Historia cancelada A Y A, CAPRICHOS DEL DESTINO. DIARIO DE ARTURO.

3 may 2009

Que bonito,¿De donde es el cole?es que mola

3 may 2009

Buen capitulo sandru.Me gusta mucho ^_^ Ay ya tengo ganas de ver que pasa entre Amanda y Arturo,pobrecillo lo deve de haber pasado mal cuando le ha preguntado si le gustava xD.En fin,espero capitulo besoss

4 may 2009

Gracias a todos por los comentarios, me encanta leerlos y saber que pensais.

Me hizo mucha gracia tu respuesta Lcp jeje muy bueno.

Haidtaiiiii el cole lo baje de modthesims2, sino me equivoco es el del high school musical, realmente esta muy bien, es bastante grande y en la misma web tienes muchas cosas de cole guapas para poder cambiar un poco tu la decoracion de dentro como hice yo que quite el ultimo piso de habitaciones para hacer mas aulas. Si te interesa y no lo encuentras ya lo buscare y te doy la direccion.

Me alegro que te guste Patri, muy pronto, seguramente el miercoles, actualizare el diario de Amanda así que dentro de nada sabreis un poco mas que pasa.

Alguien puede porfavor decirme como se contesta a varias personas en un solo mensaje?

Saludos y besos.

9 may 2009

Hoy he dormido bastante mal, aunque me lo tengo merecido por mi estupidez de ayer. Me puse lo primero que pille en el armario. Se nota que estaba medio dormido, no sé donde he ido a ponerme camisa y corbata. Los pijos-empollones se debieron pensar que me pasaba a su bando con semejante pinta. Me lavé la cara con agua fría aunque la odio, a ver si así conseguía despertarme un poco.

Baje a la cocina y aunque tenía el estómago cerrado me preparé unas tostadas con mantequilla y mermelada.

Mi cabeza no lograba centrarse en nada más que no fuera la despedida de anoche con Amanda. Hice el idiota, sí, pero ella no me contestó, ni bueno ni malo, ni sí ni no. ¿Qué significaba aquello? ¿Y porque se puso nerviosa? Tenía que averiguarlo como fuese ya que no estaría tranquilo hasta saber la respuesta pero ¿cómo averiguarlo? Preguntárselo a mis padres ni de coña, a las pijas-empollonas de clase menos y volver a preguntárselo a Amanda ni por asomo. Ya solo me quedaban dos opciones aunque era meterse en la boca del lobo. O Clara o Yolanda. La segunda parecía la mejor opción aunque no tengo tanta confianza con ella aún. Clara se ve más abierta y parece que puede saber más del tema pero es muy amiga de Amanda, ¿podía confiar en ella? Clara o Yolanda, Yolanda o Clara. Tenía que decidir una de ellas y no solo eso, cuando y como preguntárselo.

Les dije a las chicas y a los chicos que fueran subiendo para clase que tenía que ir al baño. Durante el trayecto en bus no dejé de pensar como averiguar mis dudas. No encontré respuesta pero sí me di cuenta de que cuanto antes mucho mejor ya que de lo contrario el día pintaba muy largo. Debía enfrentarme a ello así que cogí el móvil y escribí un mensaje “necsito vert.no s lo digas a nadie.t espro en la puerta dl baño d chicos”.

Ya solo quedaba seleccionar a quien mandárselo. Le daba a la “c” y le daba a la “y” repetidamente hasta que le di a enviar sin saber siquiera a quien lo hice.

Estaba muy nervioso, el corazón me latía muy deprisa. Ya había mandado el mensaje así que no había marcha atrás. Qué vergüenza. Dios, ¿cómo pude llegar hasta ahí? Bebí un poco de agua a ver si me refrescaba y me tranquilizaba un poco, tenía la garganta seca y que no me saliesen las palabras por eso ya sería lo último que me hacía falta para hacer el momento más difícil y más ridículo. De repente oí pasos detrás de mí. El momento se acercaba sin saber que era lo que realmente temía más, si el preguntarlo o el saber la respuesta.

Clara: Hola Arturo, ¿qué pasa?

Arturo: ¡Clara!, ¿eres tú?

Clara: Sí claro, ¿a quién esperabas? ¿no me has mandado un mensaje al móvil?

Arturo: Sí… bueno…

Clara: ¿Estás bien? Te noto muy extraño.

Arturo: Verás, es que yo… quería preguntarte algo.

Clara: Pues dispara.

Arturo: Tengo una duda y pensé que quizás tú podrías ayudarme.

Clara: ¿De qué se trata?

Arturo: Allá voy. Si le preguntas a una chica si le gustas y no te contesta… ¿eso es que sí o que no?

Clara: ¿Así que es eso?

Arturo: Es una estupidez ¿verdad? Siento haberte hecho perder el tiempo.

Clara: Espera hombre, no seas tonto, solo lo decía porque creí que era algo más serio, me habías asustado.

Arturo: Lo siento, es que esa chica me gusta cada día más y su reacción me confundió mucho y para bien o para mal mi experiencia con las chicas es más bien nula.

Clara: No te preocupes. Dime, que te dijo ella exactamente cuando se lo preguntaste.

Arturo: Me invitó a abandonar su casa con la escusa de que era tarde.

Clara: ¿Lo era?

Arturo: Sí, un poco.

Clara: ¿Y cambió su actitud o su expresión?

Arturo: Bueno se puso algo nerviosa.

Clara: Así que se puso nerviosa eh

Arturo: Eso me pareció.

Clara: Pues eso solo puede significar una cosa.

Arturo: ¿Buena o mala?

Clara: Cambia esa cara anda, la tienes loquita.

Arturo: ¿De verdad?

Clara: Bueno quizás no tanto pero de gustar le gustas seguro, sino no se hubiese puesto nerviosa ni hubiera tenido tantos reparos en contestarte, al contrario, te hubiese dicho claramente que no aunque fuese tardísimo.

Arturo: ¡Bien! Muchísimas gracias Clarita, digo Clara, perdón.

Clara: A ti por confiar en mí y no hace falta que te disculpes, puedes llamarme Clarita, no me molesta. Y dime Arturito, ¿conozco a esa chica?

Arturo: ¿Cómo?

Clara: ¿Qué si se quién es?

Arturo: mmm ¡¡No!! No, que va, no la conoces, no estudia aquí ni es vecina mía ni nada. No, no sabes quién es.

Clara: Vaya, es una pena, pues nada, ya me la presentarás.

Arturo: Sí, será mejor que vayamos a clase, llegaremos tarde.

Le gusto, ya no hay duda. Bueno una muy pequeña ya que no ha sido ella misma quien me lo ha dicho pero Clara me lo ha afirmado rotundamente y con lo segura que parecía dudo mucho que se equivoque. Y ahora que ya lo sé… ¿Qué? ¿Qué se supone que debo hacer ahora? No he podido pensar mucho en la respuesta a esa pregunta ya que a mi madre lo que le apetecía oir de mis labios eran las preposiciones, las 20, con lo difícil que es acordarse de toda la lista, y me lo pregunta en viernes, que mala idea tiene la jodida, ya lo ha hecho aposta para tenerme el fin de semana estudiando pero le he dado en los morros porque no me ha podido pillar. El año pasado cuando las estudiamos nos castigaron por hablar en clase y nos las hicieron copiar 50 veces así que me las aprendí de memoria, tanto como para no olvidarme de ellas en mi vida. A, ante, bajo, cabe, con, contra… Amanda me miraba sorprendida, le he sorprendido, ¡toma ya!

Después tuvimos natación, nos tocó saltar desde el trampolín. Nunca antes había saltado desde una tabla de esas, y menos ante la atónita mirada de una guapa Amanda, con el bañador amarillo de la escuela que tan bien le queda. Le gusto, ahora ya lo sé. No dejaba de mirarme. Lo sé porque yo tampoco dejaba de mirarla y nuestras miradas acababan encontrándose, y yo, no podía hacer otra cosa más que sonreírle como un tonto. ¿Sospechará algo de que me gusta? Jolín, acabo de resolver una duda y ya estoy planteándome otra. Y yo, ¿Cómo averiguo si sabe que me gusta?

Después de comer me eché un rato en la cama. Con lo poco que dormí esta noche y con lo tranquilo que estaba ahora que ya sabía que le gustaba a ella, me quedé dormido. Cuando me desperté me di una ducha para despejarme y me puse hacer unas partiditas en la consola a mi juego favorito, el Super Mario, todo un clásico, pero de los buenos, no me canso de coger setas y pasarme sus pantallas pero esta tarde si me cansé de tanto buscar estrellitas, estaba un poco agobiado así que decidí ir a casa de las vecinas por si les apetecía salir a los columpios o algo. Tengo que admitirlo, tenía ganas de ver a Amanda.

Le pedí permiso a mi madre para salir. Estaba en el comedor, escribiendo en su portátil alguna de sus novelas. Ni siquiera levantó la mirada de la pantalla cuando me preguntó lo que ya me figuraba, por los deberes. Le dije que los tenía medio hechos y se lo creyó, menos mal. Cómo no me pudo pillar en clase con las malditas preposiciones no le quedó más remedio que decirme que sí.

Fui a casa de las vecinas y me abrió la puerta su madre para mi sorpresa. Pregunté por las chicas, por las dos, para que no pareciese sospechoso.

Marga me dijo que hacía un rato que habían salido a pasear al parque del barrio. Cómo no tenía ni idea de dónde anda el parque ese me indicó muy amablemente como llegar hasta allí.

No parecía muy difícil seguir las indicaciones de Marga. Empecé a andar mirando todas las calles, los edificios y las tiendas ya que aún no conozco casi nada del pueblo. Sin darme cuenta y más cerca de lo que me imaginé llegué al parque.

Ya faltaba menos, solo me queda encontrarlas. Miré a un lado y al otro del parque. Es muy grande, con muchos árboles y flores y cantidad de columpios dónde los niños parece que disfrutan mucho.

Ahí estaban las dos, sentadas, y no estaban solas, Toni estaba con ellas

Me senté con ellos y estuvimos hablando.

Amanda quería comprarse unas patatas porque tenía algo de hambre, nos invitó a Toni y a mí, me dio un poco de cosa, quizás debí decir que no por educación pero ella insistió y parecía que lo decía de corazón así que me cogí unas patatas. Toni ya había merendado y no tenía hambre así que solo se cogió un zumo.

Nos sentamos en unas mesas que hay allí a comérnoslas. Amanda estaba muy callada y pensativa. ¿Qué se le estaría pasando por la cabeza? Hubiese dado cualquier cosa por saberlo. Yo tampoco estaba muy comunicativo, fui yo quien fue en su busca pero me sentía algo raro de estar con ella después de todo lo que pasó.

Toni y su hermana tenían que volver a casa y Amanda quiso aprovechar para ir a la de Lucas que por lo que se ve vive muy cerca de él. Me preguntaron si quería irme a mi casa o con ellos. La respuesta era bastante evidente.

Nos fuimos los cuatro, Felicia se quedó allí. Toni vive bastante cerca del parque, llegamos rápido y una vez más el paseo me sirvió para conocer un poco más mi nuevo pueblo.

Una joven mujer estaba en la entrada regando las plantas. Era su madre, jamás lo hubiera adivinado, aunque puede parecer de lógica, pero nunca imaginé que su madre era tan joven y tan guapa. Además es muy simpática y agradable.

Amanda saludo muy alegremente a esa joven mujer, se llevan muy bien por lo que se ve y parecen amigas de toda la vida, hasta le preguntó por Felicia y por su madre. Después de que Amanda saludara a la madre de Toni, Ester creo recordar que se llama, nos presentó.

Estuvimos todos ahí hablando un ratito, fue muy agradable charlar con ella. Se interesó mucho por saber de dónde vengo y esas cosas. Realmente parece muy buena mujer, no me extraña que se lleve tan bien con Amanda.

El tiempo pasaba y se hacía tarde así que nos fuimos a casa de Lucas a verle un rato.

Pues si que viven cerca, solo les separan un par de casas, así que llegamos enseguida.

Llamamos al timbre y él mismo nos abrió la puerta. Estaba solo en casa.

Nos saludó a todos muy alegremente, sobretodo a mí, sino esperaba la visita de Amanda y Toni mucho menos la mía. Entramos y me enseñó la casa, que es muy pequeña pero acogedora. Nos ofreció algo de picoteo pero después de lo que habíamos tomado ya en el parque ninguno tenía hambre.

Entramos a su habitación, está bastante bien y es bastante grande. Es muy juvenil y está llena de posters de manga, dibujos y comics. Se nota que le gusta mucho ese mundo. También tiene un calendario enorme de chicas sexys y semidesnudas, también se nota que eso le gusta mucho. Estuvimos haciendo planes para mañana por la noche pero no terminábamos de ponernos de acuerdo y Lucas sugirió ir a tomar un helado después de cenar con las chicas para hablarlo.

Nos fuimos para casa y cené. Llegué justo a tiempo, menos mal, mi padre odia la impuntualidad. Al cabo de un rato Amanda pasó a por mí, habíamos quedado así ya que yo no tenía ni idea de donde está. Menos mal que ésta está también relativamente cerca ya que no sé porqué el trayecto fue muy extraño. Yo no sabía que decirle ni cómo tratarla y ella estaba muy rara también.

Había oído decirles que los helados de allí son muy buenos pero no imaginaba cuanto. Creo que es el helado de chocolate más rico que comí en mi vida. Al fin cerramos planes para mañana, hamburguesa y disco.

El trayecto de vuelta a casa también fue un poco silencioso, Amanda está muy rara, está claro que metí la mata ayer preguntándole si le gusto, ahora ha cambiado su actitud conmigo. ¿Y si Clara se equivocó y no le gusto sino todo lo contrario y no sabe como decírmelo? Me senté en el columpio para tomar un poco el fresco de la preciosa noche que hace hoy y pensar un poco. Para mi sorpresa Amanda se unió y me estuvo preguntando por los lugares donde solía salir yo los fines de semana. De repente parecía que había cambiado y estaba mucho más comunicativa. Creo que en el fondo está a gusto conmigo ya que me dio la impresión de que no quería volver a casa pero terminó haciéndose tarde y nos tuvimos que despedir hasta mañana a las 9 de la noche que pasará a recogerme por casa.

CONTINUARÁ... MUY PRONTO

9 may 2009

Buen capitulo Yo creo que a Amanda si que le gusta y Clara no se equiboco,en fin.Espero capitulo

15 may 2009

El primer sábado en nuestra nueva casa había llegado. La mañana estaba muy tranquila. Un rico olor a bizcocho recién hecho me despertó. Mi madre odia las comidas prefabricadas, envasadas y la bollería con fecha de caducidad, por eso prefiere hacer ella las cosas, porque dice que son más sanas y naturales, vaya que no hace el pan todos los días porque no tiene tiempo que sino hasta eso hacía la muy exagerada. Me vestí y baje rápidamente a la cocina a desayunar donde estaban ya mis padres.

Mi madre le pidió a mi padre que la acompañara hacer la compra pero no podía porque tenía que montar una mesa y una estantería que no dio tiempo cuando venimos así que me ofrecí para ir yo y conocer algo más. Mi padre como no podía ser menos ya se metió por medio diciéndome que no me iba a librar de mis entrenamientos por ir a comprar, como si eso no lo supiera yo ya de sobra. Terminé de desayunar y mi madre y yo nos fuimos al supermercado dejando ahí en casa solo a mi padre con sus muebles.

No me esperaba que fuese tan grande, tienen de todo y de unas marcas que no había visto ni oído en mi vida.

Tania: ¿Sabes si nos quedan polos de limón en casa? Ya sabes que a tu padre le encantan pero nunca se acuerda de decirme que se acaban.

Arturo: Pues no se, creo que si pero no sabría decir si muchos o pocos.

Tania: Bueno si eso cuando vayamos para caja te vienes y coges una caja de estas

Nos adentramos poco a poco en los numerosos pasillos del super. Mi madre no encontraba nada de lo que buscaba, está demasiado acostumbrada a pequeñas tiendas donde no hay mucho que elegir. Aún así el carro poco a poco se iba llenando.

Tania: ¿Qué galletas quieres?

Arturo: Pues no se porque hay un montón y todas tienen muy buena pinta.

Tania: Pues sí hijo, tienen mucha variedad, yo tampoco se que galletas de fibra coger. ¿Estarán buenas estas que llevan pasas?

Arturo: Si te gustan las pasas sí sino seguro que no. Yo me voy a coger estás rellenas.

Tania: ¿Siempre tienes que coger lo más caro o que?

Arturo: ¡Pero si están de oferta!

Ir de compras con mi madre siempre era lo mismo, ir en caza de las ofertas y descuentos y discutir por los precios hasta que uno de los dos se cansase. Lamentablemente para mi siempre soy yo el que se cansa de oírla, así que me quedé sin galletas rellenas de las buenas, en vez de comprarme las Oreo terminé con unas Ureo. Después de eso llegamos a la verdulería-frutería, su sección favorita, ojalá yo pudiera decir lo mismo. Mi madre siempre dice que es muy importante tener siempre algo de verdura en la nevera puesto que es la base de cualquier buena comida. Para mi la base de cualquier buena comida es la masa, sobretodo si es del Telepizza.

