de azúcar…

-¿Eres médico acaso?

Negué con la cabeza.

-Entonces tú qué sabes…

Michael

Pensaba quedarme. Estaba dispuesto a esperar a que Samantha despertara, pero… ¿Qué le decía? ¿Qué debía hacer cuando abriera los ojos? No podía quedarme allí sin más, no después de lo que le había dicho en mi casa.

Negué con la cabeza mientras pasaba entre dos edificios de piedra gris y después cerré los ojos con fuerza pensando con sensatez.

Debía mantener mi palabra. Quería protegerla, no podía permitir que alguien la hiciera daño, y si me estaban buscando, no tardarían en dar con ella. Al fin y al cabo... Samantha era la única persona que conseguía volverme humano, y eso lo podían aprovechar.

Al doblar la esquina, pensé en el motivo por el que Samantha se había desmayado. ¿Tanto le habían afectado mis palabras? ¿Por qué los médicos habían decidido mantenerla unos días más en observación? ¿Acaso había algo más detrás de ese desmayo?

Todas las preguntas se esfumaron al entrar en mi edificio, ya que un extraño olor me envolvió de arriba abajo, haciéndome estremecer. Lo seguí con el bello de punta y llegué hasta el piso de George.

Editado 9 feb 2011 por CasieFiccion

[Fran2o 31]

Que interesante lo has dejado.Espero que Sam y Michael ,puedan estar juntos pero primero matar al que quiere matar a MIchael.

Me alegro de que hayas podido actualizar ,espero con ansias el capitulo

[Beelz 736]

Q______Q, como te gusta dejarnos que el gusanillo , me ha encantado, y me alegra un montón que ya puedas seguir Espero el próximo capítulo con más ganas ò.o

[Ginevra 1.523]

Uuuuh, ¿Qué le pasará a Samantha? Pobrecilla, se arma de valor para ir a casa de Michael y le da un patatús, desde luego no es su día xD. Lo último del capi... ¿no será que Agnes ha vuelto? espero que no, que se me vaya la bola ya xDDD. ¡Sigue prontoooo!

[Amanda 5]

Cada vez se pone más interesante esta historia!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Madre mía, pobre Sam, pero pobre Michael también.

Él em encanta, qué mono, quieriendo proteger a Sam.

Yo también creo que Agnes no ha muerto...

Sigueeeee.

[ValentinaSims 14]

Uyyy... Siguela madre miaaa... y una pregunta... podrias poner a descargar al vampiro? es que es taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan Sexi (?