Arturo: ¿Por qué tardas tanto para coger unas simples zanahorias?

Tania: Es que no se cuales coger, tienen de dos clases distintas y no se cual es mejor.

Arturo: Ante la duda mejor no coger ninguna mama.

Tania: Buen intento jovencito pero no funciona. Me cogeré una de cada así las pruebo las dos y se la diferencia para la próxima vez.

Arturo: ¿Dos kilos? ¿Qué vas a hacer con tanta zanahoria?

Tania: Pues una crema o algún puré.

Arturo: Eso me pasa por preguntar.

Dependienta: Buenos días señora, ¿Qué le pongo?

Tania: Pues póngame medio kilo de hamburguesas y otro medio de salchichas.

Dependienta: ¿Algo más?

Tania: Sí, doscientos gramos de queso de ese.

Arturo: ¡Ei mira mama! tienen salmón. Podrías comprar para comer hoy.

Tania: Había comprado las salchichas.

Arturo: Venga porfa que hace mucho que no lo haces.

Tania: Está bien, para una vez que pides pescado… Póngame tres trozos de salmón porfavor.

Terminamos de comprar, así que fui a coger los polos de limón de mi padre y nos fuimos para la caja a pagar. La chica que había en la caja era muy joven y tenía pinta de ser nueva. Eso o era un poco retrasadilla.

Después de un buen rato y de varias equivocaciones con los códigos pudimos pagar e irnos para casa donde me esperaba aún el entrenamiento de las narices.

Arturo: ¿Dónde dejamos el coche?

Tania: Creo que me he gastado mucho, a ver si la cajera se ha equivocado…

Arturo: Siempre estás igual y al final la suma sale lo que sale por más que te resistas y lo niegues.

Tania: Pues si pero aun así me parece que para lo que llevo es mucho.

Cuando llegamos ayude a mi madre a llevar las bolsas a la cocina y la dejé ahí guardando las cosas mientras me puse a hacer “mis entrenamientos”. Si me sirven de algo es solo para descargar la rabia de tener que hacerlos por obligación cuando preferiría estar haciendo otra cosa como tocar la batería.

Un amigo me enseñó hace años a tocarla y me la regaló cuando se la cambió por otra, aprendí muy rápido, es algo que realmente me gustó mucho y se me da bastante bien. Me hace sentir libre, es una sensación difícil de explicar.

Faltaba poco para comer así que bajé a la cocina a ver como andaba la comida y me senté a hacerle compañía a mi madre.

Tania: ¿Podrías pasarme el pescado que hemos comprado, Arturo? Esta en la nevera en un plato. Así mientras termino con la ensalada.

Arturo: Sí mama. ¿Falta mucho? tengo mucha hambre ya.

Tania: No hijo, enseguida está.

Arturo: Huele muy bien.

Tania: Como se nota que es uno de los pocos pescados que te gusta.

Arturo: Es que el salmón está muy rico.

Tania: Esto ya casi está porque no vas poniendo la mesa de mientras en vez de estar aquí parado sin hacer nada.

Arturo: Esta bien.

Arturo: ¿Qué tal los muebles papa?

Juanjo: Bien, han quedado perfectos.

Arturo: ¿Se parecen a una mesa y a una estantería o no?

Juanjo: Que gracioso nos ha salido el niño. ¿y vosotros que tal?

Tania: Bien, el supermercado esta muy bien, es muy grande.

Arturo: Y tienen casi de todo.

Tania: Sí, y los productos frescos tienen pinta de ser de muy buena calidad y no son nada caros.

Arturo: Esta noche voy a salir con los compañeros de clase.

Juanjo: Eso esta muy bien, hace mucho que no salias.

Tania: Si ya era hora hijo, ¿y con quien vas a ir?

Arturo: Con Amanda y sus amigos.

Juanjo: ¿Amanda es la vecina?

Tania: Sí, se ve muy buena chica y sus amigos también.

Juanjo: Y bueno ¿A dónde vais a ir?

Arturo: A un burguer y a una discoteca.

Tania: ¿No hay restaurantes normales donde no sirvan esas basuras?

Arturo: Venga mama, no empieces por una simple hamburguesa.

Juanjo: Nada de alcohol eh jovencito.

Arturo: Tranquilos vale que ya soy mayorcito y por si eso no os consuela lo suficiente no sirven nada de alcohol.

Tania: Claro hijo, confiamos en ti.

Juanjo: Por la cuenta que te trae.

Arturo: ¿Y a que hora tengo que estar en casa?

Tania: A las doce, como siempre.

Arturo: ¿A las doce? Venga enróllate un poco.

Juanjo: Anda mujer que para una vez que sale… déjale un poco más que se divierta el chaval que es joven.

Tania: Será posible, aún voy a ser yo la mala. Como se vuelve de blando el duro este cuando le interesa. ¿A que hora tiene que volver a casa Amanda?

Arturo: A la una.

Tania: Pues a la una aquí, pero puntual.

Después de comer me subí a mi cuarto a echar unas partiditas a la wii. Hacía días que no jugaba y ya lo echaba de menos.

Al cabo de un rato me fui a duchar, tenía mucho calor y encima con el entrenamiento de esta mañana que había sudado un montón olía ya mucho a macho.

Que placer el agua caer en mi cuerpo, me encanta esa sensación. Además normalmente la gente canta en ella pero yo me pongo a pensar y a soñar despierto y me transporto a otro mundo paralelo del cual me cuesta mucho salir, excepto en invierno si hace mucho frío.

Tan pronto salí de la ducha y me vestí, oí a mi madre que me llamaba. La peli que estaba viendo mi padre no le gustaba y como no tiene exámenes que corregir no se le ha ocurrido nada más para pasar la tarde que ponerse a pintar y como no sabía el qué pues ale, a hacer un retrato de su hijo, y claro como soy el único pues no me he podido escapar. De repente, al cabo de unas dos horas ahí plantado e inmóvil como un tonto, llamaron a la puerta. Mi padre abrió, eran Toni y Lucas, menuda sorpresa, no les esperaba aunque claro no les habrá sido muy difícil adivinar donde vivo.

Lucas y Toni: ¡Hola!

Tania y Arturo: ¡Hola!

Lucas: Bonito cuadro profe, le está quedando muy bien, es usted toda una artista.

Tania: No hace falta que me hagas la pelota Lucas, no estamos en clase.

Lucas: ¿La pelota? ¡Porfavor! Que poco me conoce profe.

Tania: No creo que hayas venido a mi casa en sábado para verme pintar.

Lucas: Pues no, la verdad, veníamos a ver si Arturo quería venir con nosotros a dar una vuelta.

Arturo: ¿A dónde?

Lucas: Al centro cultural.

Toni: ¿Al centro cultural?

Tania: Lo que vienen siendo los recreativos de toda la vida, ¿no?

Lucas: ¿Recreativos? No, no, para nada, eso es un centro cultural, un punto de encuentro entre chicos jóvenes y sanos para hablar y relacionarse entre ellos, sí que pusieron algunas maquinillas para entretenerse un poco pero eso es lo de menos, ni nos fijamos en eso.

Toni: Jejeje

Lucas: ¿Y tu de que te ríes? ¿Podrías ayudar un poco no?

Toni: ¿Tú te estás oyendo tío?

Tania: Podrías aprovechar el tiempo en algo más útil y de provecho.

Lucas: Precisamente profe si quiero ir es para despejar un poco la cabeza, llevo toda la tarde liado con la redacción y necesitaba salir un rato.

Tania: ¿Que redacción?

Lucas: La que nos mandó hacer.

Toni y Arturo: Jejeje

Lucas: ¿Se puede saber de que os reis ahora vosotros dos?

Tania: Yo no os he mandado hacer ninguna redacción Lucas.

Lucas: Ah no…

Tania: Pero no te preocupes, tráemela de todos modos el lunes que te la corregiré.

Lucas: No se molesté profe, si solo son tres líneas, no vale la pena.

Tania: ¿¿Toda la tarde liado y estresado con tres líneas?? Guau, deben de ser muy buenas.

Lucas: Chicos… no piensa ninguno de los dos cortar esta absurda conversación…

Toni: Tú te has metido en esto solito.

Arturo: ¿Puedo ir mama? ¿Solo será un rato?

Tania: Anda vete antes de que me arrepienta.

Los tres nos fuimos para los recreativos y al final mi madre terminó viendo con mi padre el final de una peli que no le gustaba y de la que no se enteró de nada.

Echamos un torneo al futbolín, Toni y yo quedamos empatados, Lucas, ni con trampas pudo con nosotros.

Después nos pegamos unas partidillas al pinball, hacía años que no jugaba a eso, menudos recuerdos de la infancia me han venido a la cabeza. Ha sido realmente divertido.

Como el dinero se nos empezaba a terminar, los chicos decidieron jugar con el de mentira, las fichas del póquer. Mi padre hace tiempo que me enseño a jugar puesto que es el juego al que más juegan los militares cuando tienen sus reuniones de supermachitos, así ya me tenía enseñado y para cuando yo jugara esas partidas nocturnas y, a veces hasta clandestinas, ser uno de los mejores y ganar siempre. Un señor mayor se unió a nosotros.

Lástima que el dinero fuese de mentira y no de verdad, mi padre me enseñó realmente bien, eso o ellos eran muy malos, el caso es que gané. Terminé con las fichas mías y con las de ellos tres.

El tiempo se nos echó encima terminando la partida de póquer para ver quien ganaba. Ya faltaba muy poco para que Amanda pasase a por mí y aún estaba en los recreativos, menos mal que estaban cerca de casa. Me vestí lo más rápido que pude. Estaba en el baño terminándome de arreglar cuando oí a mi padre que me avisaba de que habían venido a por mí. Me quedé inmóvil por segundos, la tarde entre tanto juego se me había pasado volando y no había sido consciente de que esa noche iba a estar con la chica que me gusta sabiendo que yo también le gusto a ella. Era una noche especial, tenía que hacer algo para llamarle la atención y que se fijase en mí pero no sabía el que. El momento ya había llegado y ya siendo consciente de ello los nervios empezaban a salir sin poder evitarlo.

CONTINUARA... MUY PRONTO

17 may 2009

muy buen capitulo,como siempre .No te preocupes si no hay mucha gente que comentan la historia,para mi esta genial hay mucha gente que las lee y no opina,mirame a mi la primera vez que he comentado una historia y es la tuya ya que me parece genial y de todas las que he leeido de las mejores,asi que animo y sigue con la historia que esta super bien.muchos besos

P.d:por cierto podrias poner a descargar el supermercado,me ha encantado.gracias

17 may 2009

Ha estado muy bien el capitulo ^^

A mi tambie me gusta mucho el super mercado,estaria bien que lo pusieras a descargar

Espero con ganas el proximo capitulo

17 may 2009

Gracias por los comentarios, me animan mucho. :lol: Me encanta que os guste tanto, eso me da fuerzas para seguir poniendo todas las ganas y entusiasmo en ello. Espero que me entendais, dentro de muy poco salen los sims 3 y AyA con lo que me cuesta de hacer va para largo con lo que jugar a los sims 3 por muchas ganas que tenga lo tendre que dejar un poco de lado y quiero saber si vale la pena el sacrificio. Tengo claro que la historia la quiero terminar, es una deuda pendiente conmigo misma, pero si no gusta o no se sigue pues la abreviaria bastante para poder terminarla cuanto antes pero preferiria no hacerlo ya que disfruto mucho con ella, por eso queria asegurarme antes con las encuestas.

Monivict me siento alagada que la primera historia que comentes sea la mia, es importante para mi, igual que todos los comentarios que me encanta recibir y contestar.

Respecto al supermercado no lo he creado yo, lo descargue aunque no recuerdo de donde. De todas maneras como yo le cambie algunas cosillas voy a prepararlo mejor ya que solo retoque las zonas que salian en las fotos y lo empaquetare. Mañana o pasado ya lo tendré. Ya me direis despues que tengo que hacer ya que no he pasado nunca nada. Besitos.

17 may 2009

Buen capitulo,ya tengo ganas de ver que dice Arturo cuando vea a Amanda

22 may 2009

Bajé las escaleras tratando de calmarme, respirando hondo y repitiéndome mil veces a mi mismo que todo saldría bien. Amanda estaba mirando el retrato a medias que mi madre me ha hecho esta tarde. Cuando se giró y la vi no podía reaccionar. Me quedé en estado de shock como quien ve a un fantasma con la diferencia de que lo que yo estaba viendo era un ángel. Estaba tan guapa, tan espectacular, realmente radiante y hermosa. Me parecía mentira que esa fuese mi compañera de clase y vecina, y más aún, no me podía creer que esa fuese Amanda, la que conocía y con la que había quedado para salir con sus amigos esa noche. Mi cuerpo necesitaba una docena de tilas, y no para calmarme del todo sino para disminuir a la cantidad de nervios que tenía cuando bajaba las escaleras que entonces me parecían muchos pero ahora eran mínimos comparados con los que tenía. Mi padre me hizo reaccionar y se marchó a la cocina dejándome solo con Amanda, cosa que me puso más histérico.

Creo que quedé como un tonto, no le pude decir nada más que estaba diferente. ¡Malditos nervios! Si así tenía que conseguir que se fijara en mí lo llevaba claro. Sin embargo se mostró hasta alagada.

Nos fuimos a buscar su moto al garaje y cogimos carretera hasta el burguer. Me dijo que la abrazase fuerte para que no me perdiera por el camino pero me daba mucho corte aunque en el fondo lo estaba deseando, no había nada que desease más que abrazarla pero tengo tanto miedo a cagarla, a meter la pata y que no quiera ni verme, que no sé cómo actuar.

Los chicos y las chicas ya estaban ahí esperándonos. Esa hamburguesería tiene realmente muy buena pinta y tenían razón cuando decían que sus bocadillos estaban muy buenos. Me pedí una hamburguesa super especial, tenía de todo, queso, tomate, cebolla, huevo frito, lechuga, bacon, evidentemente la hamburguesa y creo que me olvido un montón de cosas más que ahora ni recuerdo.

Sin embargo no había mucha gente, aunque poco a poco iban llegando. Una pareja más o menos de nuestra edad estaba sentada justo en la mesa que había al lado nuestro. Se les veía tan unidos y tan enamorados que cada vez que les miraba sentía verdadera envidia, deseaba estar de aquella forma con Amanda, me sobraba mucha gente y no es que estuviera pasándomelo mal, todo lo contrario, me estaba divirtiendo mucho con las flipadas de Lucas.

Estuvimos comentando la tarde en los recreativos, Lucas se resiste a perder y me ha exigido revancha, pobrecito, que se cree que me puede ganar, Amanda tenía razón, no le gusta perder ni a las chapas. Mientras terminábamos de cenar las chicas improvisaron pasar por un karaoke que está muy cerca del burguer para hacer tiempo, la idea no es que me hiciese mucha gracia. Canto muy mal, por eso lo dejo solo para los cumpleaños y para los villancicos navideños. Todos parecían entusiasmados con la idea así que no dije nada, no creo que hubiese servido de algo negarme. Por suerte entramos en una sala especial donde solo íbamos a estar nosotros. Después de que Clara cantase una canción con un desganado y obligado Lucas, ésta trató de convencerme de mil maneras que cantase una con Amanda, menuda vergüenza, eso ni de coña. Me negué una y otra vez y ya casi parecía que se daba por vencida cuando me lo pidió Amanda. Menudo corte, no quería hacer el ridículo delante de ella pero me lo pidió tan dulcemente y me miraba con esos ojazos tan brillantes que no pude negarme. Porque seré tan tonto que no puedo decir que no.

Me dejé llevar por la hermosa balada que sonaba, me olvidé por dos minutos de que los chicos y las chicas estaban ahí y del corte de estar ahí cantando. Fue tan bonito… era como si indirecta pero a la vez directamente nos estuviéramos diciendo lo mucho que nos queremos y que queremos estar juntos. Estábamos cantando una canción aleatoria que no había oído en mi vida pero que parecía escrita para nosotros, hablando del destino, ese maravilloso destino que por capricho decidió un día acercarnos el uno al otro. Solo esperaba que ese capricho del destino no se limitara a acercarnos sino también a unirnos.

Cuando la canción terminó y bajé de nuevo al planeta tierra lo primero que vi fueron las caras de las chicas que estaban embobadas, con cara de alucine, jolín ¿tan mal lo hice? Ya sabía yo que no debía cantar aunque ha sido muy bonito, realmente ha valido la pena aunque me cueste admitirlo.

Después nos fuimos a esa discoteca que sin duda tiene el nombre adecuado, empezando por la fachada que es de un difuminado de varios colores y terminando por el interior que también está colorido por todas partes. Aún así me gusto mucho el garito ese, la mayoría en los que había estado eran oscuros y sombrios, este es mucho más alegre.

Tiene hasta un portero que parece incluso simpático y amable.

Nos sentamos en la barra a tomar algo, estuve hablando con los chicos, Lucas estaba un poco rallado por la metedura de pata con mi madre pero ya le dije que es menos seria de lo que parece.

De repente Clarita se sentó a mi lado y me preguntó.

Clara: Que Arturo, ¿ya le has lanzado alguna señal?

Arturo: ¿Cómo?

Clara: A la chica que te gusta, ¿le has dicho algo? le gustas así que quizás ella está esperando algún paso tuyo. ¿Por qué no lo has dado?

Arturo: ¿Cómo sabes que no he dado ningún paso? Yo no te he dicho nada.

Clara: ahh si que lo has dicho ¿no?

Arturo: No Clara. Estoy haciendo el idiota ¿sabes quien es verdad?

Clara: No, claro que no, como voy a saberlo si no estudia con nosotros ni es vecina tuya ni nada.

Arturo: Muy irónica. Vaya creo que estaba más nervioso de lo que pensaba cuando te lo comenté.

Clara: Está bien, si que sé quien pero no te preocupes, solo quiero ayudarte, no diré nada.

No me hacía mucha gracia estar hablando de Amanda con ella al lado tan cerca pero esa conversación podía ser de gran ayuda y ella estaba hablando con Yolanda. La música estaba bastante alta, había que gritar un poco para entenderse así que dudaba mucho que pudiera oírnos.

Arturo: No dirás nada porque ya se lo has dicho.

Clara: No, no le he dicho nada.

Arturo: No te molestes en negarlo, no era una pregunta sino una afirmación. Demasiada cara de culpabilidad.

Clara: Lo siento, confiaste en mí y te fallé.

Arturo: Te equivocas.

Clara: ¿Me equivoco?

Arturo: Confié en ti para hacerte una pregunta y no te equivocaste en la respuesta así que no me fallaste. Yo nunca te dije de quien se trataba con lo cual mucho menos que me guardases ese secreto. Al contrario, yo no confié en ti para decirte que esa persona era Amanda y de haberlo hecho sería lógico que se lo hubieses contado, es tu amiga desde la infancia, yo un simple desconocido compañero de clase.

Clara: Eres más que un simple desconocido compañero de clase. Siento habérselo contado de verdad, me emocionó mucho saber que te gustaba cuando conociéndola tan bien sabía que tu a ella también. Pensé que debía decírselo para que hubiera igualdad de condiciones. Hacéis muy buena pareja pero Amanda a veces es un poco lela, se lo dije para ver si sabiéndolo reaccionaba un poco.

Arturo: Vaya, así que encima te tendré que dar las gracias.

Clara: ¿Ese tono quiere decir que en el fondo estas enfadado?

Arturo: ¿Ves como si que soy un desconocido? No sabes nada de mí.

Clara: Entonces ¿es que no?

Arturo: Claro que es que no Clarita.

Clara: Serás tonto, me estaba sintiendo muy culpable.

Arturo: ¿Por qué si ya hace rato que te dije que no me has fallado? Aunque podrías no compensarme con algún consejito, tú la conoces mejor que yo.

Clara: Simplemente sé tú mismo, estáis destinados a estar juntos así que los consejos sobran.

En ese momento Amanda se fue al baño. Clara y Yolanda no tardaron mucho en ir para allí quedándome yo hablando de nuevo con los chicos. No sé porque eso de tres chicas en el baño me daba mala espina, justo después de hablar con Clara, menuda casualidad, ¿iba a decirle algo de nuestra conversación? Eso era algo que creo que nunca sabré.

Después nos sentamos en los sillones para estar más tranquilos ya que empezaba a llegar gente.

Amanda me ofreció bailar, parecía que tenía muchas ganas aunque no sé exactamente si de bailar conmigo o simplemente de bailar en general. No sé porque me imaginaba que pasaría eso, esta vez no podía convencerme, bailo fatal y ante tanta gente como había no pensaba exhibirme de aquella manera para hacer el ridículo y que todos se rieran de mí. Para mi suerte tampoco insistió aunque la noté un poco decepcionada ante mí negativa.

Quizás eran imaginaciones mías, quizás no tenía tantas gantas de bailar pero justo entonces se levantó y se fue hacia la barra a pedirse otro cóctel. Ya sé que eso no tiene mucho de raro pero fue una sensación por la manera como se levantó que ni me miró tampoco. Creo que sí la desilusioné un poco.

Yolanda: Oh oh, Clara mira quien está en la barra.

Lucas: ¿Quién es?

Clara: ¡Joder que hace aquí! Se supone que debería estar estudiando fuera.

Lucas: ¿Le conocéis? Amanda no parece muy contenta con su compañía.

Toni: ¿Chicas? No sé porque me da que tenéis algo que contarnos. ¿Quién es el tío ese?

Clara: Esto… pues…

Lucas: Es para hoy.

Yolanda: Es un chico al que conocimos hace unas semanas, un pesado.

Toni: ¿Estuvisteis aquí? ¡No me lo puedo creer chicas! ¿no quedamos que nada de venir solas?

Yolanda: Solo fue una vez, te lo prometo.

Clara: Venga no te enfades, no pensamos que pasase nada malo.

Lucas: Pues están discutiendo bastante, tendriamos que hacer algo.

Toni: Ya voy yo, aunque os deberiais apañar solas, irresponsables. –dijo levantándose y dirigiéndose a la barra-.

¿Un pesado al que conoció hace unas semanas? No sé porque me daba que a esa versión de los hechos le hacían falta muchos hechos. Las chicas no dijeron toda la verdad, ahí había algo más, parecían bastante enfadados. ¿Habría sido su novio? Los que se pelean se desean, ¿sería eso lo que estaba pasando? Me sentía raro estar ahí sentado viendo semejante penoso espectáculo sin hacer nada, dejando que fuese Toni el que se encargase del asunto, pero no sabía porque me sentía mal, perdí todas las esperanzas con ella, miles de cosas se me pasaban por la cabeza. Lucas y las chicas estaban ahí hablando del tema provocándome más interrogantes saliendo de repente de su boca mi mayor temor, si entre ese chico y ella había habido algo. Ambas a la vez lo desmintieron y Clara lo hizo mirándome a los ojos cómo si hubiese sabido todo lo que me pasaba por la cabeza. Tal manera de contestar me dejó un poco más tranquilo quitándome los miedos y dudas que durante unos minutos me habían invadido. Durante todo ese tiempo no había podido quitar el ojo de encima a la barra así que no pude evitar ver como Amanda le tiraba la bebida a la cara al tío ese. En ese momento, sin saber que hacía, como si mi cuerpo hubiese sido dominado por alguna extraña fuerza, me levanté y me dirigí hacía allí.

La abracé por la espalda haciéndome pasar por su novio e invitándola a bailar.

La cogí de la mano y nos dirigimos hacia la pista. Otra vez los malditos nervios me la habían jugado, no se me había ocurrido nada más que eso para apartarla de ahí y no me quedaba más remedio que hacerlo si no quería quedar como un pardillo.

Aunque tengo que decir que en el fondo ha valido la pena porque ha sido hasta divertido. Conseguí olvidarme de todo y únicamente divertirme, sin pensar en los demás, y funcionó.

De repente la música cambió por completo sonando una balada, una canción lenta madre mía. Pensé que el bailecito terminaba ahí pero a Amanda le hacía gracia seguir, y eso que no ha bailado nunca según me ha dicho una lenta. Me pasó lo mismo, se repitió como en el karaoke, no pude decirle que no, y ahí me encontré bailando con ella, juntos y agarrados. Bueno, al final no era tan mala idea.

Conseguí olvidarme de todo y todos por unos instantes y disfruté del momento que estaba siendo muy bonito, ahí los dos abrazados. Amanda me agradeció el haberla librado del plasta ese, quería haberle preguntado más acerca de él pero pensé que quizás no le gustaría y ese no era el mejor momento, no quise estropearlo.

Nunca había estado de esa manera con una chica, y menos una chica como Amanda que esta noche iba guapísima. Me sentí tan afortunado… El corazón me latía superrápido y eso que muchas veces sentí como si se me hubiese parado, sobretodo cuando apoyó su cabeza en mi hombro. Notaba que estaba tan a gusto conmigo y yo lo estaba con ella que maldecía al tiempo que no dejaba de pasar acercando el momento a su final.

Invité a Amanda a la última copa, después de tan agradable noche creo que se lo merecía, y nos salimos a la calle. Nos despedimos puesto que era ya tarde y nos fuimos.

Estuvimos hablando y despidiéndonos delante de su puerta, la noche ha sido buenísima. Deseo repetirlo. Sin embargo aún estábamos en esta noche y no sabía muy bien como terminarla. Deseaba besarla, creo que el momento era bastante adecuado, aunque la salida de hoy no hubiese sido una cita para mí ha sido muy especial, realmente inolvidable, y me atrevería a decir que para ella también ha sido mágica. Pero era muy atrevido, ¿y si ella no quería? No quería forzarla y menos aun meter la pata con ella, que me hubiese rechazado hubiese sido un gran palo para mi así que fui un cobarde y no me atreví. No sé si ella se esperaría algo o no, quizás por ser prudente y cobarde la decepcioné y no le di el final de noche que ella deseaba.

Por suerte ella fue un poco más lanzada y me sorprendió dándome en la mejilla un inesperado beso.

¡Me ha dado un beso! A mí. ¡No me lo puedo creer! Me quedé como una farola ahí plantada e inmóvil, tardando unos segundos en reaccionar e irme para mi casa. ¿Significara esto algo?

Subí a mi habitación. Entre tanta oscuridad de la noche llamó mi atención una luz. Era del cuarto de Amanda. Miré y ahí estaba ella. A lo lejos podía verla hablando con su hermana. Me quedé embobado frente a la puerta del balcón, observándola, no podía quitar mi mirada de ella. Mi corazón temblaba sin saber porque. Me gusta mucho, tengo que admitirlo, es absurdo no hacerlo, hace muy poco que la conozco pero siento como si lo hiciese de toda la vida porque la quiero mucho, me es muy difícil imaginarme mi vida sin ella con lo cual no puedo evitar tener un miedo enormemente exagerado a perderla. Debería atreverme, llenarme de valor y decirle lo que siento por ella, la necesito, me muero de ganas de volverla a abrazar, de besarla por primera vez, de poder mirarla y poderle expresar sin palabras y entendiéndonos todo lo que estoy sintiendo poco a poco e inevitablemente por ella. Pero ¿cómo se lo digo? ¿cómo se dice algo así?

CONTINUARA... MUY PRONTO.

29 may 2009

El día de hoy ha empezado bien y la tarde no ha estado nada mal, lastima que esta noche la he jodido y no ha terminado igual que el resto del día. Para empezar, como todos los domingos aunque ha sido el primero desde que estamos aquí, hemos salido mi padre y yo a correr.

Arturo: ¡Venga abuelo!

Juanjo: ¿Abuelo? ¡Como te pille te vas a enterar!

Estuvimos dando una vuelta por el barrio y pasamos por el parque. Ha estado bien porque hemos visto muchas cosas que no conocíamos.

Juanjo: ¿No ha estado mal eh? ¿Estás cansado?

Arturo: Un poco.

Juanjo: ¿Qué tal un partido de básquet?

Arturo: Claro ¿porqué sabes que me vas a ganar no?

Juanjo: Venga que te doy ventaja gallina.

Arturo: ¿Gallina? Te vas a enterar.

Empezamos a jugar a básquet, o en mi caso y mejor dicho a intentarlo, eso de meter la pelota en el aro ese es más difícil de lo que parece. De repente vi a mi vecina en el balcón de su casa practicando ejercicio en una bicicleta estática de esas. No pude evitar saludarla pegando un grito para que me oyera, saludo que ella me devolvió muy cordialmente.

Tiré uno de los pocos lanzamientos que entró dentro cuando oí aplaudir y animar detrás de mí. ¡Guau! Era ella, no sabia de donde había salido ya que no dejé de mirarla y no me d.i cuenta de que se había ido, pero allí estaba. Me puse a hablar con ella y se apunto al partido.

El básquet se le da un poco mejor que a mí. Mi padre le dio unos consejos y parece que los pilló bastante rápido aunque, la verdad, en lo que menos me fijé fue en su juego, no podía dejar de mirarla atónitamente palpitándome el corazón cada vez más deprisa. Es tan guapa… que no puedo evitar que cada día me guste más.

Cuando menos lo esperaba llegó Felicia. No sé como se lo hace pero siempre aparece en el peor momento. Quería unirse a nosotros, a mi padre le pareció muy buena idea, a mi no tanto. Encima quería que los dos formásemos un equipo, solo me faltaba eso, ir en contra de Amanda cuando lo que yo realmente deseaba era todo lo contrario. Mi padre parece que ha adivinado la poca gracia que me hacía y ha sugerido hacer un partido entre vecinos. Me ha parecido buena idea, y a Amanda también, aunque de todos modos nos ha tocado ir uno en contra del otro.

El partido ha estado bastante bien, las chicas nos abucheaban cada vez que nos tocaba tirar. De Felicia que no deja de ser una niña no me ha sorprendido mucho, de Amanda un poco tengo que decir, incluso hasta me ha molestado una pizca, pero no creo que lo haya hecho con maldad. Yo en cambio no he podido evitar animarla cuando le tocaba a ella. Cuando tiraba su hermana también, pero por disimular.

Cuando el partido iba en empate mi padre ha querido dejarlo puesto que ya eran las doce y teníamos que ducharnos y arreglarnos para ir a comer al restaurante, uno de los caprichos de mi madre.

Desde hace ya años que le gusta los domingos celebrar la comida en familia en un restaurante fino y bonito, para poder ponernos todos guapos y elegantes y salir ella de la cocina por un día.

Tania: ¿A dónde vas ahora Arturo?

Arturo: Ahora vengo, voy un momento a saludar a Amanda.

Juanjo: Te esperamos en el coche, no tardes.

Arturo: Está bien.

Tania: Rapidito eh

Arturo: Queee vaale.

La vi en el columpio cuando salí y no podía irme sin saludarla, bueno más bien no quería, me moría de ganas de volver a charlar con ella.

Estuvimos hablando animadamente. Me preguntó donde íbamos tan guapos y hasta me aconsejó que comer. Le hice caso y tenía razón, hacía tiempo que no comía tan bien como hoy. Poco a poco en nuestras conversaciones empieza a haber algo de tonteo, se me hace un poco difícil, no estoy muy acostumbrado a ello pero tengo que lanzarme un poco sino quiero perderla, sino quiero que otro listo como el de la disco de ayer se me adelante. Lo único malo que me da miedo hacer el panoli como ayer por la noche, cuando lo único que se me ocurrió decirle cuando la vi era que estaba diferente. Menos mal que parece que se lo tomó con humor y lo he podido arreglar un poco hoy aunque me he debido poner más rojo que un tomate y encima se dio cuenta. Sin duda no sirvo para eso de ligar.

Cuando llegué a casa después de comer lo primero que hice fue subir a mi cuarto a cambiarme y ponerme algo de ropa más cómoda. No llegué ni a mi cuarto cuando vi desde la ventana del pasillo que las vecinas estaban en la piscina y Clara y Yolanda las acompañaban. Me quedé un rato mirándolas, especialmente no hace falta que diga a quien.

Se me ocurrió el llamar a los chicos por si les apetecía apuntarse, al fin y al cabo ellos pasaron ayer a por mí para ir a los recreativos.

Primero llamé a Lucas y luego a Toni, a ambos les pareció muy buena idea. Me puse el bañador y esperé a que llegasen. No tardaron mucho.

Les invite a subir a mi cuarto para cambiarse. Era la primera vez que entraban y se quedaron un poco alucinados con el campo de futbol que tengo en mi habitación, pero les gusto mucho. Cuando terminaron bajamos a la piscina. Las chicas se quedaron pasmadas cuando nos vieron pero fue una grata sorpresa. Una vez más y con disimulo Amanda y yo estuvimos tonteando. Como he dicho antes se me hace un poco extraño pero tengo que confesar que esos momentos me encantan.

Nos unimos a las chicas, Felicia para mi desgracia estaba también ahí. No dejaba de llamarme, salpicarme e intentar sin éxito hundirme en el agua. Menos mal que pronto se fue dentro de casa con su madre.

Nos sentamos a tomar el sol después de tanto chapuzón y estuvimos hablando los seis. Estuve comentando que tal el restaurante y el partidito de esta mañana.

Entonces salió mi madre de improviso y nos ofreció entrar a tomar helado. Los chicos se quedaron un poco desencajados, ese gesto les pilló muy por sorpresa. Noté que no tenían muchas ganas de tomar helado de su profesora, entiendo que es algo un poco extraño. Tras insistir y no darse por vencida intente quitarle la idea a mi madre para que no se sintiera mal pero entonces Amanda aceptó y animó a los demás. Me gustó mucho ese gesto que tuvo. Sé que es difícil acostumbrarse pero aunque sea una de nuestras profes pues también es mi madre.

Al final parece que no les costó mucho adaptarse y sentirse cómodos, el helado estaba muy bueno y pasamos un rato muy agradable.

Mi padre entró al cabo de un rato a presentarse y conocer a mis amigos. A los chicos los conocía de ayer cuando les abrió la puerta pero a las chicas, quitando a Amanda, no. Estuvo un rato charlando amigablemente, sin meter la pata por suerte para mí, y después recogió los platos permitiéndome salir al jardín con los chicos.

Nos cambiamos de ropa y estuvimos jugando una partida al monopoly. No había jugado nunca así que no es de extrañar que se me haya dado fatal y haya quedado de los últimos. Me dediqué a poner hotelitos en casillas donde no caía nadie y me pasé más rato en la cárcel que de paseo por las calles y estaciones.

Su madre nos trajo unos refrescos y una pizza y ya después de eso cada uno se fue para casa porque mañana ya es lunes de nuevo y hay clases y todo ese rollo. Después de cenar salí a tirar la basura. Amanda me había dicho que a las nueve y media iría ella pero se ha retrasado un poco. No me ha importado porque hacia buena noche y me he estado columpiando un poco con lo que el tiempo se me ha pasado bastante rápido.

Hasta ahí el día había estado bastante bien. Entonces salió ella, quien tiró la basura y se sentó conmigo. Quería que le aclarase un comentario que yo había hecho en la piscina que por demasiados oídos no me pudo pedir explicaciones. Estuve bromeando con ella para evitar decírselo, no sabía como hacerlo, como decirle que la había estado “espiando” ayer por la noche. Entonces, como ella estaba medio enfadada aunque se notaba que lo hacia de coña bromeé sobre lo que pasó ayer con el tío ese, diciendo que era peligrosa. Fue una estupidez. Le sentó mal. La ofendí y aunque intenté disculparme no sirvió de nada y se metió en casa. No sé como se puede ser tan torpe como soy yo. Lo que quiero es acercarme a ella y no consigo más que alejarme. Ahora ya no querrá saber nada de mí, soy un idiota. Me voy a la cama, no creo que pueda dormir mucho pero es lo que hay. A ver mañana si puedo arreglar las cosas y no lo estropeo más, aunque conociéndome, lo dudo.

CONTINUARÁ... MUY PRONTO.

29 may 2009

Amos que monos Arturo y Amanda en la cita jajajajaja

Yo quiero que se besen que se besen jajajajaja

Hacen una pareja muy bonita

29 may 2009

buen capitulo :)

Estoy deseando verlos por in juntos.

P.D:preguntale a mary o a diablilla como se pone a bajr el supermercado porque yo no tengo ni idea,gracias por empaquetarlo para bajarlo.

1 jun 2009

Amos que monos Arturo y Amanda en la cita jajajajaja
Yo quiero que se besen que se besen jajajajaja
Hacen una pareja muy bonita

¡Que bien que os haya gustado! :lol: Yo también creo que hacen una pareja muy bonita pero claro que voy a decir yo jeje :rolleyes: A lo que se besen solo te puedo decir una cosa que es lo que le dice Arturo a Amanda cuando ésta va a tirar la basura, lo bueno se hace esperar. Aunque tengo que confesar que yo también tengo ganas de hacer las escenas y el capitulo.

Por cierto Diablilla ¿como hago para subir el supermercado que ya tengo empaquetado? Y otra duda que hace tiempo pregunte pero no me respondieron, ¿como se contesta a varias personas en un solo mensaje para no postear doble?

A ti monivict pues gracias tambien por comentar como siempre, a lo de que tienes ganas de verlos juntos pues te digo lo mismo que a Diablilla, lo bueno se hace esperar, aun falta un poquitin pero no quiero desvelar nada, de todas formas pasaran cosas interesantes y tarde o temprano llegara el momento, paciencia jeje

Editado 1 jun 2009 por sandru25

4 jun 2009

Si buscara metepatas en el diccionario seguro que al lado aparecería mi foto. ¿Cómo se puede ser tan burro? Me he querido hacer el gracioso y me ha salido el tiro por la culata. ¡Pero mira que llego a ser tonto! Ahora que me estaba acercando a ella… y si adelanté un paso ahora he retrocedido tres. Estaba sintiéndome el ser más imbécil del mundo cuando oí vibrar el móvil, que tenía justo a mi lado, en la mesilla. Un mensaje, ¿a esas horas? Pensé que sería información de la compañía telefónica que siempre está dando el coñazo con le regalamos 500 puntos… nueva tarifa de promoción… pásate de tarjeta a contrato… pero no podía estar más equivocado, era Amanda. ¿Amanda? Es el primer mensaje que me ha mandado, me refiero a desde que nos conocemos, ¿y justo después de lo que ha pasado? Me ha parecido muy extraño pero sino lo leía no sabría que quería decirme. M gustaría ablar contigo, agregame al Messenger, mandy_montero. ¿Agrégame al Messenger? ¿Quería hablar conmigo? ¿Para algo bueno o malo?

Encendí el ordenador, abrí el Messenger y la agregué a mi lista de amigos. Empezamos a hablar y solucionamos el pequeño mal entendido, una tontería que nos estaba haciendo sentir mal a los dos innecesariamente. Me alegro de haberlo podido aclarar, estaba muy rallado y la pobre también pensándose que tenía una idea equivocada de ella. ¿Cómo iba a pensar yo que es mala o peligrosa si para mí es un ángel caído del cielo? Desde que llegué que no ha hecho otra cosa que hacerme la vida más agradable y feliz. Si el haber chateado con ella esta noche ha tenido otra cosa buena eso ha sido que me ha dicho que le gusto, y esta vez sin habérselo preguntado yo ni directa ni indirectamente. Clara tenía razón. Lo único no tan bueno es que eso ha llevado a que yo también se lo tuviera que decir puesto que le conté el dos a dos. Ahora ella también sabe que me gusta, y al no haberla tenido delante al decírselo me ha sido más fácil, aunque una vez lo tenia escrito he estado pensando un buen rato si mandarle el mensaje o no. Sí, no, sí, no… al final le di al enter con un poco de miedo y mucha inseguridad. Ahora no me arrepiento pero lo difícil será mañana cuando la vea que no se como reaccionar pero supongo que lo mejor será no pensar mucho en eso y dejar que fluya solo.

Me levanté, me duché, me puse mi nuevo y fachoso uniforme escolar, desayuné y salí al jardín donde me senté en uno de los bancos.

Al poco tiempo, mientras pensaba en la ciberconversación de anoche, salió Amanda. Me quedé bloqueado sin saber que decirle, eso de esperar que la cosa fluyera sola no ha sido muy buena idea, mejor hubiese sido preparar algo, no hubiese quedado como un tonto de nuevo pero al fin y al cabo ya se lo avisé ayer que no sabría que decirle después de haberle admitido que me gusta. Le pregunté como estaba después de lo que pasó, ayer la noté un poco mal y quería asegurarme que eso había quedado en el pasado. Sin embargo no pudimos hablar del tema porque justo entonces salió su hermanita.

Estuvimos hablando del uniforme escolar, y Amanda y yo estuvimos tonteando de nuevo, con disimulo, por la presencia de Felicia.

Ésta me ofreció ir esta tarde a su casa a hacer los deberes. No es que la idea no me hubiese gustado porque también estaría Amanda y no hay nada más que desee que estar con ella el máximo tiempo posible, pero con Felicia por medio con sus niñerías… como que no me apetecía mucho la verdad, así que le he dado un poco de largas como he podido diciendo que su hermana y yo teníamos unos deberes pendientes. Al fin y al cabo no era mentira, esa deuda estaba ahí. No se ha quedado muy convencida pero me ha salvado el bus que ha llegado justo entonces.

Este es el director, hoy le he conocido porque también es el profesor de historia. Por los años que tiene no es de extrañar, la mayoría de las cosas que hay en el libro las puede contar por propia experiencia, por haberlas vivido. Es un hombre muy serio y recto.

También de sorpresas, pero no muy agradables. Hoy, primer día de clase de su asignatura, nos ha sorprendido con un examen sorpresa. Examen que nos ha dejado a todos de piedra, a mí el primero.

Por suerte después nos hemos podido despejar en el recreo. Salió el tema de la salida nocturna del fin de semana y Lucas, casi me atrevería a decir que como de costumbre, metió la pata dándome a conocer que el año pasado en gimnasia les dieron clase de bailes de salón cuando Amanda me dijo el sábado que nunca había bailado un lento. Me dejó un poco atónito pero lo pasamos tan bien en el fondo que no he podido hacer nada más que bromear con ella haciéndole cosquillas. Ha estado bien. Las meteduras de pata de Lucas a veces son hasta de agradecer.

Hoy también hemos dado inglés, hemos tenido una conversación para contarnos lo que hicimos en verano. No se si alguien se ha enterado realmente pero ha sido una clase amena, con nuestro tutor que aunque está mal que yo lo diga es un hombre muy majo.

En medio de la clase nos ha interrumpido el profe se historia, bueno y señor director también, que es un dos por uno. Nos traía los exámenes corregidos. ¡Que velocidad! Mi último profesor de historia tardaba hasta una semana en devolverlos.

Por suerte he aprobado, por los pelos, pero aprobado al fin y al cabo. Amanda la pobre no ha tenido la misma suerte. Se ha quedado un poco chafada, ojalá hubiese podido cambiarle mi examen por el suyo pero no he podido hacer otra cosa que intentar animarla.

Mientras hacíamos los ejercicios me ha asegurado que ayer por la noche, cuando el pequeño incidente, iba a recordarme la deuda que teníamos pendiente de hacer los deberes en mi casa. Me he alegrado mucho porque me sabía mal que tuviera que venir sin ganas, solo por compromiso, porque yo lo use ésta mañana como escusa ante su hermana.

Estábamos despidiéndonos de nuestros compañeros Lucas y Yolanda, a punto de subir al autobús, cuando mi madre me llamó.

Tania: Arturo hijo, necesito que me acompañes a mirar las cortinas, cojines y enredones, y la lámpara del pasillo.

Arturo: ¿Ahora?

Tania: Dentro de un rato cuando salga, aún me faltan dos o tres cuartos de hora.

Arturo: Había quedado con Amanda para hacer los deberes en casa.

Tania: No tardaremos mucho, que venga más tarde.

Arturo: Está bien, aquí te espero. –dijo con pocas ganas y poco entusiasmo-

Lucas: Bueno tengo que irme, mi madre se pensará que me han castigado si tardo mucho.

Arturo: Pues nada yo aquí me quedo tres cuartos de hora.

Lucas: ¿Por qué no te vienes conmigo?

Arturo: Tengo que esperar aquí a que salga mi madre, no puedo irme.

Lucas: Pues avísala. Cuando salga que pase a por ti y ya esta. La pastelería está muy cerca de aquí, y más en coche.

Arturo: Sí, tienes razón, ¿Porqué no? Puede estar bien.

Lucas: ¿Entonces vamos a la sala de profesores?

Arturo: Vamos.

Arturo: Está hasta el dire, que vergüenza, tú primero.

Lucas: ¡Qué dices! Es tu madre, anda no seas cobarde.

Arturo: Ya me pedirás un favor…

Llamé a la puerta y rápidamente me dieron permiso para entrar. Ahí estaban casi todos los profesores.

Arturo: Perdón, ¿se puede?

Tania: Claro hijo, adelante, ¿Qué pasa?

Arturo: Nada, es que Lucas dice que si puedo ir a la pastelería con él a esperar que salgas.

Lucas: No me metas a mí por medio que me va a coger manía. –dijo por lo bajo-

Arturo: Demasiado tarde -le respondió bromeando dejándole sin respuesta- ¿Puedo?

Tania: Ay hijo a veces parece que te olvidas que apenas llevamos una semana aquí, ¿yo que se dónde está la pastelería de su madre?

Lucas: No se preocupe profe, profesora, solo tiene que tirar al final de la calle a la derecha hasta arriba del todo y entonces a la izquierda. Es una plaza que además está muy bien señalizada, no tendrá problemas de encontrarlo.

Tania: Está bien hijo, pasaré a recogerte por ahí. Ir con cuidado.

Arturo: Gracias mama. Hasta ahora. Adiós.

Lucas: Adiós.

Todos: Adiós.

Lucas: Arturo, ésta es mi madre, Lucía. Mama éste es Arturo, el nuevo compañero de clase.

Lucía: Encantada Arturo, Lucas me ha hablado mucho de ti.

Arturo: Con razón últimamente me pitaban tanto los oídos…

Lucas: Oye listo que le he hablado bien, no soy tan malo.

Arturo: Pues tú no me habías hablado de tu madre, no me habías dicho que era tan guapa, ¿seguro que es ésta tu madre? porque a ella no has salido.

Lucas: ¿Me estás llamando feo acaso?

Arturo: ¿Yo? Dios me libre, solo digo que has debido salir a tu padre porque a tu madre por desgracia para ti no.

Lucas: Que gracioso, ¿qué desayunaste hoy? ¿un payaso caducado?

Lucía: No le hagas caso, mi hijo a veces es muy suyo.

Arturo: Ya lo voy conociendo.

Lucía: ¿Y qué tal las clases?

Arturo: Bien, hoy hemos tenido una aburrida clase de historia ¿verdad Lucas? –preguntó irónico-

Lucas: Sí, mucho –dijo mirándole con mala cara-

Arturo: Que bien huele aquí, no se como puede estar tan delgada rodeada de tanto dulce. Tiene todo una pinta deliciosa.

Lucía: ¿Quieres probar algo?

Arturo: Mmmm ahora no gracias, pero es buena idea, me llevaré algo para la merienda. Esas tartaletas de fruta tienen muy buen aspecto.

Lucía: Buena elección, están muy buenas, son la especialidad de la casa.

Lucas: No, no, no. De eso nada. ¿Has quedado con Amanda para hacer los deberes no?

Arturo: Sí, ¿qué pasa que no le gusta la fruta?

Lucas: Sí, pero si es para ella mejor coge esos otros.

Arturo: ¿Tú crees?

Lucas: Claro, son sus favoritos.

Lucía: Ella les puso el nombre, pantera rosa.

Arturo: Bueno pues entonces cogeré los pantera rosa.

Lucía: ¿Cuántos?

Arturo: Pues si tanto le gustan pónmelos todos.

Lucía: Está bien, pues te lo pongo todos, seguro que se los comerá.

Arturo: Cómo no le gusten Lucas y me la estés jugando…

Lucas: Yo podría bromearte pero si te lo está diciendo hasta mi madre, ¿o es que a ella tampoco la crees?

Arturo: A ella sí, pero a ti… -respondió bromeando-

Arturo: ¿Cuánto es?

Lucas: 50 euros.

Arturo: Anda ya 50 euros, ¿me has visto cara de millonario?

Lucas: 0 euros.

Arturo: Hablo en serio.

Lucas: Yo ahora también. ¿A que si mama? ¿a que son 0 euros?

Lucía: Sí, la casa invita, regalo de bienvenida.

Arturo: Vaya pues muchas gracias.

Lucas: Bueno nosotros nos vamos a sentar fuera a esperar a que venga su madre.

Lucía: Ok hijo. Hasta luego.

Arturo: Tu madre es muy simpática.

Lucas: Sí, no me puedo quejar. Oye casi le dices lo del examen, como se nota que tu has aprobado eh cabroncete

Arturo: No se lo iba a decir, era una broma, no soy tan metepatas.

Lucas: Menos mal que no.

Arturo: ¿Qué dices ahora?

Lucas: Que mi padre era muy guapo, y has insinuado delante de ella que era feo.

Arturo: Yo solo he dicho que a ella no has salido. Oye, un momento, ¿has dicho era?

Lucas: Ahora llega él. Mi padre murió cuando yo era muy pequeño, un accidente de tráfico. Un borracho que se saltó un semáforo.

Arturo: Vaya, lo siento, no sabía nada. Pues sí que metí la pata sí.

Lucas: No te preocupes, mi madre le quería muchísimo y sigue pensando mucho en él pero lo tiene superado como para que no le haya afectado tu piropo.

Lucas: Ahí está tu madre.

Arturo: Pues sí, será mejor que me vaya y no la haga esperar o se enfadará. Además no quiero hacer esperar mucho a Amanda.

Lucas: Vamos dentro a recoger lo tuyo que aún la vas a dejar sin merienda.

Arturo: Anda es verdad, pues ni me acordaba que tu madre me lo estaba envolviendo.

Fuimos a la tienda esa a mirar las cortinas, los enredones y cojines que hacían falta para la casa ya que los que teníamos estaban ya un poco viejos y mi madre decidió jubilarlos y estrenarlo todo nuevo. Al final nos liamos mirando telas y colores y mi madre me dejó en casa y se fue ella sola a ver la lámpara del pasillo porque la estaba poniendo nerviosa de no dejar de mirar el reloj porque sufría de pensar que Amanda me estaba esperando.

Tan pronto entré en casa le hice la llamada perdida, tal y como habíamos acordado. Después me puse a preparar un zumo para la merienda, con las naranjas que compramos el sábado en el supermercado. La merienda fue muy bien, le gustó todo mucho, el zumo y los pantera rosa. Me ha estado comentando que su madre le pilló el examen y que habló con la mía y ahora vendrá todos los días a hacer los deberes aquí. Casi me da algo cuando me lo ha dicho. Es realmente fantástico, todas las tardes juntos.

Antes de empezar con los deberes, mientras esperábamos a que bajase mi madre, aproveche para indagar a ver que le puedo regalar para su cumpleaños, ya falta muy poco y si me duermo mucho se me tirará el tiempo encima y va a ser peor. Me gustaría que fuese algo muy especial, que le guste y que no olvide nunca, pero ¿el que? Esa es la cuestión, cuestión que sigue estando ahí porque no me ha contestado.

Después de cenar me subí a mi habitación y en vez de ver un rato la tele como de costumbre me ha apetecido ver las estrellas. Hacía mucho que no me ponía con mi telescopio y ahora tengo mi propia terraza y no tengo que subir al tejado como antes. Ya se que puede parecer algo ñoño pero me encantan, son muy bonitas y verlas me inspira mucha tranquilidad y paz interior.

Estaba tratando de enfocar la luna, que hoy estaba preciosa, cuando oí que mi padre me llamaba. Me decía que bajara que tenía visita. Lo primero que pensé es ¿a estas horas? Así que creía que era coña, al fin y al cabo tampoco oí el timbre pero por si acaso baje.

Cuando bajaba las escaleras vi que mi madre estaba hablando con alguien fuera en la calle. Antes de llegar a la puerta pude ver que se trataba de Amanda. Aunque su visita me gustó y me alegró por momentos me sorprendió mucho, tanto como el guantazo que me dio nada más verme. Estaba muy enfadada, parecía que conmigo, pero no sabía porque, no entendía nada. Al final me lo acabó diciendo, se piensa que la estuve mirando con el telescopio para verla como se cambiaba, para verla desnuda. Si me llegan a pinchar en ese momento no sangro, es más creo que ni pulsaciones debía tener porque se me paró el corazón por segundos.

Mi madre acabó saliendo ante tantos gritos. Se puso hecha una fiera y por más que lo negué ninguna de las dos me creía. Después, por si no tenía poco, acabó saliendo mi padre. Lo que era una pelea con mi vecina acabó siendo una discusión familiar. Por suerte para mi después de negarlo creo que un millón de veces acabaron medio confiando en mi y la cosa no llegó a mucho más.

Para mi desgracia no tuve la misma suerte con Amanda, a parte de llamarme cerdo entre otras cosas no quiere verme ni en pintura. Me cabreó tanto que pensara que soy capaz de algo tan sucio y bajo como espiarla para verla desnuda que yo tampoco que me quedé muy corto y también le dije cuatro cosas. Después de haber arreglado ayer las cosas ahora estamos peor. La tranquilidad nos duró poco. Tengo una rabia por dentro ahora mismo que no bajó a hacer boxeo porque me cargaba el saco.

Es que no me lo puedo creer, después de todo lo que hemos vivido juntos esta semana, de los tonteos, de las muestras de cariño y hasta de habernos confesado que nos gustamos… ¿aun no me conoce ni un pelín para saber que yo no soy así? Me duele mucho que después de todo me considere de esa clase de tíos. Creo que ahora si que la he perdido para siempre, y con el cabreo que llevo ahora mismo encima no se si me importa o hasta me alegro. Esta bien, me gusta mucho, y me ha decepcionado mucho el que pensase eso de mi, el que no confíe en mi y el que no me haya dado ni la oportunidad de explicarme, pero aún así, no puedo dejar de sentirme mal y de pensar en ella, aunque no se lo merezca, pero eso mi corazón no lo entiende.

La noche de hoy no ha sido precisamente una de las mejores. A penas he dormido. He pegado mil vueltas en la cama buscando la postura perfecta para conseguir dormir pero ha sido más que imposible. Lo que necesitaba era dejar la mente en blanco pero mi cabeza no hacía más que atormentarme recordando lo sucedido.

Al final, ya dado por vencido e intentando asumir que no conseguiría dormir, me he levantado. Me he puesto mi uniforme y estuve navegando un poco por internet. A las ocho bajé a desayunar, mis padres ya estaban ahí.

Arturo: Hola.

Tania: Se dice buenos días.

Arturo: ¿Y que tienen de buenos? -preguntó irónico-

Juanjo: ¿Has dormido sin sabanas para que no se te pegaran o es que te has caído de la cama?

Arturo: Ahórrate las coñas papa, no estoy de humor.

Tania: Y bromas a parte ¿por qué has madrugado tanto hijo?

Arturo: Prefiero ir a clase contigo sino te importa.

Tania: ¿Porque me iba a importar? Aunque no se porque.

Arturo: Pues creo que está bastante claro.

Tania: ¿Es por Amanda no?

Arturo: ¿Cómo lo has sabido? –preguntó irónico-

Juanjo: No lo pagues con nosotros que no te hemos hecho nada, al contrario, te estamos dando un voto de confianza. Vete y vuelve al instituto con tu madre si quieres pero no puedes esconderte y huir de los problemas Arturo.

Arturo: Ya lo se papa, me lo has dicho cien veces, pero yo no estoy huyendo, sería absurdo a parte de imposible. Simplemente prefiero estar más tranquilo yendo con mamá, será menos violento para los dos.

Tania: No te preocupes hijo, vente conmigo cuando quieras pero ya sabes que mis horarios no son iguales que los tuyos.

Arturo: Me adaptaré.

Salimos a la calle para coger el coche e irnos al instituto. El día estaba muy soleado, el precioso cielo azul estaba absolutamente despejado. Corría un ligero aire que acariciaba la cara sin molestar, los pájaros cantaban muy contentos, lo que sería un día perfecto. Sin embargo me resultaba hasta deprimente. No iba nada acorde a como me sentía yo. De haber sido así hubiese estado el cielo negro, con un viento casi huracanado y lloviendo granizo en medio de una intensa tormenta de relámpagos y truenos.

El trayecto también fue de lo más deprimente. Yo no tenía ganas de hablar y mi madre tampoco sabía que decir así que las únicas voces que se oían eran las de los locutores de la radio que estaba puesta. Y ahí estaba yo, en el instituto, casi media hora antes. Completamente solo y hundido en la más grande de las decepciones. La rabia, irá e impotencia que sentía anoche se estaba transformando en tristeza y depresión, como un fuego intenso que después de mucho arder se va apagando hasta que solo quedan unas ínfimas ascuas que se terminan consumiendo ellas solas. Así me sentía yo, consumiéndome por dentro. Jamás me sentí así. No recuerdo haber tenido en mi vida ningún momento en el que me sintiera tan anulado como persona como me siento ahora. Oí llegar un coche. Por la voz cuando se despidió supe que era Lucas. No tenía ganas de hablar con él. Realmente no tenía ganas de hablar con nadie pero menos con mis supuestos nuevos amigos. Me caen muy bien pero como quien dice solo hace dos días que nos conocemos y muchos años que conocen a Amanda. Está claro del lado de quien se pondrían. No me iban a creer, ¿cómo iban a creerme si ella no es capaz de hacerlo después de lo que hemos vivido juntos? No me vio, por suerte, se sentó supongo que en la primera escalera, yo estaba en la última. Al poco tiempo llegó Yolanda, ella si que se percató de mi presencia y ambos se dirigieron hacía mí.

Lucas: Ei Arturo, no te había visto.

Yolanda: ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que no has venido con el autobús?

Arturo: No tenía ganas de ver a la estúpida de mi vecina.

Lucas: ¿Cuándo dices vecina te refieres a Amanda, no?

Arturo: Vaya, muy agudo –respondió irónico-, sí Lucas, y cuando digo estúpida también.

Yolanda: ¿Y porque estás así? Tienes muy mal aspecto.

Arturo: He pasado mala noche.

Lucas: ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?

Arturo: Qué más da. Me conozco esta historia, sé lo que pasará después así que mejor dejadme en paz ya del principio. –contestó con un fino hilo de voz y con tono muy apagado-

Lucas: ¿Tú entiendes algo?

Yolanda: Nada. ¿A qué te refieres Arturo?

Arturo: Quiero estar solo chicos, iros por favor, cuando venga vuestra amiguísima ya os enteraréis.

Lucas: ¿Pero cómo te vamos a dejar así?

Arturo: ¡Quiero estar solo! –insistió-

Yolanda: ¿Seguro? No me parece buena idea.

Lucas: Está bien, nos vamos –dijo ante una mirada de Arturo de esas que si las miradas matasen…-

Apuré al máximo el tiempo antes de entrar en clase. Sabía que no sería muy fácil para mí y no quería sufrir más de lo necesario.

Me tocó sentarme en la última fila, en un apartado rincón, obviamente solo, muy solo. Delante de mí estaban sentados los dos discriminados o frikis de la clase, que no dejaban de hablar. Todos tenían alguien con quien hablar menos yo. No me hicieron el más mínimo caso. ¿porqué iban a hacérmelo cuando yo tampoco se lo he hecho a ellos desde que empezaron las clases? Creo que ahora yo he ocupado su estatus social dentro del grupo, al menos es así como me siento, el cero a la izquierda más grande.

Por si eso no hubiese estado siendo poco encima he tenido que aguantar ver a Amanda sentada con Pedro, hablando y riendo como si nada, como si absolutamente nada hubiese pasado. No esperaba que hubiese estado hundida, ni siquiera tan cabreado como ayer, ¿pero así? tan… ¿normal? ¿finge o realmente esta situación solo me está hundiendo a mí? No podía dejar de mirarlos, de mirarla, mientras la sangre me ardía. Ella, en cambio, no me ha dirigido ni una mirada.

Así una clase tras otra. El recreo no ha mejorado. Me compré una bolsa de galletas y me senté en uno de los bancos a comérmelas.

Los chicos y las chicas, los que hasta ayer habían sido mis amigos, estaban muy cerca de mí, en los columpios. Sin embargo parecía que yo no estaba cerca de ellos porque ni se inmutaron por mi presencia. Por momentos llegué a preguntarme si sería invisible, es lo que parecía. Supuse que a esas alturas de la mañana ya deberían estar más que informados de lo sucedido, eso lo explicaría todo.

Después tuvimos pintura. Esta vez no apuré al máximo el tiempo para entrar, sino todo lo contrario. Fui uno de los primeros y directamente me puse en primerísima fila, para no ver lo que tanto daño me hacía, para no ser tan consciente de la indiferencia que causo. Ojos que no ven… corazón que no siente, pero no es así, puedo decir de primera mano que aún así duele igual. Pintamos un frutero, estaba tan cerca que podía sentir hasta el olor del plátano maduro.

Amanda no fue de las últimas de entrar, sin embargo se puso en el caballete más lejano que había a mí. Parece que no le produzco tanta indiferencia. Parece que al fin hasta me quiere, pero bien lejos de ella, que no es lo mismo que yo desearía que deseara.

Me dio la impresión de que los chicos si se apiadaron un poco de mí. Bueno, a decir verdad, no creo que sea así, aunque me consuela un poco pensarlo. Más bien creo que se pusieron cerca de mí para indagar, para saber lo que pasó realmente entre Amanda y yo porque por alguna extraña razón que desconozco no les ha querido decir nada. Esta ocultando el motivo. ¿Por qué? No tengo ni idea, por más que lo pienso no logró llegar a ninguna conclusión, pero no les he dicho nada, sino lo ha hecho ella menos voy hacerlo yo.

La hora de la comida no fue mucho mejor que las clases o el recreo. Lo malo de que haya subgrupos en un grupo es que sino formas parte de alguno de ellos estás en medio, y eso no significa nada, eso solo quiere decir estar solo, no tener ningún punto de apoyo. Cada grupo es una piña, una cuerda con nudos. Normalmente no es fácil salir de ahí, la cuerda suele ser irrompible, pero por desgracia tampoco es fácil entrar. En el grupo de los pijos-empollones está claro que no pego ni con cola y en el de los discriminados-frikis, aunque es como me siento y como me tratan, parece que tampoco me quieren. Dicen que más vale estar solo que mal acompañado. Yo en cambio nunca he pensado así. Siempre he creído que si el supuesto Dios que creó la tierra después de crear a Adán creó a Eva porque se dio cuenta de que no era bueno que el hombre estuviese solo por algo sería. Así que el que inventó ese refrán no podía estar más equivocado, aunque seguro que estaba solo y se intentaba consolar pensando eso. ¿Le funcionaría? A mi por desgracia no.

Ojalá hubiese estado así desde el principio. Ese era mi mayor temor y aunque sea tarde se ha acabado cumpliendo. Después de estar arriba, ¿cómo se conforma, como se asume y como se acostumbra uno a estar abajo? Haber estado dentro del grupo de los guais estuvo bien, muy bien. Son todos muy buena gente. Fue bonito mientras duró, aunque durara poco.

Cuesta mucho asumir que para la gente a la que te importa y aprecias mucho no eres nadie y pasan de ti. Es muy duro y duele mucho, muchísimo. No hay persona que sea tan de piedra como para que no le afecte. Al menos yo no lo soy. El corazón se me parte en mil pedazos cada vez que les veo y pienso que hace muy pocas horas yo estaba allí, que hace pocas horas yo también era alguien. No obstante lo más duro una vez más fue ver a una Amanda que si parece de piedra. Una Amanda indiferente ante mí y ante la situación que estamos viviendo.

Verla ahí comiendo, hablando y riendo con sus amigos, me estaba revolviendo el estómago. Siempre me ha

gustado verla reír, me alegraba el corazón y me lo llenaba de alegría pero ahora, ahora me parece increíble

que pueda ser capaz de hacerlo. Tenía un nudo en el estómago que se estaba haciendo tan grande que me estaban

entrando ganas de vomitar. Así que dejé de marear la sopa y sus verduras y sin probar bocado me levanté y me fui de ahí. No sabía donde ir, solo sabía donde no quería estar. Pasé por delante suyo y una vez más para ella fui invisible. Solo Yolanda se quedó mirándome con cara de lástima pero no dijo nada.

Por suerte las clases llegaban a su fin, ya solo quedaba gimnasia así que pensé que la cosa ya no podía ir peor y me consolaba pensar que por hoy ya casi se había acabado todo.

Parece que el destino tiene ganas de jugar conmigo, y en ese momento lo hacía poniendo en práctica la ley de Murphy, la que dice que cuando las cosas van mal siempre pueden ir peor. Nos tocó formar parejas para hacer abdominales y claro, como no, mi piel volvía a transformarse en invisible. Ahí me quedé, plantado como un árbol, solo y sin emparejar. Es lo que tiene en la situación en que me encuentro ser impares. Aunque no se si hubiese sido mejor ser pares y tener que haber arrastrado a ponerse conmigo a alguien que no quisiese. En resumen, el profesor que ahora mismo ni siquiera recuerdo como se llama se tuvo que poner de pareja conmigo. Mientras él vigilaba y controlaba como los demás hacían los abdominales, yo no podía evitar que la vista se me fuese a Amanda que nuevamente estaba con Pedro. Ya se que debo parecer masoquista, pero no puedo evitarlo, por mucho daño que me haga no puedo dejar de mirarla.

Cuando por fin ese infierno terminó volví con mi madre a casa. Creí que ya estaba “a salvo” en mi territorio

pero de nuevo me equivoqué. Me puse en la mesa del comedor hacer los deberes. Minutos después

llamaron al timbre. Sabía de sobra quien era, no podía ser nadie más. Mi presencia le molestó y le pidió estar a solas

a mi madre, quien me nominó para abandonar la mesa. En pocas palabras por si no había quedado claro, me echó de allí.

Me tocó seguir haciendo los deberes a mi cuarto. No se que me sentó peor, si que mi madre me echará o que Amanda se lo pidiera. Por si tenía alguna duda ya me había quedado claro, no me quiere cerca de ella, es más, yo diría que no me quiere ni ver. Es curioso, ayer yo tenía el mismo sentimiento pero hoy no puedo evitar que sea todo lo contrario. ¿es ella más fuerte que yo? ¿porqué ella si que puede pasar de mí sin apenas importarle? ¿será que realmente no le gusto y no significo nada para ella? Eso lo explicaría todo.

Esas preguntas y las conclusiones a las que llegué, sumadas al pésimo día que tuve, volvieron a llenar mi cuerpo de rabia e irá. Me puse un chándal y bajé a desahogarme con el saco de boxeo. Entonces llegó mi padre. Todos los sábados me obliga a practicar. No hay un solo sábado que perdone mis entrenamientos. Sin embargó hoy me obligó a dejarlo. Me vio tan cabreado, dándole con más fuerza y ganas que nunca que yo creo que hasta le asusté. Supongo que no debía ser para menos porque me estaba machacando los nudillos y hubiese podido hacerme mucho daño. Creo que hasta se me está hinchando la mano, por lo menos me duele bastante.

Pudo conseguir que dejara los golpes con el saco, cualquiera le lleva la contraria a mi padre, pero necesitaba sacar esa mala energía que tenía dentro, así que me puse a machacarme en mi banco de pesas hasta que mi madre me advirtió que faltaba poco para la cena y me di una rápida y medio relajante ducha.

Bajé a cenar, por decir algo. Solo pude comer medio trozo del filete de carne. Menos mal que mis padres no me obligaron a comérmelo sin ganas. Estaba embobado, ni siquiera podría decir de que hablaron ellos mientras sí cenaban. Mi cabeza estaba llena de tantas cosas… pero a la vez estaba tan vacía… Me vino a la mente el anuncio que ponen en verano de “Él nunca lo haría”. Nunca se me vino a la cabeza pensar como debe sentirse un perro cuando la familia a la que quiere, la que lo ha estado alimentando, sacando a pasear y jugando con él, esa familia a la que dicho animal es fiel, lo abandona para siempre en medio de una carretera para irse de vacaciones, sin saber y sin importarles el rumbo y la suerte que el pobre animal pueda correr. Jamás me había parado a analizar bien ese anuncio pero ahora, sin haberlo planteado, sentía en el corazón la estremecedora respuesta. Es así como me sentía.

También me vino a la mente los presos del corredor de la muerte, pero no todos, solo los inocentes, los que habían sido juzgados injustamente como yo. Es muy grande la rabia y la impotencia que se llega a sentir cuando por más que intentas convencer de que no has hecho nada no te creen y encima no tienes pruebas que puedan demostrarlo. Mucho más aún cuando apenas tienes la opción de explicarte, cuando desde el principio estás condenado.

CONTINUARÁ... MUY PRONTO

Editado 12 jun 2009 por sandru25

19 jun 2009

¿Qué hay peor que un día pésimo? La respuesta es dos días pésimos. ¿Y peor aún? El día de hoy, el tercero. Es el cumpleaños de Amanda, la chica que más me ha gustado en mi vida, y para ella no soy más que un degenerado. Hoy me hubiera levantado muy contento, hubiera planeado algo bonito con que sorprenderla y tendría un bonito regalo comprado que estaría deseando darle y, sin embargo, ahí estaba yo levantándome amargado para hacer frente a otro día de horror, solo, y triste.

El día fue tan horrible como los demás, sin embargo parece que ya me estoy hasta acostumbrando al dolor porque ya casi no siento nada. Las clases han sido tan aburridas y pesadas como siempre, incluida la de mi madre.

Por fin se hizo la hora de salir, hora que toda la clase menos yo estaban deseando que llegara para ir a la fiesta de Amanda. Iba a salir del aula, viendo asqueado como todos quedaban entre ellos, cuando mi madre le pidió a Amanda que se quedara un momento y para mi sorpresa a mí que la esperara fuera. No tenía ni idea de que se supone que iba a querer, y tampoco de quería hablar con ella.

Salí fuera intrigado ante tanto misterio. Pase por detrás suyo pero una vez más ni se inmutó.

Me senté en la escalera, estaba un poco nervioso, no sabía que se suponía que había hecho esta vez para que mi madre quisiera hablar conmigo, quizás no era nada importante pero no pude evitar darle muchas vueltas a la cabeza.

Amanda salió de clase con paso firme, ligero y sin inmutarse una vez más por mi presencia. Bajó las escaleras sin decir nada. Yo entré dentro del aula al ver que mi madre no salía.

Arturo: ¿Se puede mamá?

Tania: Claro, pasa hijo.

Arturo: ¿Y bien? ¿Qué he hecho ahora? ¿De que se me acusa eh?

Tania: Pues dímelo tú, solo quería hablar contigo pero si ya me vienes así será que has hecho algo.

Arturo: Te equivocas, pero como últimamente parece que tengo la culpa de lo que no hago… pues no me extrañaría.

Tania: Solo quería decirte que hoy tenemos una reunión y saldré tarde, mejor vete con el autobús ahora que aun estás a tiempo.

Arturo: Aún así prefiero esperarme a que salgas.

Tania: Amanda no va ir, se va con Yolanda.

Arturo: Entonces está bien, me voy a casa con el bus.

Tania: ¿No le has comprado ningún regalo por su cumpleaños? –añadió-

Arturo: ¿Te estás quedando conmigo? ¿Pretendes que le haga un regalo cuando no me ha invitado a su fiesta? No la pienso ni felicitar.

Tania: ¿Te acuerdas de tu sexto cumpleaños hijo?

Arturo: Venga mama ¿Cómo voy a acordarme si hace diez años? ¿a que viene eso ahora?

Tania: Te refrescaré la memoria. Estuviste cabreado más de una semana con tu padre.

Arturo: ¿Por qué? –preguntó sin acordarse-

Tania: Le rompiste un trofeo muy valioso para él jugando a fútbol dentro de casa. Te castigó sin ir a una excursión a la que llevabas semanas esperando ir. Te enfadaste muchísimo con él, mucho más de lo que estaba él contigo.

Arturo: Era un niño. –trató de justificarse-

Tania: ¿Y no te acuerdas que hizo tú padre?

Arturo: Me regaló a escondidas tuyas la bici que tanto deseaba tener. –respondió recordando con nostalgia-

Tania: Exacto, gracias a ese regalo hicisteis las paces, olvidaste completamente la excursión y tu padre estaba tan contento de verte tan feliz que olvidó su trofeo roto. ¿Y a que no sabes porque lo hizo?

Arturo: Pues no, y me da que no me lo vas a decir.

Tania: Las lecciones más importantes de la vida no se enseñan, se aprenden por uno mismo. Anda vete que aun perderás el autobús.

Arturo: Nos vemos en casa.

Tania: Y alegra esa cara hijo, la mentira tiene las patas cortas y la verdad siempre sale a la luz, tarde o temprano.

Clara: Ei Arturo, tú de nuevo en el bus, ven siéntate aquí con nosotros. ¡Venga Arturo! –insistió al ver que este se resistía-

Arturo: Que conste que solo me siento aquí con vosotros para evitar a Felicia.

Toni: ¿Qué te ha hecho? Es muy buena chica.

Arturo: Yo no he dicho lo contrario, pero me agobia un poco, debe ser cosa de las Montero volverme loco.

Toni: ¿Que dices? –dijo tras no hacerle mucha gracia su comentario-

Arturo: Nada, yo ya me entiendo.

Clara: ¿Se puede saber que le has hecho a Amanda para que estéis así?

Arturo: ¿Quieres saber que le he hecho? ¿de verdad?

Clara: Si por favor.

Arturo: Nada Clara, no le he hecho absolutamente nada.

Clara: Creía que ibas a hablar en serio.

Arturo: Te juro que no puedo hablarte más en serio.

Clara: Nada Toni, que no nos enteraremos.

Toni: Eso parece.

Clara: Bueno da igual, sea lo que sea no durara mucho.

Toni: ¿Cómo lo sabes?

Clara: Porque están destinados, sus caminos tarde o temprano acabaran juntándose de nuevo. Cuando se conocieron se crearon unos lazos muy especiales que no se pueden romper así como así.

Toni: Tú ves mucho la tele.

Arturo: Bueno chicos aquí me bajo, que os vaya muy bien la fiesta.

Cuando bajé del autobús vi a Braulio, el chofer de Yolanda, limpiando el coche. No pude evitar quedarme mirándolo unos segundos aunque no se porque.

Me quedé pensando en las últimas palabras de Clara. Lazos especiales que no se pueden romper así como así. Entonces lo entendí todo. Por eso me regaló mi padre la bici. Era eso lo que me quería enseñar mi madre, lo que quería que aprendiese. Amanda es muy importante para mi por mucho que yo no le importe ahora mismo lo más mínimo. Solo se cumplen años una vez, tarde o temprano arreglaremos este mal entendido y entonces me arrepentiría de no haberle hecho ningún regalo por su cumpleaños.

Yolanda: ¿Si?

Arturo: Hola Yolanda. ¿estás con Amanda verdad?

Yolanda: Sí, ¿qué pasa?

Arturo: No digas que soy yo por favor, no quiero que se enfade contigo por mi culpa.

Yolanda: Está bien, no te preocupes, dime.

Arturo: Necesito un enorme favor.

Yolanda: Si puedo ayudarte cuenta con ello.

Arturo: Ya sé que quizás sea un poco atrevido por mi parte pedirte esto, bueno realmente es bastante atrevido.

Yolanda: Suéltalo ya anda.

Arturo: Necesito ir a un sitio, es importante para mí, pero no tengo como ir. He visto que Braulio está en la puerta…

Yolanda: Creo que ya veo por donde vas.

Arturo: Ya que está ahí fuera sin hacer nada… ¿te importaría prestármelo un rato por favor? Seré lo más rápido que pueda, no tardaré mucho.

Yolanda: Vaaaale vaaaale, ahora mismo voy a avisarle para que lo sepa ¿vale?

Arturo: Muchísimas gracias, te debo una enorme.

Yolanda: No te preocupes, ya te lo recordaré.

Arturo: Lo digo en serio eh, lo que sea.

Arturo: Hola Braulio.

Braulio: Hola, usted debe ser Arturo.

Arturo: Sí, veo que Yolanda ya ha hablado contigo, pero no me trates de usted dios, suena tan raro… creo que es la primera vez que me llaman así.

Braulio: Es mi deber, el señorito dirá donde quiere que le lleve.

Arturo: ¿Señorito? -dijo alucinado- Mejor de usted por favor. Pues quisiera comprar un regalo muy especial pero no me conozco la ciudad así que espero que tú sepas donde llevarme.

Braulio: Por supuesto, suba al coche.

Braulio me llevó a una zona donde había muchas tiendas. Me recorrí casi todas, sin prisa pero sin pausa pero no lograba encontrar nada especial, no lograba encontrar algo que con solo verlo dijera eso, eso tiene que ser para ella. Ya casi me di por vencido cuando de camino al coche pasé por una tienda de animales. No le hice apenas caso pero vi algo de refilón que llamó toda mi atención siéndome imposible evitar acercarme a su escaparate.

Era un precioso perrito, un cachorrito que tendría muy pocas semanas y ahí estaba encerrado en una urna en el escaparate de una tienda. Solo. Completamente solo. Yo sabía muy bien que era eso. Yo sabía perfectamente como se sentía uno por dentro cuando no se tenía a nadie. Se levantó y se me quedó mirando moviendo su pequeña colita. Yo tampoco podía dejar de mirarle. Nuestras miradas estaban clavadas, casi fusionadas, como si ambos supiéramos lo que el otro sentía. El corazón me temblaba. Me veía reflejado en él, falto de cariño. No podía despegarme de aquel escaparate. No podía irme así como así. No era capaz de dar media vuelta y hacer como sino hubiese visto nada. Los pocos minutos que había estado ahí, pegado a ese cristal, mirando a ese diminuto ser, habían creado una conexión especial. Es muy raro de explicar, lo sé, pero sentí algo dentro de mí, una extraña sensación, que me decía que solo había una persona en el mundo capaz de darle a ese perrito el cariño que necesitaba. El cariño que yo deseaba pero nunca podría tener. Sin duda había encontrado ese regalo especial, algo que tenía que ser para Amanda. Entré en la tienda y lo compré. Todos mis ahorros, pero no podían estar mejor invertidos. Me sobró lo justo para poder comprar una tarjeta con la que felicitarle el cumpleaños ya que de palabra era imposible.

Durante la vuelta a casa le di muchas vueltas a que poner en la tarjeta. Mi mente estaba en blanco y nunca se me ha dado bien expresar mis sentimientos. Quería decirle algo más que un típico Felicidades, Feliz Cumpleaños, Que cumplas muchos más… esas cosas tan oídas. Al final se me ocurrió algo, “Disfruta todo lo que puedas porque nunca volverás a ser tan joven, pero ten cuidado porque nunca has sido tan vieja”. No sé si es una chorrada pero me gustó, me pareció ingenioso. También quería decirle algo para tratar de arreglar las cosas. Quizás disculpándome todo volvería a la normalidad pero yo no he hecho nada, pedirle perdón era admitir que tenía razón. Como no tenía mucha opción le puse precisamente eso, que sentía no poder pedirle perdón por algo que no había hecho. Dejé el paquete y la tarjeta delante de su puerta, me aseguré que la pequeña estuviese bien, llamé al timbre y me fui corriendo a mi casa.

Me puse a hacer los deberes pero mi mente no lograba centrarse en ellos. No podía quitarme a mi vecina de la cabeza. ¿Le habrá gustado el regalo? Más tarde cenamos y después estuve viendo un poco la tele con mis padres hasta que me han mandado irme a la cama porque mañana hay que madrugar. Son las once de la noche y no ha mostrado aún ninguna señal. Ni ha venido a mi casa, ni ha llamado… ni siquiera un simple sms. Creo que mi esfuerzo no ha valido para nada. Ha sido inútil. Lo intenté al menos pero el intento fracasó. Me pregunto si hubiese funcionado con mi padre y conmigo si yo no hubiese tenido seis años cuando me regaló la bici. Creo que sí, que hubiese actuado igual. Realmente no quiere saber nada de mí, es triste, pero es la dura realidad y supongo que más vale que me acostumbre.

CONTINUARÁ... MUY PRONTO.

20 jun 2009

Que buen capitulo ya tengo ganas de ver como va a ser la fiestuqui jajajaja :lol:

20 jun 2009

Que buen capitulo ya tengo ganas de ver como va a ser la fiestuqui jajajaja

Gracias, me alegro que te haya gustado pero creo no me estas atenta jeje :lol: desde el lunes que esta el diario de Amanda actualizado y alli aparece la fiestuqui.

26 jun 2009

La mañana de hoy indicaba que el día iba a ser exactamente igual de pésimo para mi que los últimos días, o peor aun ya que tenía que empezar a hacerme a la idea de que Amanda no quería saber nada más de mí. Sin embargo, una llamada al timbre de la puerta dio un inesperado cambio a la mañana, al día y a mi vida. Fui a abrir ya que mis padres estaban desayunando y yo aun no había empezado. Para mi sorpresa era Amanda con un trozo de pastel. La invité a pasar para que desayunara conmigo con la esperanza de poder arreglar el malentendido.

Estuvimos hablando y terminamos haciendo las paces sellando nuestra amistad con un tierno abrazo. Ya me había dado por vencido, pensaba que nunca iba a vivir ese momento, que verdaderamente nuestros caminos se habían separado definitivamente, que algo que ni siquiera había empezado había terminado pero no. Me equivoque para mi suerte. Ese abrazo fue el mejor que recibí en mi vida aunque se vio algo turbado cuando Amanda se hundió tras unas palabras que me salieron del corazón pero con un tono demasiado triste que hicieron que empezara a llorar. En ese momento sentí como si me clavaran un puñal en el corazón. Verla llorar me ha producido un dolor inmenso. La abracé fuerte tratando de calmarla.

Cuando al fin lo logré nos separamos y nos quedamos muy juntos mirándonos fija e intensamente. Sentí una sensación muy extraña, es como si de repente nos hubiésemos transportado a otro universo vacio, donde solo estuviésemos nosotros dos, sin nada ni nadie más, sin tiempo, sin obligaciones, sin miedos ni vergüenzas. El corazón me latía muy deprisa y al mismo tiempo sentía como si también se hubiese parado. Estaba absorto y perdido en lo más profundo de aquella mirada de ojos grises, deseando que aquello no acabara nunca. Entonces sentí una necesidad casi incontrolable de besarla. Creo que ella sentía lo mismo, me atrevería a decir que estaba inmersa en el mismo universo paralelo donde estaba yo. Nos acercamos suavemente, no pensaba nada, siempre que me imaginé el momento de mi primer beso me veía lleno de miedos e inseguridades, sin embargo, lo único que sentí en ese momento era la necesidad de que sucediese, mi corazón lo necesitaba, lo estaba pidiendo a gritos pero no debía ser el mejor momento, eso o el destino estaba jugando conmigo de nuevo porque justo entonces oímos el claxon del autobús que nos devolvió a la realidad como la alarma del despertador te despierta de tus bonitos sueños. Que inoportuno por dios, tendré que esperar a que suceda de nuevo, solo espero y deseo que sea tan bonito, mágico y especial como iba a serlo hoy.

Los chicos y las chicas se alegraron mucho de vernos juntos de nuevo y saber que ya habíamos arreglado nuestro mal entendido aunque siguen sin saber de que se trata. Lucas se quiso hacer el gracioso con el comentario que hice el otro día cuando llame estúpida a Amanda. Por un momento llegué a pensar que lo iba a decir, menos mal que por si acaso Yolanda de dio un codazo y cambió la palabra estúpida por estupendísima. Aún así, por si acaso, le di lo suyo.

Arturo: Esta vez te has pasado, te vas a enterar graciosillo.

Lucas: Eh, suéltame, tú el otro día casi le dijiste a mi madre que suspendí el examen.

Arturo: ¿Casi? Solo le dije que habíamos tenido una clase de historia muy interesante.

Lucas: Bueno pues ahora ya estamos empatados, suéltame.

Arturo: De eso nada jovencito, casi estropeas las cosas con lo que me ha costado hacer las paces con Amanda, tú la conoces muy bien, deberías saber que no es tonta.

Lucas: Y tú deberías saber que cuando dos personas están enfadadas ambas sueltan por la boca más de la cuenta.

Arturo: ¿Que quieres decir?

Lucas: Au, me has hecho daño animal.

Arturo: Si apenas te he tocado flojo.

Lucas: Haremos tarde a clase.

Arturo: ¿Qué has querido decir? –insistió-

Lucas: ¿Mucha fuerza y poca inteligencia? Ya sabes que he querido decir.

Ella también ha dicho cosas indebidas y/o innecesarias sobre mí. ¿Es eso lo que me ha querido decir Lucas? Supongo que tiene razón y es algo normal así que no le he querido dar más vueltas al asunto pero yo solo la llame estúpida, tengo curiosidad por saber cuanto y el que habrá dicho ella de mí pero si no les ha querido contar nada de lo sucedido no creo que sea tanto. Después de convencer a Lucas de que nos tocaba economía y no ciencias fuimos al aula donde nos estaban esperando nuestros amigos. Le di las gracias a Yolanda por haberme prestado a Braulio, sino llega a ser por ella no le hubiese podido comprar ningún regalo de cumpleaños a Amanda y quizás entonces no hubiésemos arreglado las cosas.

Mientras esperábamos en el pasillo a mi madre para nuestra clase de lengua estuvimos haciendo planes para el fin de semana.

Mientras nos poníamos de acuerdo entre cine, bolera o disco llegó Felicia que se puso a hablar conmigo. Noté en su voz cierto tono sobre su hermana algo hostil, creo que estaba algo resentida con ella por no haberme invitado a su fiesta pero es algo que aún no habíamos tenido tiempo de hablar así que no sabía nada del tema. Aún así traté de disimular para hacerla quedar bien y le aseguré que me invitó pero fui yo quien no pudo ir. Parece que se lo creyó aunque tenía sus dudas porque se lo preguntó a Amanda para asegurarse.

En todas las clases de hoy nos hemos sentado juntos. Al fin soy feliz de nuevo. No he podido dejar de mirarla y de recordar el abrazo de esta mañana, pensando en que por unos segundos no he podido besar esos tiernos labios que me están empezando a volver loco. Cada vez que la miro no se si el corazón se me hace mas grande o mas pequeño pero siento una extraña sensación que nunca antes había sentido ¿será eso amor?

Durante las explicaciones de vez en cuando no podíamos evitar hablar, en lengua me daba miedo que mi madre nos dijese algo pero no lo podía evitar, llevaba tantos días sin escuchar su preciosa voz que lo necesitaba.

Tanto ver a mi madre me fue imposible no pensar que la reconciliación había sido en el fondo gracias a ella. Necesitaba decírselo así que al final de su clase, cuando íbamos a bajar al patio, le dije a las chicas que fueran bajando que yo enseguida me unía a ellas y a los chicos.

Arturo: ¿Puede salir un momento mi madre del cuerpo de mi profesora de lengua y literatura?

Tania: ¿Qué dices hijo?

Arturo: Pues eso, que eres dos en uno, como el doctor Jekyll y Mr. Hide y a mí ahora mismo me gustaría hablar con mi madre.

Tania: Qué cosas tienes a veces hijo, no sé de donde las sacas.

Arturo: Pues de tus clases, eso es literatura.

Tania: Bueno ¿y qué pasa? ¿Qué es eso tan urgente que no puede esperar a llegar a casa?

Arturo: Esto –dijo mientras la abrazaba-

Tania: ¿Y eso? ¿A que viene?

Arturo: A que eres la mejor profesora y madre, tanto dentro como fuera del instituto.

Tania: Mira que bien, ya te lo recordaré. –bromeó-

Arturo: Venga mamá, lo digo en serio.

Tania: Ay mi niño, que se está haciendo mayor demasiado deprisa. Te quiero mucho cariño.

Arturo: Y yo a ti.

Tania: Me alegro que por fin hayas arreglado las cosas con Amanda, hacía días que no te veía sonreír, lo echaba de menos.

Arturo: Gracias a ti.

Tania: ¿A mí? Yo no hice nada, lo aprendiste tú solo.

Arturo: Pero tú me guiaste, que es lo mismo.

Tania: Bueno, vete y no la hagas esperar más, tendréis muchas cosas de que hablar si no os ha dado tiempo a contároslas todas durante mi clase –dijo regañándole disimuladamente-

Arturo: Te prometo que estaremos más atentos.

Tania: A ver si es verdad, la próxima vez os tendré que llamar la atención.

Arturo: Bueno yo me voy que ya no estoy hablando con mi madre…

Durante la vuelta a casa en el bus Amanda me invitó a comer a su casa ya que los viernes me toca comer solo. Me negué, me daba un poco de corte la verdad, pero acabó convenciéndome, aunque es normal, no puedo negarle nada. Nada más entrar Kira vino corriendo hacía a mí. Me dio mucha alegría verla de nuevo y a ella también verme a mí. Es irónico que la primera vez que nos vimos ambos sentíamos nuestro corazón vacio y triste y la segunda vez que nos hemos visto los dos nos sentíamos llenos y contentos, y más irónico aún, por la misma persona.

CONTINUARÁ... MUY PRONTO

3 jul 2009

Lo primero que hicimos fue subir a su cuarto para que pudiera abrir un regalo de Clara. Una foto de nuestra especial actuación en el karaoke. Ni Amanda ni yo nos dimos cuenta de que nos hiciera ninguna foto, así que ha sido una enorme sorpresa. Tengo que decir que está muy chula, además ella sale guapísima. Ya le he dicho que quiero una copia, estoy deseando tenerla ya para verla mil veces y desgastarla con la mirada. Y venía con una frase preciosa que se me ha grabado en la memoria “Lo bueno nunca acaba si hay algo que te lo recuerda”. Me recordó a una frase muy bonita también que me dijo una vez mi abuela, algo así como que fuera todo lo feliz que pudiera porque el día que echara la vista atrás sería feliz de nuevo recordando esos momentos.

Después de comer nos sentamos a ver una película. Amanda se quedó dormida encima de mí. Estaba tan guapa… no podía dejar de mirarla, me gusta tanto, tanto, que a veces me da miedo lo que siento porque son sentimientos desconocidos para mi. Ya le dije que me gusta pero ahora no se que paso dar. No quiero dar un paso en falso y fastidiarla de nuevo sobretodo ahora que hemos arreglado las cosas después de varios días. Espero que las cosas surjan solas, y que sean favorables. Tuve que despertarla por más que me resistía porque empezaba a hacerse tarde y mi madre nos estaría esperando para hacer los deberes.

Cuando llegamos estuve bromeando con ella diciéndole que me iba a mi cuarto a hacerlos porque mi madre me había prohibido estar por ahí. Eso si que no era broma pero sabía perfectamente que eso era cosa de Amanda y por las circunstancias de aquel momento, que ahora ya habían cambiado. Hicimos todos los ejercicios que nos habían mandado durante toda la semana y después preparamos entre los dos algo para merendar bromeando acerca de Pedro. Me ha dicho que estoy celoso, total porque disimuladamente le eché en cara lo unida que ha estado a él estos días. En el fondo creo que tiene razón, aunque yo no lo calificaría de celos, más bien de envidia, de que el tenía lo que yo deseaba y no podía.

Durante la merienda Amanda me ha dado las gracias por haber fingido con Felicia que entre nosotros no había pasado nada malo. Me ha estado contando un poco la discusión que tuvieron y eso. Parece que mis gestos, por pequeños e insignificantes que sean o parezcan, no pasan desapercibidos para ella. Me ha alegrado mucho saber eso, creo que es buena señal.

Al terminar hemos ido a pasear a Kira por el parque. Por suerte no nos hemos encontrado a Toni como Amanda se pensaba. No es que me caiga mal ni nada parecido, todo lo contario, pero así he podido estar más tiempo a solas con ella, quitando la multitud de niños que querían coger, tocar y jugar con Kira. Lo hemos pasado bien, hemos estado bromeando mucho. Cuando volvimos a casa no sé que me pasó. Se me vino el mundo encima cuando nos íbamos a separar, tanto que hasta fui capaz de decírselo. Todos estos días teniéndola tan cerca pero a la vez tan lejos… se me ha hecho muy difícil, la eché mucho de menos y ahora que de nuevo somos amigos, que de nuevo me dirige sus palabras, sus miradas, sus sonrisas… solo deseaba que eso no acabara.

No me arrepiento de habérselo dicho porque me ha invitado a tomar un helado que por cierto estaba riquísimo. Hemos pedido uno grande para los dos, y lo hemos compartido como hacen románticamente las parejas, solo que en nuestro caso como una pareja de amigos, pero bueno, algo es algo y más teniendo en cuenta que ayer ni me dirigía la mirada.

Hemos estado hablando de que tal lo pasó ayer y esas cosas. También he estado bromeando un poco con ella diciéndole que mi parte estaba más buena para tener la escusa de darle un poco y de que ella me diese a mí. Quizás sea una tontería por no decir niñería pero me encantan esos momentos de tonteo con ella y a veces no puedo evitarlos.

Después hemos ido a la bolera para que Amanda me pudiera empezar a enseñar a jugar a los bolos. Se veía muy animada y dispuesta, creo que más que yo, pero con tal de estar con ella como si me hubiese querido enseñar a coser.

Amanda me gusta mucho, y aunque esa atracción va mucho más allá de lo físico y pasional he de confesar que no he podido evitar de vez en cuando dirigir mi mirada hacía ciertas partes del cuerpo suyo. Es tan perfecta.

En cuanto a los bolos la cosa ha sido un poco dura. Tratar de aprender a jugar no ha sido como pensaba. Es un poco más difícil de lo que parece y de lo que ella me hacía creer, eso o simplemente yo soy muy malo y no he nacido para jugar a eso. He empezado bastante mal desanimándome mucho, suerte que ella me ha dado las fuerzas y la confianza suficientes para animarme a seguir hasta el punto de hacer algún que otro pleno en medio de muchas tiradas de aquella manera.

Más tarde han llegado los chicos y las chicas sorprendiéndome con un regalo. Me han dejado pasmado. No entendía a cuento de que venía aquello pero he de confesar que el gesto que han tenido me ha llegado muy adentro. Mucho mas cuando lo he abierto y he visto que era como lo llaman las chicas “la camiseta de los perdedores”. Aún así han conseguido medio emocionarme. Puedo parecer un tonto, aunque me da igual. Después de esos días en los que por encontrarse en medio de la tormenta entre Amanda y yo no me han hecho el mínimo caso, sintiéndome la más miserable e insignificante de las basuras, ese regalo me ha subido mucho el ánimo, me ha hecho sentir que por primera vez soy parte de algo, una parte importante.¿Como no iba a emocionarme? Realmente no confiaba mucho en que las cosas se arreglasen así que vivir la noche de hoy para mí ha sido muy especial. Son todos fantásticos y se lo afortunado que soy de tenerles, solo espero no volver a perderles.

La cena ha estado muy tranquila, como han abierto otra bolera en la ciudad no había mucha gente. Lo más destacable ha sido saber que Lucas entiende de ordenadores, que por cierto tiene que pasar a mirarme la impresora este finde porque desde que vine a vivir aquí que no furula muy bien, y también le pedí a Clara una copia de la foto que le regaló a Amanda que para mi sorpresa ya me la había mandado por mail sin ni siquiera pedírsela. No se como lo habrá adivinado, ella dice que intuición femenina pero no se yo, la verdad que esa intuición suya hasta me asusta un poco porque a Amanda la conoce muy bien, más incluso de lo que la misma Amanda pueda llegar a imaginarse, aunque son muchos años de amistad, y si está empezando a conocerme a mi igual… no se yo si me gusta mucho la idea de que sepa lo que pienso y siento antes de que yo mismo lo piense y lo sienta, es algo un poco extraño.

Cuando acabamos de cenar empezamos la partida de bolos, chicos contra chicas, con la ingeniosa apuesta de Lucas de que el que perdiese pagaba las copas de mañana. ¿Y quien perdió? Yo he hecho todo lo que pude pero de donde no hay no se puede sacar. Tampoco me siento muy mal porque no considero que hayamos perdido por mi culpa, no solo Amanda es invencible sino que los chicos tampoco se han lucido mucho. De todas formas lo hemos pasado genial, rebien, estupendo… hacía mucho que no me divertía tanto.

Después han querido estrenar una máquina de karaoke que han puesto. Primero cantaron las chicas. No pude quitar la mirada de Amanda. Tiene una voz tan preciosa y le pone tantas ganas cuanto canta… Después cantaron Clara y Lucas y cuando terminaron, como no, la cosa me tuvo que salpicar a mí, con la vergüenza que me dan esas cosas pero Lucas me recriminó que pertenezco al grupo de los guais y acabó picándome. Canté con Toni, solo me hubiese faltado cantar solo. Encima, por si fuese poco, la canción la eligió él, una romántica pero de esas antiguas, de los Panchos o vete a saber de que cantante de esos de la época de María Castaña. Pero no estaba elegida a voleo no, la letra expresaba el amor por una mujer y la cobardía que tenía para decirle lo que sentía, cosa que la hacia tan inalcanzable como una estrella. Me suena mucho. Justo hoy intenté varias veces decirle a Amanda lo que siento por ella pero no fui capaz. Bueno en uno de los intentos, en la heladería, cuando ella me llamo tonto, caprichoso y exagerado si le dije que la quería pero sonó a broma aunque en esas palabras había mucha sinceridad. No se como se habrá enterado de lo que siento, no se si se me nota mucho o es que las chicas le han dicho algo.

Por si esa canción no hubiese sido suficiente “marrón” después fue Clara quien insistió en que cantara una con Amanda eligiendo ella también la canción. Esta vez fue otra balada, más directa si cabía, una tierna y romántica canción imposible de cantar sin emocionarse. De la manera más insospechable posible le estaba cantando a Amanda lo que realmente siento por ella, le estaba expresando lo mucho que significa para mi y lo mucho que la quiero. Cada vez que le cantaba “te quiero” me vibraba el corazón, una extraña sensación me invadía. A veces sentía que se me iba a parar. Sin embargo no sabría decir que me tocaba más el corazón, si cantarle esas verdades o oírlas de su preciosa y tierna voz, cantadas con mucha ternura y mirándome con los ojos brillantes. Me pregunto que habrá sentido ella al cantar conmigo esa canción con tanta fuerza y sentimiento. Parecía que estaba igual que yo pero ¿será porque siente lo mismo o porque esa canción es muy romántica como para cantarla sin hacerte sentir nada? Lo único que sé es que ha sido un momento muy bonito que no creo que sea capaz de olvidar nunca. Sin duda Clara ha elegido una buena canción, quizás yo también la hubiese elegido de haberla conocido pero hubiese sido algo un poco masoquista, ha sido muy bonito pero fue como un sueño precioso del que después te despiertas y te das cuenta de que no era mas que eso, que un precioso sueño que jamás se hará realidad. Lo que sentí fue mágico pero la realidad es muy distinta y es como quedarte con la miel en los labios, y eso es muy duro de llevar encima.

La noche acabó, y paseando de nuevo y charlando un poco de todo llegamos a casa. Estuvimos comentando lo buena que ha sido la noche. Amanda y yo nos reímos mucho cuando estamos juntos y eso me hace muy feliz, me encanta verla así, hace que me sienta muy vivo.

Durante la despedida ha surgido el último de mis fracasados intentos por decirle a Amanda algo de lo que siento. Cuando lo intenté después del paseo en el parque le acabé diciendo que la había echado tanto de menos que me costaba separarme de ella. Es verdad, pero no es lo que mi corazón quería decirle. Esta vez solo fui capaz de decirle que me alegraba mucho de que hubiésemos arreglado las cosas y ser amigos de nuevo. Quizás por el chat o por carta sería mucho más fácil pero me parece tan cutre… debo armarme de valor y ser capaz de confesarle mis sentimientos y preguntarle cuales son los suyos hacía mí, pero ¿y si la fastidio? ¿Y si lo único que consigo es alejarla de mi? El no ser capaz de demostrarle lo que siento, después de la canción de está noche, me ahoga por dentro.

Lo primero que hice al entrar a casa fue subir a mi cuarto para ver el mail de Clara. Ni siquiera me quité la ropa. Efectivamente estaba ahí, en mi correo, con un archivo adjunto. Al fin tengo la foto que he estado admirando un buen rato hasta que me ha entrado sueño. Está tan chula… A ver si viene pronto Lucas a mirarme la impresora y la puedo imprimir para llevarla encima y verla siempre que ella no esté conmigo y la eche de menos. Por lo demás ha sido una noche guay, a ver este fin de semana que me tiene el destino preparado.

CONTINUARÁ...MUY PRONTO.

3 jul 2009

Muy buena historia sandru sigue pronto

4 jul 2009

Muy buena historia sandru sigue pronto

Muchas gracias por el comentario, no se si me habias comentado alguna vez o no pero me ha hecho mucha ilusion. Me encanta que os guste y que disfruteis con ella. Espero seguir así. Muy pronto tendreis más. Besitos.

17 jul 2009

Mi mañana del sábado ha empezado con la misma rutina de todos los fines de semana. Hoy mi padre se ha puesto hacer los entrenamientos conmigo, ha insistido en que le diera a él en vez de al saco para comprobar la fuerza que tengo. Sin embargo el día iba a ser mucho menos rutinario de lo que me podría haber imaginado.

Todo empezó cuando Amanda entró a la zona de la piscina para saludarme tras oír nuestras voces. Es tan atenta… ¿o es que tenía muchas ganas de verme? Estuve bromeando con la ropa que llevaba porque no era el tipo al que estoy acostumbrado a verla. Le dije que parecía que iba a pescar y me salió la broma mal porque sin saberlo acerté. Entonces llegaron los chicos y me invitaron a ir con ellos.

Nunca había pescado pero aún así tenía muchas ganas, me apetecía realmente acompañarlos y sobretodo pasar el día con Amanda, eso era lo que sin duda más me animaba. Le pedí permiso a mi padre, sin la seguridad de que me dijese que sí ya que es muy estricto con los entrenamientos pero Amanda se lo pidió y no pudo negarse. ¿Qué tendrán esos preciosos ojos grises que es imposible negarle nada?

Me cambié de ropa, nos subimos a la parte trasera del coche y cogimos rumbo al bosque, a un pequeño lago que hay ahí.

Cuando llegamos preparamos las cosas y empezamos a pescar, después de que me explicaran un poco como va la cosa. Pensaba que sería un poco más divertido pero me equivoqué, y eso que no cuento la de paciencia que hay que tener. Quizás si hubiese pescado algo más que una bota y un pescado de dudoso sabor hubiese disfrutado más la experiencia. Además hacía bastante calor. Fui a refrescarme un poco cuando se me acercó Lucas.

Lucas: ¿Estás bien Arturo?

Arturo: Sí, solo que con tanta calor tenía mucha sed.

Lucas: ¿Te pasa algo?

Arturo: Te lo acabo de decir, que estaba sediento.

Lucas: Me refiero conmigo. Te noto algo raro y distante ¿te he hecho algo? –preguntó preocupado-

Arturo: Si me has hecho algo deberías saberlo, no tiene mucho sentido que me lo preguntes.

Lucas: Si te lo pregunto es porque no lo sé y no quiero que haya malos rollos entre nosotros. ¿Tiene algo que ver con anoche?

Arturo: Puede.

Lucas: Si es por las copas no te preocupes, ya las pagaré yo.

Arturo: No me importa el dinero Lucas, pagaré encantado las copas de las chicas.

Lucas: Entonces fueron mis comentarios, seguro. Lo siento, solo estaba bromeando, no quería ofenderte.

Arturo: Lucas, frío, frío.

Lucas: Ah claro, la canción que elegí no te gustó.

Arturo: No exactamente, lo que no me gustó fue el comentario que hiciste. Solo te faltó poner una pancarta.

Lucas: ¿Y que se supone que pondría? –preguntó sin entender su comentario-

Arturo: Pues que me gusta Amanda.

Lucas: ¿¿Que te…??

Arturo: Shhhhhh –le cortó- te importaría no gritar tanto, no quiero que se enteré.

Lucas: ¿Qué te gusta Amanda? –preguntó muy sorprendido con voz muy baja-

Arturo: ¿Es que no lo sabías?

Lucas: ¿¿Pero como iba a saberlo sino me has dicho nada?? Que fuerte, no me lo puedo creer, que calladito te lo tenías.

Arturo: ¿Entonces? ¿A que vino el comentario?

Lucas: El comentario no iba por ti.

Arturo: Si claro, a ver a por quien iba entonces… oh dios ¿por Toni? –preguntó boquiabierto y alucinado-

Lucas: De hecho ayer por la noche tuve la misma conversación con él, que gracioso ¿no?

Arturo: Venga, sin son hermanísimos.

Lucas: Mejor no digas eso delante de él, ya tiene bastante con oírlo de boca de Amanda.

Arturo: Pero hasta donde yo tenía entendido era así.

Lucas: Los sentimientos de ella sí pero los de Toni…

Arturo: ¿Pero desde cuando?

Lucas: De toda la vida, pero no digas nada, a mi nunca me lo ha confesado pero se le nota mucho, de hecho ahora que me fijo… tienes la misma mirada de tonto enamorado que él.

Arturo: Bueno, enamorado enamorado… estoy confundido, no sé que es lo que siento exactamente.

Lucas: ¿Y ella lo sabe?

Arturo: Solo que me gusta, ayer intenté varias veces decírselo pero no soy capaz.

Lucas: Deberías decírselo.

Arturo: ¿Te crees que no lo sé? Ojalá pudiese, duele amar a alguien y no ser correspondido pero es más doloroso amar a alguien y nunca encontrar el valor para decirle a esa persona lo que sientes. No sabes cuanta razón tenía tú canción de ayer, pero es que ni siquiera sé si siente lo mismo.

Lucas: No te preocupes, cuando llegue el momento lo sabrás, ya lo verás. Joder que fuerte.

Arturo: No digas nada Lucas por favor.

Lucas: Tranquilo soy una tumba, la verdad es que ahora entiendo muchas cosas.

Arturo: Si yo también, y saber que Toni está enamorado de Amanda no me pone las cosas muy fáciles.

Lucas: Toni ya lo tiene más que asumido, si te gusta ve a por ella, no pienses tanto en Toni, lo entenderá y más si es lo que ella quiere. Y ahora que lo pienso… ¿yo no soy el único que lo sabe verdad?

Arturo: ¿Qué quieres decir?

Lucas: Que mi canción fue una indirecta total pero la de Clara… esa si que fue bien directa.

Arturo: Por mi parte solo sabe que me gusta pero no tiene idea de cuanto.

Lucas: Bueno me alegro que por lo menos fuese eso y no algo más, pensé que había metido la mata de nuevo, si llego a saber algo de esto ni se me hubiese pasado por la cabeza lo de la canción, a parte que lo dije por Toni, a ti te metí en el mismo saco por disimular. Nunca te haría eso tío.

Arturo: No te preocupes Lucas, si en el fondo, muy muy en el fondo, fue hasta divertido.

Lucas: Si necesitas algo, cualquier cosa, cuenta conmigo ¿vale? somos amigos.

Arturo: Muchas gracias Lucas. ¿Un abrazo?

Lucas: Pero sin mariconadas eh –bromeó-

Arturo: Sin mariconadas –respondió riéndose-

Editado 17 jul 2009 por sandru25

17 jul 2009

De la manera más estúpida le he confesado a Lucas mis sentimientos por Amanda. No se si me alegro o no, almenos ahora el peso no es tan grande pero eso deja de convertirme en dueño de mi secreto para convertirme en esclavo de mis palabras. Lucas aunque está medio zumbado se ve buen chico, no creo que haga nada que me perjudique, así que en el fondo no creo que haya sido muy malo que se lo haya dicho. Espero no equivocarme y arrepentirme. Después de nuestra conversación ya no quise pescar más, me quedé haciéndole compañía a Amanda, no mucho tiempo, ya que no tardamos mucho en sentarnos a comer.

Cuando acabamos nos relajamos un poco. Toni se puso a dibujar y su padre a hacer la siesta. Lucas me propuso pegar unos pelotazos para meter goles y con el tiempo que hacía que no jugaba al fútbol, con lo que me gusta a mi, no pude negarme. Después Amanda, que no hacía nada, propuso darse un baño para apaciguar el calor. La idea no era mala de todo, de no ser que no llevábamos bañador. Ha propuesto bañarnos en ropa interior así, como si nada, como si fuese lo más normal del mundo. Bueno, quizás no sea para tanto pero la vergüenza que me daba era inmensa. Ponerme en calzoncillos delante de la chica que me gusta y sentirme ridículo no entraba en mis planes, y mucho menos teniendo en cuenta que tenía dos chicos más en las mismas condiciones con quien podía ser inevitable sacar comparaciones. No me esperaba que Amanda fuese tan lanzada, porque ella también se bañó en ropa interior aunque, sinceramente, no miré lo más mínimo.

Arturo: No puedo creerme que me hayas convencido para esto Lucas.

Lucas: Venga tonto, sino es para tanto, algún día nos reiremos de esto, tú el primero.

Arturo: Permíteme que lo duda.

Aún ahora no se como me pude dejar convencer para ello. Al final si fue divertido y valió un poquitín la pena pero pasé un apuro muy grande. Supongo que más me vale acostumbrarme a esas locuras entre amigos porque me da a mi que va a haber bastantes.

Estuvimos un buen rato bañándonos en ese lago cuya agua al principio estaba bastante fría pero después daba gusto estar ahí metido. Estuvimos jugando y bromeando los cuatro mientras Diego, el padre de Toni, seguía relajado en su esterilla.

Cuando ya casi ni me acordaba que me estaba bañando en calzoncillos recibimos una inesperada visita. Las chicas habían venido en nuestra busca para merendar. Cualquiera salía ya de ahí. Menos mal que después de mucho bromear nos dieron un poco de tiempo para salir sin estar ellas delante, mientras iban al coche a buscar la merienda.

Formamos un improvisado picnic que estuvo muy bien, tranquilo y relajado. El tiempo era bastante bueno y se respiraba un agradable aire fresco y limpio. Sin embargo esa merienda tuvo un pequeño aire triste a causa de la preocupación de Amanda por el futuro medio cercano, por llamarlo de alguna manera. Supongo que en el fondo es bastante normal, llevan muchos años juntos con muchas aventuras y anécdotas a la espalda y pensar que dentro de poco se tendrán que separar aunque sea un poco no debe ser muy fácil de asimilar. A mi también me ha hecho pensar en que dentro de un año Amanda y yo también nos vamos a tener que distanciar algo y la idea no me gusta nada, así que la entiendo perfectamente.

No obstante no podemos dejar pasar el presente por preocuparnos del futuro así que tenemos que vivir el día a día y aprovechar al máximo el tiempo. A la vuelta a casa Amanda me ha sorprendido con querer que le enseñase a hacer mi entrenamiento. Obviamente he aceptado encantado, cuando he logrado asimilarlo claro. Todo lo que sea pasar mas tiempo con ella a mi me parece más que perfecto.

Hemos estado dando unos golpes y bromeando un poco. Amanda me ha estado dando a mí porque el saco es demasiado duro para ella. Después insistió en que le diera yo a ella, cosa a la que me negué rotundamente.

Sin embargo parece que no aceptó el no por respuesta y trató de picarme llamándome nenaza, provocando así que la terminara pegando un buen ataque de cosquillas que ha sido muy divertido. Ataque que se cortó por la presencia inesperada de Clara en el balcón de su casa. Amanda se fue a arreglarse junto a Clara para la noche. Yo también me subí a ducharme y a arreglarme y me salí a fuera a esperarlas en el columpio.

Estaba distraído tratando de averiguar y asimilar todos los nuevos sentimientos que llevo dentro cuando salieron las dos. Tengo muchas dudas pero creo que cuando vi a Amanda los sentimientos me quedaron bastante claros. Sentí un enorme cosquilleo en el estomago y unas ganas de abrazarla tremendas. Yo diría que eso es algo más que amistad pero como decírselo. Todo esto es tan nuevo para mí… quisiera estar dentro de ella para saber que siente por mí, para saber si por su cabecita y por su corazón viven los mismos maravillosos sentimientos que viven en el mío. Yo diría que cuando está conmigo se la ve muy a gusto y me trata muy bien, además según Clara se ha puesto está noche tan guapa porque quería impresionar a alguien y no creo que sea demasiado creído si pienso que esa persona soy yo pero, ¿qué esté a gusto y me trate tan bien quiere decir realmente algo? .

Pronto llegaron los chicos y nos sentamos a esperar a Yolanda. Las chicas estaban de pie y Lucas le dijo a Clara que se sentara encima de él. Entonces Amanda le preguntó a Toni si podía sentarse ella encima suyo. No se porque no me lo preguntó a mi, me hubiese gustado mucho la verdad, pero de todas formas Lucas intervino alegando que yo estaba más fuerte para que se sentara encima de mi, cosa que hizo. Me gusto mucho tenerla tan cerca, fue muy bonito, y ese improvisado gesto de Lucas fue muy detallista. Al final creo que hasta hice bien de contarle mis sentimientos, si sigue teniendo gestos de esos puede acercarme mucho a ella.

Estábamos tan a gusto que ni nos dimos cuenta de que llegó Yolanda. Aunque bueno más bien sino nos dimos cuenta fue por el coche con el que venía, la esperada sorpresa. Todos nos quedamos pasmados, tanto que hasta ella tuvo que animarnos a verlo bien porque no reaccionábamos.

Amanda creo que fue la que más alucinó, quizás se había hecho alguna idea acerca de que podía ser la sorpresa y claramente estaba muy lejos de lo que terminó siendo realmente. Yo como apenas la conozco no podía ni hacerme una mínima idea y si los demás alucinaron yo flipé en toda la gama de colores. Yolanda cambió de coche para que pudiésemos caber todos porque como ahora estoy yo pues en el otro no cabemos ya que con ellos cinco ya iban muy justos. Sin duda ha sido un gran detalle por su parte, un gesto muy entrañable que una vez más hace que me sienta uno más de ellos y eso, no hace falta ni decirlo, me hace muy muy feliz.

Nos fuimos estrenando el nuevo coche a cenar a una pizzería, elección de la cumpleañera. Me pedí mi favorita, la marinera y pasamos un buen rato mientras me contaban anécdotas de sus anteriores cumpleaños.

Seguidamente nos fuimos a la discoteca donde nos sentamos en la barra.

Lucas propuso un brindis por Amanda.

Y después le pidió que dijese unas palabras. Amanda dio un pequeño discurso muy bonito y emotivo que terminó en un abrazo entre todos. Con palabras tan bonitas como las que ha dicho uno realmente se emociona porque se da cuenta de que la amistad verdadera existe y no es un mito como yo mismo creía hasta hace bien poco.

Hoy tampoco iba a librarme de bailar aunque eso ya lo empezaba a tener asumido antes de salir de casa. Lo que no me imaginé es la disimulada táctica con la que Amanda iba a “forzarme” a ello. Se puso a mirar para todos lados buscando a alguien con quien pelearse para que yo la sacara a bailar, lo que pasó de verdad la semana pasada vaya. Espero que por lo menos fuese mentira, no creo que hubiese sido capaz de pelearse con alguien para conseguir eso.

Yolanda me recordó el favor que le debo por haberme prestado a Braulio, pretendiendo cobrarlo bailando con su amiga. Haber pagado ese favor de esa manera no me parecía ni caballeroso ni apropiado ya que hubiese parecido que para mi era un sacrificio o algo parecido y realmente aunque me dé un poco de corte realmente lo disfruto mucho, tanto que pagaría por ello pero no de esa manera, así que fui yo quien por voluntad propia sacó a bailar a Amanda.

Y lo hice al más puro estilo tradicional pero con un aire medio cómico, cogiéndola de la mano y todo.

El baile no estuvo mal, eso lo digo porque cuando bailo yo no me veo así que no se hasta que punto hago el ridículo y no puedo valorar más que lo que me divierto yo y lo que creo que se divierte ella. Hoy no solo me tocó bailar con Amanda, también lo hice con Clara y Yolanda y porque no hay más chicas en el grupo que sino también hubiese bailado con ellas seguro. Todo por la gracia de Lucas de realizar cambio de pareja aunque bueno hoy era la celebración del cumple de Amanda y es normal que el resto de los chicos también quisiesen bailar con ella.

Al igual que la semana pasada, el final de la canción dio paso a una balada. Eso empieza a convertirse en una costumbre. Si bien estaba mentalizado para tener que bailar esta noche tengo que decir que ni se me había pasado por la cabeza que de nuevo fuera a bailar una canción lenta. Al principio bromee un poco con Amanda con lo de las clases de baile de salón que ella si que hizo y yo no pero sus tácticas para convencerme son muy efectivas y la broma me duró poco ya que fui incapaz de negarme mucho más tiempo. Una vez más ese baile fue muy especial, me transportó al cielo. Bailar tan cerca y pegado de Amanda, tan agarrados, pudiendo sentir hasta los latidos de su corazón, es una de las mejores sensaciones que he vivido y que durante su transcurso deseo que no acabe.

Pero siempre termina acabando y de nuevo volvimos a la barra donde estaban nuestros amigos. Bromee con Clara acerca de la canción ya que la semana pasada fue ella quien la mandó poner pero para sorpresa de Amanda y mía no había sido ella ésta vez sino Lucas, quien una vez más me había hecho un favor.

La noche llegó a su fin. Odio esos momentos, aunque siempre acabamos riendo y dándonos dos besos, cosa que me encanta, cada vez me cuesta más separarme de ella aunque no tarde mucho en volver a encontrármela en mis sueños. Me sorprendió con que mañana quiere acompañarme a correr con mi padre. Me pilló totalmente desprevenido pero me gustó mucho que quiera venir y yo obviamente estoy encantado. Como ayer fui yo quien tomó la iniciativa de darle los dos besos esperaba que ella hiciese lo mismo y como veía que llegaba la hora de separarse y ese momento no llegaba ni corto ni perezoso, aunque medio bromeando para que no se notase mucho, se los pedí yo.

Ese gesto en el fondo le gustó porque me sonrió y me los dio más tiernamente que ningún otro día. El día de hoy ha estado muy bien, ha sido muy bonito y he estado muy unido a Amanda. Estoy muy contento y feliz aunque todo está siendo bastante perfecto, mucho más de lo que estoy acostumbrado, y eso es magnífico pero a la vez me da un poco miedo, solo espero y deseo que no pase nada que termine jodiendo la cosa porque ésta es sin duda la mejor etapa de mi vida.

CONTINUARÁ... MUY PRONTO

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